La Prensa (San Antonio, Tex.), Vol. 5, No. 1045, Ed. 1 Tuesday, September 25, 1917 Page: 3 of 8
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Política agraria y política financiero
La n>Ua informativa ;!el día. üevé ayer ai públ re une malí nueve. más:
e! prrs is-sl'» Carranza prepara corrro uno de sus ;>u'"
'S'var ::1 pr - de ¡a bancarrota que .-o avecina- un pr'!''«*ctc de uy tendente
grave.r ;lr modo extraordinario ¡ai cea; rio ts !ia !; •■■ho jamas ¡2 propif
líai1. pre^.ol lU México. la uran !>ro¿i.-dad qto- ha constituido «no de >os
«.«íiivcs e vencíales Ue nuestra ya !ar"a época revciucionaria.
Es por Id mkr.to a-unto Jt capita! Importancia.
Hay ¿.ue hacer ron-la.- en primer termine. que »¡ este proyecto :i- ley
<.ue debiera ser a! presente- ley debidamente pr^mu'icada se hu:iicv.- pre
sentado oríes v ra:i de! iriunio revolucionario no ien^ria en túda- las
breas sino palabras de aprobación y de eiogio.
Con eila il gobierno habría cumplida ¡as promesas de la reinitrión.
!a- qi'e ír-;aii|.« en mí bandera nara llevar hombres a s»i« filis y cinqu-s
:ar para s: la opinión uública del pais. Klla tendería a resol.tr nu--vtrc
r.rrblemo cgrsrio. q'_. na sido en t! :u. - han ."enerado nuestras ir ha>
intestinas y cuya resolución iaa.diat;) !¿.i rvüo Je urente-a %l.:rada
t* das ¡as re* oíucionss
l'erqi;- un e'i.bierno que p-eit-i¡da asentar bu>c bases firrr.es la ¡vos.
ijeridati y l:t paz de México debe. res "viend-í uno di los principales pro
blemas que «•! país tiene pr.r delante ucahar ccn .! latifundio avahar
c<;r. esa ení dad óe absorción y tie tsciuvi n.o -e >iam.» "el jrrsn ler.-;*
teniente." i';:v.:rccer par tede.- le- ¡v.o.ü.ts j:cf:ó!cs. e! fraccionarti: nt-.; de bis
¡Í£r;as. que boy aun citvpuc- de tanU.s años de lucha- constituyen mono
pc'ir de unos curatos ante !. gran miseria ambiente.
Las grandes propiedades rústicas se hirieron er. México par (list irtías
cau>as que seria iarao enumerar.
Las donaciones de la culon a pa-adas de mano r. mano til ana í.irea
sucesión hereditaria.
Los favores de las revoluciones triunfantes que hasta el setenta > se*s
pagaron sus servidores dándoles la extensión de tierra que ellos qui-i:
i.-n señalar como suya er. las distinta- regiones de! pais.
Los denuncios de tierras baldías- hechos a! amparo de ¡as autoridades
y acordados por ellas que pusierun ¡a prop edad nacional en manos <!<•
amibos y de favoritos.
Las. confiscaciones de las época- revolucionarios que r:ás que en .?!
bien pcpu.'ar. se tradujeron en el aprovechamiento persona! de unos cuan
to;.
!-.! r.oüer omnímodo de los guherne'lores di lo« Kstados. que dispusie
ren a mi antojo del territorio de >as entidades.
Kiio fué out cun el correr del tiempo. Ies propietarios fueron unes
cuantos tn la g-an muchedurr.Dre nacional.
Los d emás. lo* que trabajaban y vivían de 1a tierra se vieren ante !a
imposibilidad de ser propietarios -i ello no era a cesta de grandes sacrifi
cías pues que los grar.dts propietarios tedian para !a deiensa de -t:s lati
fundios la complicidad de! gobierno.
t'or eso las revoluciones han ido siempre contra e: latifundio m romo
ur fin sino como un medio pues cuando han necesitado de ¡a coe-pf-ac-n::
del capital lian defendido a los latifundistas a quienes juraran muer'e in
mediata durante el periodo revolucionario.
f'ero de todos ni:d»bienvenido ¡ mcT-n»a en que gobiertr-- de
Mé\:rc. des.ués de un cs'udio deteniJo de! asunto y aprovechane.» una
ia propicia traben de resolver arduo problema de! cuai i ¡ gtíbierr.:!
< ar:an i ta ha v. r-ido a acorda; se ante !as urgencias ti»- «u situaeióti ec«;.
nómica .. para m: propia salvación.
LI totr.ien-o que h: eleg'da ei gckitrno de Carratra n<. ¡»uede se.- más
int-pcí¿uno. II :v e! ;H-li*rro de <;i-" Ja ley sea excesiva v i;.-ecipi!ada y que
I..-..: . f. t:. . ví. I t .-■•tre. l':v t ni! pi:- intiui^:- ¡Irl ;t 1::- r.i -ar.i
favorecer a mjs amigus y d-e que es mismo ;tu;-h|j que debiera r - i! !i b; ne
ficic- an cüa rec!va perjTiieins pues ante ta! a:; -na/..:. ¡a> jjív. ;.s ab:.res
agricoia-que >e están llevando :: cabe ee .¡ble t|Ue se suspendan indefi
nidamente.
itieiaá!-• : |»rCi"id.!n¡cn.<:- científicos y legales oara £u- cas is. it<i
•■'.n u. r.pÍT.irse denti¿> I emhi-nte ce anormalidad de >te-..- > donde
número d; prirpie' -ríos no cultivan sí:s tierra- porque la uwmucíúu les
he. quitado l:s ele..kni s ¡ir.ra ello •> t-.n¡ut- Semen q'n* otra revolución o
el gobierne nü. tr-j se a¡.odtre de -in cosechas.
Asi pues antes de dietnr un;- ley que en les actuales momento- n«> st
ria sino el dislra/ lega! de i na confisvrvióa siempre i!e*eal ••! gobierno de
be pesar y medir los resaltados óe una acción que podría serle por todo
t xtremo perjudicial y hacer aún mayor el desequilibrio económico de la
República
CURIOSIDADES.
Higiene eel fumador.
Para aminorar los malo* efectos*
qae indudablemente produce este ha
bito. se recomienda la observancia
de lo? consejos silentes:
lo.—Fúmese siempre tabacos de
lo? llamados suaves o sea de los que
contienen menor proporción de ni
cotina.
•Jo. Empleese la boquilla v no
siendo asi. riñese el cigarro cuando
mediano lo que evita los pertii
ciosos ?ffetos del íaba: i humedecido
y del humo m.iy caliente.
■'5o.—No se fume en ayunas ni ai
i ..ce ?»3ric
4o.—No se fume mientras se hacen
ojercicios violentos tales eomn rema»
; tror.tcr a caballo o en bicicleta etc.
5o.—No se deben mascar las pun
tas <;e los cigarros por lo mucho que
leso irrita ia lengrua y los labios.
6o.—Deber procurar ia mayor mo
-.i»rr.ei >n aquellos que padecen <k* <!¡s
1 • psl:- o de en fe medades do los pui
! mono?. bronquios y corar/m.
7o. Nj conviene aspirar ;•! humo
j r>i expulsarlo por la nariz.
Se»—Todo fumador deberá n<> o
i mit'r un lavado de boca diario.
ARDUOS PROBLEMAS!...
¡ j Vcsotrc* caros lectores
¡ v seguros "reaccionar.os"
i oue veis con ner.a o ccr. rabia
lo nue ocurre allende el Bravo;
! j vosotros que por "rejegos
no estáis democratizados
: porque c? encontráis muy lejos
(ir las barbas d«?I anciano
que 's- :o 'o 'ügn'fica
ccn su ol¡cmo !ib»=rrar;c;
vosotros di^o de nuevo
os pensáis que los Senados
de las modernas iia<-iones
de los puebles "soberanos"
'• se ocupaban en asuntos
de patente interés patrio.
. de dictar leyes sensatas.
de hacer códigos honrados
para ba«ar el mañana
feli?. de sus ciudadanos
• Si? Pues estabais en babia
' mis lectores cotidianos.
pi.i'-s tales cosas son chismes
que a mejor vida pagaron
va que en los actuales tiempos
•Senador y Diputado
son sinónimos y qu'eren
decir en ier«rua¡e claro.
que ios sujeto i -;ue !*.•'"ra:i
a obtener t:*le.: encargos
pe* hifcer salido electos
•>ov .. el primer mandatario
deben de su Ejecutivo
respetar todos ios actos
sin hacer una pregunta.
-in poner nir.irún reparo.
•' sin hacer indicaciones
; y sin levantar e! fía lio.
Y por s: pensáis vosotros
' que de la verdad me saljro.
que todos lo? Senadores
• del señor de- Cuatro Charcos
cumplen •'.! pié de la letra
' sus delicados encargos
' leed esta cabecita
i de articulo que un diario
¡ one perpetra Pelanchini
cerca de don Venustiano.
i (¡i. e ccn mucha elocuencia
: y en :in idioma bien ciaro.
■ lo que hacen los soñaciones.
! 'o cue hacen los diputados
! que han transformado en Río Frió
la ciudad de ¡os palacios:
I "La incautación de las fábricas
•-e discute en e! Se nado."
'
Ve-dad que 1a cabecita
se exprosa bastante claro?
í.ov (iiziiue representates
del trran pueblo ".soberano".
cori todo empeño discuten
!a i.:i'j.;r forma en que el amo
íiu;" h< \ pesa sobre la testa
tie t' iKis I:»* mexicanos.
i !c >ii¡' otan allá se entiende
que no-otr«".s ... n>» fumamos)
e a¡ • •dt"v> -impunemente
>!e ricas fincas de v-ampo
de ;• .'iucíivas empresas
di- haciendas v de sembrado."
pornu»*. s«*vúii ellos dicen.*
qué chiste fuera ser amo
s¡ no nudiera "incautarse"
cuanto se li» pone a mano?
Con que. ya sabéis queridos
lectores y "reaccionarios"
• en estos tiempos que corren
para qué son los Senados
CHANTECLER
MENTIS.
Dice el señor subsecretario de Ha
i cienda den Rafael Nieto—;av "lie
risa!—que es inexacta la noticia pu
blicada por un periódico de la ciudad
: de México de que los banqueros ame
ricanos les dieron con las puerta."- de
las caías de fierre en las narices a
i^s aeentes de Don Venustiano qu?
. vi^err.n r. pedirles plata.
Y agrega. cor. una espantosa
craneia en el decir: "Parece ser «jue
Ja* gestiones del empréstito sifruen
buen curso."
Efectivamente las gestiones "?i
! guen continuando" riero no llwn
nunca a ninguna parte. Don Alfredo
Caturegli no cesa de nedir. con tono
lastimero los milloncejos nue le hr>
. r-.-rt falta a Do-i Venus para rem»*is«bu*
sus descreído:;. te-" c< mo esos diablos
-J< banqueros un la Visa en
11r "le corazón v. sobre todo coto
>10 i;ay modo de liarles un susto como
•« I03 do .México era una media do
iir.r. ile rifle: apuntados a la ca-a.
r" due "flojen 'a rdat". rior. AJ
fre'o ao tiene más remedio míe se-;
iruir gestionando es decir pidiendo.
Así es uue tomándola por '¡se lado
es cierto f¡ue no es un fracaso el em
préstito todavía pero lo que también
i. tan cierto como tiue hay IMo- es
<ii'e los banqueros no fracasan aún
'■n su firme propósito de no prestarle i
ni un centavo al señor de las incauta
1 eiones v de los despojos legales.
SOLUCION.
I.os carrancistas. que a falta de
;a:eato cuentan con un desplante di
vino para resolver las cuestiones más
intrincadas han decidido en vista de
la escasez de plata que hay en el país ¡
— ya toda la mandaron al extranjero.
—nue las. monedas tengan una Ley
más baja que la que actualmente
tienen y al efecto van a recojer la
noca fierrada existente en México a
fin de reacuñaría agregándole un
o .-he fit a por ciento de una amalgama
metálica compuesta de latas de sar
dinas vacías de clavos de zapatos
•.icios y de rieles inutilizados en las
voladuras <!•• trenes. .
Y de esa manera—según opinan j
- lumbreras hacendarías dpi carran- ]
cisme—el problema económico queda- ¡
• rc-uclto. ri'ios de die'í peso' rene- |
cionnrios podrán hacerse como ciento ■
tr.;rt.. y cuatro pesos y centavos ca- !
rrancistas. y hasta para '"empedrar" ¡
la.; calle:-: habrá pesos en 'a tierra de
Cuauhtemoc antes de puco tiempo... ;
Y si se hace necesario—siguen di-1
ciendo lo sadmirdiles t'-t-.distas de;
canana—se "acuñará'*." mono las de j
cuero y entonces si que habrá una i
abundancia nanea vista en el México ;
redimido v feliz de Don Venustiano j
Carranza
El proyecto es colosal pues de un j
sólo golpe resuelve dos problemas: rl j
ya dicho de la escasez tie las mone- i
¡ das y el «le! rebajamiento de la ley ¡
I de las mismas tan importante de re- !
; solver en un país donde es de urgen-!
te necesidad dejar las leyes a la al- j
tura del barro
HEROICIDADES.
Dicen las malas lenguas que la
causa de quo Alvavito el retrechero
se viniera a Sonora abandonando
honores aplausos y el palacio incau
tado en que vivía en la Ciudad de
México no fué el desprendimiento
lemocrático que muchos le atribu
yen ni el deseo de dar un golpe tea
"tnl cuvos frutos le pusieran la silla
presidencial a una pulpada de su
mano huérfana ni ninguna otra za
randaja de las que le han ven-do col
! "ando sino que simple v sencillamen
| te lo que lo hizo venir a matacaba
11o a la tierra de ios indios yaquis
i;miren ustedes que co a tan prosai
I ca i fueron los viles garbanzos.
| Aseguran quienes lo han visto
oue Alvarito por buenas o por ma
las se está adueñando del garbanzo
1 !e Sonora y en su calidad de héroe
lio está pasando sin pago de dere
olios al extranjero.
' (¿.je desgracia la de México de
tener tantos héroes!
CARICATO.
codiciado metal que debería afianzar
¡el dominio de la administración ca
¡ rrancista en México por un plazo re
I lativamente largo.
El silencio sí pudo haber swo oro
en los labios de don Venustiano ( a
rranzu quien hablando sn plata aca
ba de decir con una franqueza ran
chera. que México ha perdido toda
! esperanza de conseguir numerario en
el extranjero y que debe atenerse a
sus propios recursos.
Esa franqueza ranchera del actúa
"ejecutivo" de México ha venido a
obrar los ojos «le los banqueros ame
ricanos y mexicanos de los capitalis
tas de los mineros de los ajriicu.
torés y hacendados de los industria
les. etc.. etc.. nacionales y extranje
ros'- que con la experiencia que han
adquirido tienen que ver en ¡as fra
ses "sus propios recursos todo un
programa de incautaciones de présta
mos for/.oscs y demás medidas ar
bitrarias para hacerse de eses pro
nios recursos" con el objeto de que
«ijra sosteniéndose en el gob.erno la
facción triunfante o sea e! pm-onsti
tucionalisnic con careta constitucm
nalista.
El silencie de Caturetrli- ¡u< lan
distante está de ser oro cuando me
nos paliaba su fracaso; no asi las
palabras de don V-nustiano. que sin
precisamente plata han venido a
poner en guardia u les capitalinas
i::c!or.a.'i"S v extranjeros quieres an
te la amenaza de b>s "propio.- reñir
lo;" bueil cuidide <'N l'"5"*''
„ n tf.W '¡Mt — i'ii-d 1"
o n.li'ho que le: ha dejado e' pr<
constitucionalismo que >" «=s0 '*•* '-1
incautaciones lia resultado más lar<:o
que la freces::ta que le ha servido de
pantalla para acelerarse tie lo aje
no- que hablando en plata a eso •••>ui
valen las hazañas del "preconstitiM-i
nalisnio constitucional" del nuevo go
bierno que encabeza don Venustiano.
Y asi se encuentra México en.ie
el silencio de Caturégli. que dista
mucho de ser oro y la charla de don
Venustiano que dista aún más de ser
plata porque ha puesto en guardia a
. j "Si la palabra es plata el silencio!
. es oro." reza un anticuo refrán cas-i
' tellano; nada más <iue por esta vez!
•ese .v.bio refrán no es ¡«p "cable ni si- ¡
■ lencio >lel señor Alfredo Caterugli a
' i srente financiero de don Venustiano
ICar ranza. y ouien desde hace tiempo
■' anda a caza de un empréstito en es
1 te país para aliviar !a triste condición
del nuestro que s encuentra en una
situación de lo nu'tí aflictiva por
falta de numerario. El silencio del
Sr. Caturejrli en el presente caso no
solamente no es oro- sino que no lle
í;a ni a vil cobre porque ese silen
cio es forzado y no tiende a otra co
sa que a ocultar el redondo fracaso
de sus gestiones para i-onsetruir el
los que la poseen. »
¿<Jué resultará de la mezcla cíe es
: tos dos metales sin valor: el. oro
dcublé de Caturejarli v 1a plata alema
na de don Venustiano?
No tardaremos efci haberlo pues
uno y otro metal al fundirse en oro
í sólo tienen por fuerza que producir
un todo (¡ue servia para t.";do. me
nos par;; dar pan a los hambrientos
que hasta ahora han sufrido en silen
• ció ¡as embestidas de la miseria ni
(Pasa a 6a. Pag. Col. 2a.^
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Plumas rneille. I.áinpuras de bolsillo. Tarjetas póstale* de loda.s clases. C'.c ||
FOLLETIN Num. 143.
un"odrero Aristócrata
de. porque usted mismo confiesa que
no se puede proceder den:asia<:o apre
suradamente.
Dejemos esto por el momento v vol
vamos a su hija.
—;Ah! Voto a... ;mi hija! si vol
viese... no pienso mds que er. ella
ya se lo he dicho.
Solamente con que paciese ver a
esta pobre niña...
— ¿Me promete usted perdonarla
absolutamente sin hacerla ningún re
proche?—preguntó Doltaire dispuesto
a llamar a Magdalena
—;Oh. si! se lo juro
—Ertonces. prepárese usiel a ver
la en seguida.
—¿Eh? ¿Cuándo?
¡Apuesto a que está aqui?
Y diciendo esto. Dallebois se le
vantó. presa de una emoción in:en- j
sa. y miró en tomo de la habitación I
ccr. el corazón palpitante y los ojos I
dilatados.
Y como el fabricante se leventes»!
también y se dirigiese hacia la puer ]
ta Dallebois permaneció inmóvil con i
Jos ojos relampagueantes y fijos so
bre él. para ver lo que hacía.
Sin pronunciar ni una palabra más
Doltaire salió dejando a su inferió..j-
tor estupefacto v angustioso aguar
dando alsn'in suceso jrrave e inespera
do.
Un instante después. la puerta del
! despacho se abría impulsada por fue
j ra. y Magdalena anegada en iájrri
| mas. se precipitaba en ios brazos de
' su padre ebrio de alegría.
—Perdón papá perdón—tartamu
¡ cleó la joven turbada y con una voz
tan henchida de arrepentimiento y
de pena que Dallebois vencido co
menzó a sollozar a su vez con el cora
zón desgarrado.
—;Ah.' hija mia... mi pequeña Mag
dalena—dijo con el alma conmovida
hasta el fondo.
I Después de habí .-la estrechado lar
j jramente contra su pecho v de haber
cubierto de besos su frente y sus ca
bellos. retrocedió un poco y !a contem
pló con cierta admiración.
—;Al fin!—dijo.—ya está aqui
qué felicidad... ¡qué contento estoy!
—Padre—dijo ¡a joven dejándose
¡caer de rodillas y en actitud supli
'onnte.—¿me perdona usted?
—¿Si te perdono hija mía? Si.
si. de todo mi corazón.
Vén. vén pronto a la ca?a: vén mi
roqueña Magdalena vén a llevar tu
a'errria y tu juventud.
Me consumía la tristeza de?de que
no estás allí: sin ti mi hacienda esta
I ba vacia.
I —¡- V vo tan desgraciada por hs
' berle dejando!—gimió Magdalera con
¡acento emocionado que rebosaoa lie
I arrepentimiento.
—Vamos vén. vén pronto dijo Da
! llebois tendiendo los brazos a su hija
j para levantarla.
Cuando llegaron a la hacienda. Da
; su padre éste se volvió hacia el fa
j bricante que contemplaba silenciosa
■ mente esta escena ente.»necedora y
¡cor. una tristeza secreta y profunda
j —Señor Doltaire—dijo gravemen
j te.—no puedo ahora expresar mi re
| conocimiento tal como quisiera.
Quizás tampoco supiera hacerlo
pero lo que no se puede expresar uno
se lo figura ¿verdad?
j Xo puedo decirle más que una co
J sa: entre nosotros a vida y muerte.
| ;Si tiene usted necesidad de mi. pa
ra cualquier cosa sea lo que sea. no
tiene más que nacerme un signo y
soy s.iyo! ¡Gracias cien mil veces
gracias!
En seguida estrechó rápidamente
ia mano del fabricante a quien la
emoción privaba de responder y des
apareció arrastrando a su hija como
un león que se lleva a su cachorro
Algunos minutos más tarde el pa
dre y la hija instalados en el pesado
| faetón caminaban por la carretera
i de los Fresnos al vigoroso galope
de la famosa yegua negra.
—;Arre! ¡eh! ¡eh! ;mi Cocotte! -
aullaba Dallebois gozoso.
Cuonado Herraron a la hacienda. Da |
' liebois saltó del vehículo con la li
1 gereza de un joven de veinte año:» |
j abrió !a puerta de calle y se precipi-1
; to hacia ias habitaciones interiore?-. I
como un loco y gritando desaforada- j
; mente:
—;Victorina! j abuelo aquí está j
! Magdalena!
I —; Enciendan ur.a luz y vengan a bu?
i caria!
A sus poderosos gritos la puerta
i se abrió en seguida.
! La vieja nodriza y el abuelo no se j
; habían acostado por aguardar a Da-1
j liebois agitados a su vez por pre- j
¡sentir sucesos nuevos que en su ig-1
; norancia relacionaban con la muerte !
de Rosalia la Tuerta.
Cuando comprendieron lo que que
¡ ría decir Dallebois y divisaron a Mag-1
i da'.ena de pie en e' vehículo dispues-1
! ta a saltar a tierra lanzaron al uniso-j
i no una exclamación de go:o y ten- ¡
¡dieron a la joven sus brazos.
El regreso inesperado de !a hija I
j pródiga tan querida de todos los que ¡
! la rodeaban dió lugar a un instante
j de dii-ha enternecedora.
Cuando Dallebois después de des-:
enganchar la yegua entró en la vasta
sala encontró a toda su familia a
grupada alrededor de la alta chime
nea en ía cual Victoria se había a
presurado a arrojar un grueso haz de
leña.
Y a la'luz alegre de las llamas cla
ras y chisporroteantes como cohetes
hubo un cambio de besos de palabras
tiernas v de sentimientos afectuosos.
I que reunió en una dulce comunica
! ción a todas estas almas sencillas y
I buenas.
Lleíró !a hora de acostarse y con
una especie de alegría infantil Mag
dalena herida por todas las emocio
nes del dio. se dirigía a su coouetón
j dormitorio donde la aguardaba su
lecho de otras veces.
Ai día siguiente se levantó bastan
te tarde y vió el campo cubierto de
una espesa sábana de nieve caída du
rante la noche.
El patio de la hacieda. el tejado v
los viejos árboles del huerto estaban
todos blancos.
La Naturaleza parecía haberse ves
tido de un manto de virginidad sin i
tacha destinada a cubrir las manchas ¡
cue le prodigaban diariamente las ac-j
ciones humanas.
Después de los borrascosos días
precedentes !a noche pasada bajo el
techo paterno llevó al espíritu de
j Magdalena la ta In" a y el olvido de sus
! ;\;frimientos. dejando subsistir só!o
J caslo tranquilo y puro su poderoso
i amor por Andrés.
Se levantó y descendió a ¡a sala!
i donde su padre y su abuelo platica-j
! ban desde hacía largo rato.
Delicioso pajariilo. cuyo hermoso
I plumaje llevaba la alegría y la vida j
¡ al nido paterno.
Padre—dijo ella—¿íiene usteu I
noticias de la señora Condesa?
—Sí hija mía.
—¿Y se halla bien?
—Tanto como eso....
La pobre mujer ha sufrido grandes :
disgustos en estos últimos tiempos. ¡
Ayer especialmente ocurrieron j
t osas en el castillo que yo las creo j
relacionadas con !o ocurrido aquí- j
—¿Qué ha pasato?
—¿No lo sabes?
—Lo ignoro por completo.
—Te lo voy a decir.
Xo es muy grato todo ello queri
da niña peró'es preciso que lo sepas ¡
todo verdad?
Porque pudiera áarse el caso de i
que vieras a !a señora Condesa y de j
que ésta te hablase del asunto y así
estando enterada le podrías contes
tar.
Entonces contó detalladamente a i
Magdalena estupefacta la muerto de ¡
! ¡a Tueita por cuya causa había rec:
j bk'o la ta. de anterior la visita «leí
| Procurador de la República.
Después habló de la instalación en
el castillo algunos días antes de un
joven que se llamaba M. Jorge <!e!
cual se había hablado mucho en el
país por ignorarse de dónde venía
y por qué estaba allí.
Por último explicó 'la desapari
ción súbita de ese individuo !a noche
misma del crimen y terminó diciendo
do que aunque no se lo explicaba
claramente abrigaba la convicción
de que los dos asuntos no eran en
el fondo rjiás que uno solo.
Sabedora de estos hechos y en un a
rranque expontáneo de sj corazón
que le decía que la señora de Pres
Ics necesitaba consuelos Magdalena
anunció su propósito de ir al castillo
aquella misma tarde.
Pero antes deseosa de hacer sa
ber a Andrés su vuelta al horrar pa
terno escribió ::1 herido la carta si
guiente:
Al seño- Andrés Lcdou*.
En el Hospital Lariboifcicre.
Calle Ambrosio Paré.
Pari».
Blesmes Octumbre 1892.
"Mi querido y desgraciado Andrés:
"Con la Alegría que puede supo
ner. he sabido que usted había esea-_
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Lozano, Ignacio E. La Prensa (San Antonio, Tex.), Vol. 5, No. 1045, Ed. 1 Tuesday, September 25, 1917, newspaper, September 25, 1917; (https://texashistory.unt.edu/ark:/67531/metapth1067638/m1/3/: accessed June 29, 2024), University of North Texas Libraries, The Portal to Texas History, https://texashistory.unt.edu.; .