La Prensa (San Antonio, Tex.), Vol. 5, No. 943, Ed. 1 Monday, June 4, 1917 Page: 3 of 8
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No hay dinero para México
Cuando se acusó a Caranza de ciertas actividades pro-germanas. ima
ginamos por un momento que <.•! entonces jefe del ejecutivo "de facto" se
proponía traficar con la neutralidad de México asumiendo cierta actitud
de indeci-ión ante el conflicto europeo que le permitiera requerir en un
momento dado la ayuda pecuniaria de norte-América ion probabilidades
ciertas de obtenerla. Constante era que la mayor preocupación del gobier
no americana al declararse en estado de guerra con Alemania era la in
quiétame y confusa situación en que se había colocada México. El vecino
miraba hatia el norte de soslayo y nada más peligroso que un vecino que
■e halla presto a entrar en componendas con los enemigos bloqueados de
ultramar para facilitar a éstos el ataque.
Carr¡.n.:a supo oportunamente el estado de inquietud en que se ha
llaban los funcionarios de Washington y la más probable es que haya tra
tado de explotarlo en su provecho. Puesto que por un azar geográfico Mé
xico cobraba «i«- pronto una representación inesperada en el conflicto de las
grandes nacioncs dt'bia hacer valer su excepcional posición y sacar de ella
la inayor ventaja posible- \ para ("arran/a lo más útil y lo más necesa
rio es el dinero. Y el dinero podía venir si no r. merced de las usuales ges
tiones hacendarías. si por v-ir'.ud de u::a transacción comercial de orden in
definido <n '¡Ue saliera a remate la neutralidad de México... '.(¿ué le cos
taba en último análisis a "Cncle Sant" aflojar el cordón de la escarcela
si con rilo se 'libraba del inquietante amago que venia del sur?. .. Por otra
parte a < arranza debió anteársele proponer este dilema: «» se llenan mis
arcas de uro americano o vea de conseguir que el oro alemán lo supla..'..
¿(¿ué cosa rnás sencilla?
Así ¡a situación posible hubiera sido la contratación de un empréstito
en nOrte-América para el gobierno "de facto." V en esa posibilidad creí
mos todos hasta lo> que nos hallamos convencidos de que e! dinero sólo se
presta a las personas o a los gobiernos solventes o que sin serlo pres
tan garantías de otro orden como las de una honorabilidad a toda prueba
y un respeto profunde hacia sus compromisos anteriores. Cosas ambas de
las que escaseaba tn lo absoluto ti gobierno de 1a "pre-constitución."
MapUer ia excepcional posición en que llegó a colocarse México vis-a
v ¡s de las naciones de la "Entente" y de la creencia general de que iban a
derivarse algunas ventajas en su provecho e! por Carranza codiciado em
préstito no parece por ninguna parte. El arca extranjera sigue remacha
da irremisiblemente para nusstros. No hay dinero para los insolventes.
Ni para !<_s deudores morosos como el México actual insistamos: como el
actual: no carr.t» el opulento de siete años atrás que siempre hubo lo que
quiso en !a caía fuerte de los extraños.
1.a re-.elación de este hecho se ha producido bruscamente. Al diputado
americano T.nkham le sorprendía tomo a tu'o buen economista que los
Estados i nidos estuviesen en vías de facilitar ¡a contratación de un em
pr«stito gobierno dt- Carranza. F inquirió en ías esferas oficiales lo que
hubiera de verdad en las rumores circulantes a ese propósito. "I.a grave
dad de l.i • ituación en México—dice/l'inkbam en una carta de inquisición
dirigida al secretario Lansing—es tal que me veo precisado a hablar con
abso'uta franqueza y completa sinceridad. Confío en que los rumores (dt
emprés'i!.:» enrezcan de fundamento y todo el mundo lo espera así toman
do en cuen'.a la actitud que Carranza ha adoptado hacia este gobierno asi
coreo I;: t.ae t-i presidente Wilson v ió constreñido a decir al embajador
mexicano ti día de la recepción oficial.
V agrega:
"Sin embargo el órgano oficial tlel gobierno mexicano en los Estados
l'nidos. "The Mexican Review" en su número del mes de mayo en la pá
gina nún.er.j 2. declara que el presidente tie los Estados I nitios está consi.
dorando 1.» posibilidad do i.n empréstito y. por tal motivo no puedo menos
que deplorar profundamente que nada ni las exigencias de esta tremenda
guerra en '¡ue estamos empeñados ni el largo curso de nuestras relaciones
diplomática . puedan justificar tal transacción que mancha nuestras tradi
ciones. i-:!- fatil'tar dinero a un gobierno cuyo programa repugna con lo»
principó - e instituciones del puebla americano. Creo que un gran emprés
tito del q ibierno o cualquiera otra ayuda oficial al gobierno mexicano
significaría simplemente que los Estados l'nidos aprueban el programa di
persecucUn social económica y religiosa a que ha quedado sujeto el pueblt
de la uciña república el cual jamás podría ser tolerado en este país. "
Y a tal carta que por lo demás contiene una vibrante requisitoria con
tra el "almodrote" de Ouerétaro e! secretario de Estado señor Lansing
ha conte.slado con otra que leitla entre lineas dice lo siguiente:
—"N.» hay dinero para México."
Bien está que no lo haya porque de hacerlo seguiría el despilfarro na
cional y udaría por o'.ra parte a prolongar !a agonía de un régimen qut
está siendv tachado de nocivo no sólo en México sino en el extranjero. N't
queremos por otra parle más gravámenes ¡¡ara el desventurado país nues
tro. Los i.ue >a tenemos -;;n bastantes para que nos sintamos aplastados
por el peso. Y luego hi -n estaría ese empréstito si fuera a servir a ur
gobierna definitivamente consolidado para obras de reconstrucción también
definitivas: t>ero no para fácil tar e! entronizamiento de una facción mili
tar que sólo sabe desruir. que ha involucrada todo nuestro sistema econó
mico y hacendarlo en forma ta! que para poder subsistir no se le ocurrer
otros procedimientos financieros que los de la incautación la expoliación j
demás similares que implican un atentado contra la propiedad privada.
Bieis est ': por lo mismo que el arca extranjera siga cerrada para .Mé
xico.
\lgo ganamos con ello.
TIROS AL BLANCO
GOBERNADOR SOCIALISTA
En ocasión <!e rendir
I ante un Conjrreso local
j cierto informe un "peñera!"
de los de marca "srofir".
i a todos hizo reír
. ...
con su jarabe de pico
i porque puso a todo rico
I en párrafos de ira llenos
j sobre poco más o menos
[ como Dios hizo a! perico....
j —"Ustedes dijo que electos
fueron para diputados.
deben de nortarse honrados
deben de portarse rectos
y condenar los defectos
j ile asquerosas camarillas
| formadas por jrentucillas
de una carnada orru!lo?a
que se "eren" una sran Cosa
I porque tienen tres cuartillas-"
"Yo que nivelé en San I.uis
I cun tacto a grandes y chicos.
i soy de opinión que los ricos
estorban en el país;
I ponen a! pobre en un tris
con absurdas pretenciones
y una de mis decisiones
es que a esa rica carnada
i ya que no sirve "pa"" nada.
¡ le quitemos sus millones".
! "Todo recto funcionario
I debe "clausurar" su oreja
ante el rico que se queja
' de algún revolucionario.
Que no peco de arbitrario
¡ lo probaré de mil modos;
! que alguien se sienta dus codos
j sobre los demás me aterra.
¡ porque el oro es de la tierra
i y la tierra es para todos..."
' "Los "constitucionalistas"
[ tie nervio y de corazón.
i deben ser muy duros con
j todos los capitalistas.
■¿'jué nos llaman "uñas-listas?"
; Nos lo llaman sin motivo
i pues nuestro fin positivo.
base de la "libertad."
I es que exista la igualdad
¡ en ciases y en "efectivo."
?
j "Tal ha sido mi constante
benemérita labor.
i de la que tengo el honor
de informar en este instante.
Nadie a los ricos aguante
que son una plaira atroz
a la que confunda Dios;
todos son unos malvados;
jy s¡ se ponen pesados...
J ¡colearlos «le dos en dos!"
i "Si señores diputados:
i para eso el pueblo os nombró
! paqi (pie obréis como yo
! con los ricos desgraciados;
j porque ¡os desheredados
i les faltos de capital.
j 110 es justo que pasen mal
; su vida entre mil aprieto*
j estando siempre sujetos
! a un miserable jornal."
?
j "La Epístola de San Pablo"
j lo dice "de viva voz:"
j o todos hijos de Dios
j o todos hijos del diablo.
. Yo con la verdad os hablo
; como patriota sincero:
dadle valer al pechero
e igualdad grandes y chicos...
; Para qué sirven los ricos
si no sueltan su dinero?"
"Pienso que a! mirar mis fines
seréis muy buenos muchachos.
Duro pues con los ricachos
y duro con los catrines.
Del pueblo sois paladines
y su apoyo debéis ser.
No deis el brazo a torcer.
que os ve la Revolución.
Proclamad la "incautación"
que es vuestro santo deber.
. CHANTECLER.
Páginas de Historia Nacional
"¡MUERA EL MAL GOBIERNO!"
I
Antes quo los insurgente? de 1810
.azaran entre sus gritos de guerra
el de ;muera el mal gobierno! ya
los indios de la capital de la Nueva
España nabían lazando aque! irrito
en el año de 1692 v sólo debido a
ios frailes se debió el que los natu
rales del país dopjsieran s.u actitud
agresiva hasta entonces manifesta
da. después de dos siglos de sumi
sión a los conquistadores. No era
sin embargo entonces el deseo de
ia Independencia el que movía a los
subditos descendientes de los que
íendian vasallaje a lo? monarcas az
tecas; era un apremio de necesidad
e. que les hacia oIvid::r sil pasivi
dad. su actitud resignada produc
to «leí hábito en una larga serie de
siglos bajo el poder tiránico de los
reyes. El hambre no reconoce ba
1; eras ni cede ante la amenaza ni
la espanta el castigo. Los indios de
la capital de Virreinato tenían ham
bre y el gobierno no se cuidaba mu
cho de remediarla.
En los tiempos virreinales eran s.i
mamente difíciles y escasas las vías
de comunicación a ta! grado que a
pesar el tiempo que llevaba México
de encarrilado en el camino de su in
dependencia y de ios elementos de
riqueza con que cuenta; todavía
hoy no son bien explotados sus pro
ductos precisamente por esa circuns
tancia. Siendo esto asi cuando en
alguna región del pa.'s se perdían !a>
cosechas la población sufría gratules
escaseses en virtud de no poder lle
var granos de otros lagares donde
se habían recogido en abundancia a
precios que pudiera:! cunvén'r ::¡
vendedor y muchas veces ni a precios
altos tampoco.
Discurría el año de gracia de
1*J!»2 que arriba hemos citado v eru
Virrey de la Nueva España <1 Conde
de Galve. Tod.is las cosechas se ha
bían perdido en la .Mesa Central y
el pueblo comenzó a sentir las conse
cuencias de aquella situación que
como generalmente sucede siempre
vienen acompañadas de otras calami
dades. haciéndose sentir inmediata
mente el maestar social y la mala vo
luntad del pueblo hacia los gobernan
tes que. con honrosas excepciones
no se han preocupado en este país de
los males de la comunidad. Al ma
lestar sigue la exaltación de los áni
mos y esto era precisamente lo que
pasaba en México.
l'no de tantos días corrió la voz
entre los indios «le que los encarga
do: de repartir el nía:'- en la Albón
diga. habían mat ido a palos a una
india y el hecho desgraciadamente
era cierto. ( na enorme cantidad de
indios hombres y mujeres acudie
ron en trope! a donde había tenido
lugar el atentado y levantando el
cadáver de la infeliz mujer la con
dujeron a] Arzobispado para expo
ner su queja; más como no hallaran
al Arzobispo se dirigieron al palacio
del Virrey presas ya de la mayor
excitación y no hadando tampoco
a aquel alto funcionario y como la
guardia quisiera impedir la entrada
da a la multitud unos indios se lleva
ron a la muerta a su casa v la gran
mayoría de ellos que quedó allí co
menzó a arrojar piedras a las venta
nas y los balcones del palacio. La
guardia h'Zo uso de su armas y un
reñido combate dio principio. Los
indios al verse acometidos por los
soldados cargaron furiosamente y a
quéllos no tuvieron más remedio que
encerrarse dentro del edificio. Vis
to esto por los sublevados prendie
ron fuego al palacio v a las o de la
tarde de aquel día. el palacio ia
cárcel los oficios de provincia la
horca que estaba enmedlo de la pía-
¡ na las tiendas vecinas las casas in
! mediatas y hasta las oficinas del Ca
| bildo ardían espantosamente. El
1 incendio excitaba la culera del pue
' blo que hacía causa común con los
i indios y la asonada amenazaba des
truirlo todo. Enmedio de aquel des
I orden se oían estos gritos: ¡Viva e!
¡Rey! ;Muera el mal gobierno!
Los españoles cuya conciencia no
j estaba may tranquila ya que sa
j bían bien que nada habían hecho por
■ granjearse ¡a voluntad de aquel pue
i blo. sobre todo a la clase indígena
i comprendieron que corrían un in
I m nente peligro y se apresuraron a
encerrarse en el u-mplo de San Fran
j cisco donde también se había ocul
¡ lado el Virrey a quien con grandísi
mo empeño buscaban los indios paral
I matarlo.
! |
j El gobierno no contaba con ele-1
I mentos paia sofocar aquel movirflien
¡ to y en su desesperada situación tu
¡vij <|ue apelar a la influencia del cle
ro para exhortar a los indios a la paz.
j En tal virtud .-alió del Sagrario j
i un sacerdote acompañado de tres mo
I naguillos y llevando una custodié con
: el Sacramento a l.i vista del cual los I
¡indios manifestaron un gran respe-'
'to y fuese moderando el furor'
| de que se hallaban poseídos; ■
¡luego llegaron algunos frailes mei
j cédanos v je-uitas y rogándoles se
! liispeísaran consiguieron poner en
! p:iz a los sublevados.
Esto revela bien claramente que
l lo:; indígenas de México no sufrían
i i condición 'le esc'avos por falta'
•de valor para enfr> ntarse con sjs do
i minadores. sino únicamente porque
: les faltaban entonces hombres que [
los dirigiera para conquistar su líber-¡
i its»!; 1-is tiempos vinieron en n' estos
hombres ap. rreseren y los que pare-1
cían pusilánimes y abnegados st
mostraron valientes y arrojados vol
viendo airado el semblante contra
los que 'es habían pisado !u cerviz y
' de ••.•argado sobre sus espaldas desnu
; das el látigo infamante. Y entonces se
'repitió e] m smo grito fatídico para;
i e! tirano para el soberbio cotiquis¡
; tailor para la raza oprimente: ¡Vi-;
Iva la Virgen de Guadalupe! ¡Mue-¡
• ran bis gu-hupines! ¡Muera el mal go-!
•>! ¡Los indios tío Mí 92 fueron
jirociirsor^s 1o>* «!<? 1810. T¿n
causa de sus odios era la misma. j
LAS BOMBILLAS Y LAS LAMPA
RAS DE PETROLEO.
Cuando se enciende una lámpara
.'•• petróleo sin la respectiva bombi
lla o tubo de cristal generalmente
produce mucho hamo y esto se debe u j
<iue el aceite de que está impreg-j
nada la mecha sólo se quema parcial
! mente. El carbón que forma como j
l-i mitad üe'. contenido del liquido que i
la alimenta no se ouer. i del todo y ¡
se escapa poblando el aire de peque- •
ñas partículas negras junto con los
: gases que del contenido de la lampa-i
; ra se desprenden por medio de la
combustión. Los motivos porque no '
sj quema el carbón cuando una him-
para de petrole > está oesprovista de
su bombilla o tubo es que no hay su
ficiente oxigeno en el aire que se
combine con él o lo que ¡o hace sepa
: rarse del petróleo verificándose una
combusión parcial.
' Para lograr que se queme el carbón
que contiene el petróleo debe mez-;
ciarse con suficiente oxigeno a cier- j
ta temperatura y esto sólo puede ha-.
¡ cerse. obligando al oxigeno a que se ¡
j dirija a la llama para qje la caliente J
i
AUN ES TIEMPO DE LEVAN
TAR UNA COSECHA
DE LEGUMBRES
E] camote la remolacha las cala
bazas la okra la pimienta la berenje
na y los pepinos todavía pueden ser
plantados en algunas regiones del
país—Véase el mapa de la distribu
ción geográfica de los vegetales que
se producen en los Estados Unidos
que se ha publicado en los Boletines
de Agricultura. Esta es la opinion
de los especialistas del Departamen
to del ramo. Estos vegetales pueden
desarrollarse perfectamot? en las
tieras ocupadas por otra? plantas que
han madurado temprano conv> los irui
santes el repollo tempranero y los
rábanos. Hay todavía demas:ado tieni
po para que el camote se madure y
ningún:- oportunidad mejor para au
metar la provisión de invierno de ia
familia que esta abundante cosecha
de raíces. La col o reoeuc tardío es
también otra magnífi-u co.íocIíi que
puede destinarse a los usos de In
vierno. La remolacha las calabazas y
les pepino? pueden n'.-vitaiso ahora
con buenas probabilidades de éxito.
Hay de hecho una considerable va
riación en're ia región para la míe
estos consejos son aplicables y las de
más del país. Pero puede muy bien
suceder que sirvan para ¡.¡antar con
éxito algunas de las leK-o.fores men
cionadas en las regiones situadas
más al Sur del país.
Estas indicaciones están basadas
en las últimas noticias recojidas res
pecto de las heladas en la región
referida así col en ¡a variedad
de las condiciones del tiempo de ano a
año que también pueden influir en los
períodos de plantío.
Ahora es el tiempo para todas las
huertas u hortalizas llamadas en es
te pais "Gardens" de emprender en su
segundo período de plantío. Si la
hasta el punto d" qup so combine con
é! v haga una combustión perfecta
Cuando se coloca la bombilla en
la lámpara se forma una corriente o
a 're que obliga al oxígeno a pasar a
travfs de ¡a flama el carbón llega a
una temperatura apropiada y este
hace que el carbón se combine con
el oxigeno produciendo la llama que
sirve tie alumbrado. Cuando se qui
ta la bombilla cesa la corriente di
aire baja la temperatura se esca
na el oxígeno y vuelve a producirse e
humo.
También sirve ia bombilla parí
protejer la ¡lama de la lámpara de la?
corrientes laterales de aire haclenti»
que ia flama que se produce sea fir
me y brillante porque siempre una
luz fija alumbra más que otra movi
ble.
La corriente formada por la bom
billa también obliga a los gases pro
ducidos por la combustión del petró
leo. a desprenderse del todo de la tlsi
ma y alg-inos de esos gases tienen la
tendencia de apagar una iuz o un in
cendio.—"Philadelphia Press .
—¿Qué estás haciendo. Juanito?
—Nada.
— ¿Cómo nada?.... ese ojo a
inora tado?
Eso no lo hice yo lo hizo el otro.
Una señora subió a un tranvía en
contrando los asientos ocupados
Viendo que un caballero no le cedía
el asiento le dice:—Caballero: ¿me
permite usted que le oirezca mi lu
gar?
—Con un terrible ruido apareció la
locomotora y momentos después pa
saba sobre mi cabeza....
¿Y cómo es que pudiste salvarte.'
Es que yo estaba debajo d'-l puen
te
mala hierba ha empezado a invadir las
huertas deberá comenzarse por des
truirla para que no robe a las plantas
la humedad necesaria. Es preciso tra
bajar la tiera hasta obtener un mag
nífico terreno convenientemente pre
parado con algunas substancias co
mo serrín hojas secas etc que cu
bran bien las raíces de ¡as plantas li
brándolas de los excesr- de la tempe
ratura y conservar !-ripios los fru
tos Nada conservan mejor la hu
medad necesaria a las plantas como
un suelo cubierto en la forma qua lo
hemos indicado. Muy poca hieíba tio-g
civa aparece por lo general después
de este tiempo si se tiene cuidado de
arrancarla dejando todo el terreno
libre de ella.
Las siguientes sugestiones sobre el
cultivo «le las huertas son hechas pa
ra todos aquellos vegetales que pue
den ser plantados con grande; proba
bilidades de éxito en la mayor parte
de la zona a que se contraen estas in
dicaciones y consejos.
CAMOTE.—Es agradable tener una
o dos hileras de camotes en el huerto
de la casa. Las hileras deben colo
carse a *4 o 18 pulgadas de distancia
unas «le otros v las plantas con Inter
valos de tres o cjatro pies entre ellas.
Como 125 plantas se necesitan para
i-na hilera de 100 pies.
REMOLACHA.—Las remolachas
pueden ser plantadas en cualquier
tiempo a partir de estas fechas. ( uan
do está joven esta planta tiene un
precioso color verde manifestando ex
hwberar.eia de vida v si todos los hor
telanos hacen un inmediato plantío
recojerán una magnifica cosecha. So
siembra el hileras separadas entre sí
de !ó a 18 pulgadas y las plantas guar
dando una distancia de 4 a 5 pulgadas
unas de otras en cada hilera.
LAS CALABAZAS.—La variedad
que se da eji arbusto se planta en
montículos de cuatro pies uno de otro
en cada surco o hilera y las demás
variedades .lo 8 a 10 pies aparte unas
plantas de otras en cada hilera. Una
media onza «1«> semilla es suficiente pa
ra hileras de 100 pies ya sean cala
bazas de la primera variedad o de
cualquiera de las otras.
LOS PEPINOS.—(Solamente para
el uso de la casa)—La semilla ie siem
bra en hileras de 4 a "> pies aparte
unas de las otras y dejando entr( las
plantas un espacio de 1') pulgadas
pero se cuidará de depositar la semi
lla en grupos muy compactos tcnien
do presente que después se enrarece
notablemente a causa de que muchos
•le los ir ranos abortan o no todos los
que se depositan en la tierra están en
condiciones «le reproducirse.
BERENJENAS—Las plantas de
ben distribuirse en hileras de 2 v me
dio a 3 pies una de otra y gurdando
entre si una distancia de 18 a 2-1
1 pulgadas. Una docena de plantas en
' buenas condiciones de salud pueden
¡dar el fruto suficiente rara una fa
milia de retrular núr.-ero de personas.
PIMIENTA—Se siembran las semi
' lias en intervalos de 1a 18 pulgadas
I y en hileras de 1 y medio a " pies de
i distancia entre sí. Una docena de
j plantas es suficiente para el gasto de
¡ una familia.
| OKRA.—Las hileras deben tener «le
a 4 pies de distancia para la vane
I dad "okra" enana y de ."> pie* para
j las altas. La semila se siembra en
i jxrupos separados a corta distancia y
¡al desahijarla «lespués se cui.ia «ie
«¡ue las plantas «|ue«len a 2 pies una
de otia Siete onzas de semilla son
I .--lificente para una hilera «le HiO pie?
' de extensión.
FOLLETIN Num. 34.
EL HIJO ABANDONADO.
I.—Si ••! cariñito en persona ¿eh?
—Todavía ese tenia madre Bretou?
¡Y bivn. sea!—asistió Rosalia pen
sando i; :e el error en el cual se obs
tinaba la vieja podía servirle más tur
de.
—Entonces—prosiguió.—si ese ham !
bre viene aquí y quiere verme no hay !
que de- !: e i! nde estoy: tengo moti'
vos pa;;; :io querer que sepa todavía.
¿Ha comprendido usted? Se trata
de asuntos que están aún en los co-!
mienzos.
Bueno y qué he de hacer de su
hombre'.'
- Le dirá usted que espere aquí y
vendrá usted a avisarme inmediata
mente.
—Bueno entendido: una cita ¿ver
dad?
—Seguro: pero sobre todo no sej
deje usted engatusar por ese enamo
rado. si algunas veces viene: es ir.jv i
ir.a!o.... Bien podría ser que apela
ra a cualquier cosa para indagar
quién soy
—No haya miedo. Rosalía; seria
preciso que anduviera muy listo para
hacerme desembuchar lo que no quie
io. V no sabrá nada se !o jaro.
Cuento con el!o; y gracias mi iu«:
11.1 madre Bretou.
V ahora me marcno. Anochece ya
y por allá abajo no son muy seguro
Ios caminos. Hasta más ver. y no st
!e olvide nada eh?
Partió apretando el paso un tantc
a'arm ida a la idea de ir sola por ca
minos desiertos cuando se hiciera com
pletamente de noche.
V el crepúsculo iba envolviéndose
todo er. una sombra difusa: sólc
quedaban a! Poniente débiles y lar
•eos hilo.; de púrpura cuyo reflejo pa
recía ensangrentar las copas de los
grandes árboles que bordeaban el ca
mino.
La calma' profunda de la Naturale
-:a se extendía sobre los campos v los
poblados en un silencio casi religio
so y e'. alma de la Tuerta se sentía
involuntariamente impresionada.
Pronto !a obscuridad la envolvió cr
sus ondas misteriosas v se esforzó er
apresurar el paso presa súbitamente
de una angustia indefinible inexpli
cable. que en var.o se esforzaba po¡
t vencer.
Sin embargo andaba rápidamente
j ansiosa de ver disminuir la distancia
! que '.a separaba de la heredad de lo:
I Fresnos harto lentamente a pesar su
■yo.
[ Cuando hubo pasado e! pueblo cio
1' Chierry. donde echó !a carta en el
j buzón de la alcaldía v atravesado el
•jpuente del molino Lefranc. se le o
¡ l currió abandonar la carretera. Mu
chas veces se tropieza con vagabun
¡ dos que transitan por los caminos
» amagando con algún golpe. Siguió por
• el sendero q* se abre a !a derecha cor
i tando hacia Blesmes a! través de los
bosques.
Había apenas recorrido unos cin
■ cuenta metros cuando se paró de re
pente estremecida de terror.
A diez pasos contra uno de esos j
i enormes bloques de piedra arenisca i
■ numerosos en esos parajes donde i
hundidos desde muchas centurias en |
■ la tierra sirven para el viñedo dis
; tinguio la silueta vaga de un sér hu- j
mano en actitud de espera.
Como se quedara indecisa a mi
tad del sendero paralizada por el te
i mor un hombre se destacó en la
i sombra $• avanzó hacia ella.
( —¿Tiene usted miedo buena ma
■ jer?—dijo'.a amablemente.
—Un poco.... asi al pronto—res-1
pondió ya sosegada por la actituu I
tranquila y el aspecto del desconoci- i
i do a quien examinó con toda la po- j
: tencia visual de su ojo único.
Notó su rostro fatigado sus ea-'
bellos completamente blancos y sej
sintió de pronto herida por el rrs
plandor de su mirada por e¡ matiz de
sus ojos gris-acero.
—¿Dónde he visto yo esos ojos?—
pensó. V repuso en voz tranquila
picándole ¡a curiosidad:
—El señor no es de! país ver
dad?
No no soy de este país—res
pondió el desconocido tristemente i
a su vez la miró con atención.
Súbitamente se conmovió a! repa
rar en el defecto de Rosalia.
—Usted será de aquí ¿no es es
to?—preguntóla con voz algo vaci
lante.
Al mismo tiempo señaló el amasi
jo confuso y pintoresco del caserío
de Blesmes por cima del cual erner
gía. por el camino de Roe el vetusto
campanario de la iglesia.
—No yo soy de una heredad de los
alrededores... .hacia allá abajo—re
plicó la Tuerta indicando la direc
ción de los Fresnos v no cuidándose
de reanudar la marcha preocupada
en lu evocación de recuerdos lejanos.
—¿Ah. .. por allí... . del lado de!
castillo en lo alto de la cima enton
ees?
—Junto a ella.
—-Y ¿está habitado el casti
llo?
—Ya lo creo. Viven en él la seño
' ra condesa de Presles y el señor .Mar
celo.
j Pero... ¿por qué me pregunta
j usted esto no s'endo del país?
Al fin no sé quién es usted—aña
j dió con acento de desconfianza.
—¡Oh! No tenga usted cuidado:
¡soy hombre de bien; pu£de usted
'creerme. Vivo en Cháteau-Thierry i
j hace pocos días y me llamo Santia j
I K°•
—;Ah! "De modo que hace pocos]
idus?.... Y. acaso ¿vivía usted en |
T» ♦ f
Paris antes:
—No: he llegado de América. |
Ese si qje es un país para mi!
desconocido
Es ¡gua!; su nombre no C3 difícil de !
recordar «.lijo la Tuerta cuya curio
sidad natural parecía satisfecha y qui
zás engañada.
Luego añadió:
—Que usted siga bien; he de an
dar todavía algún trecho. ¿sabe us
ted?
Se puso en marcha intentando ganar
j el tiempo perdido en tanto que el (
señor Santiago la contemplaba per-;
sativo viéndola desaparecer en las1
tinieblas.
—Una mujer tuerta...—murmu
ró.-- como aquella que acompañaba a
Julot en la lúgubre noche del 3U de
¡Noviembre de 1872... ¡Es raro!...
j Y justamente cerca ilel castillo
' tan cerca de ella.
¿Habrá encontrado a su hijo?....
¿Entonces Doltaire se habría enca
ñado tocante a ese joven que habita
e¡i el Roe?....
fAh. Renata. Renata!.... ¡S¡ yo
osara verte y hablarte!....
Bajo este sentimiento expresado en
vo^ sorda y como dolorida se enca
minó hacia el poblado.
Ya se habrá adivinado que aquel
desconocido era el conde de Presies
llegado las víspera a casa de su cu
ñado Doltaire. Una fuerza inven
cible le había encaminado aquella
tarde hacia los alrededores del Roe.
V.
EN BUSCA DEL MOMIO.—EL
TRIUNVIRATO.
Serían poco más de las nueve de
la mañana cuando el señor Dufres
ne apodado La Comadreja abando
nó el mísero lecho de hierro que
con !a mesa escritorio v tres silias
desvencijadas componía todo el mo
biliario del piso de la calle del Ar
bol-Seco pomposamente' decorado
con el título: Gabíenete de nego
cio!.
El personaje estaba muy inquie
to.
Hacia algunos meses la miseria ha
bía puesto sobre él su ruda mano
obrando en osla ocasión muy jiisti- •
fieramente. » t- f
Lo« nf;>c¡oí como decía él em- i
pleando un eufemismo cínico; los lie- •
godos no marchaban oien.
Desde la tentativa «¡el robo c:>n !a
agravante de intento «le cuchilladas
en la persona del señor Santiago
tentativa abortaba gracias a la ener
gia de !a pseudo-víctima. nada se
presentó «¡ue proporcionase a la silie*
tía banda «¡ue él dírigía ni siquiera
tin subsidio suficiente para el boca
do. - *' ¡T
Poco a poco iban desertando los su
cesos. reduciemio así sus medios de
accVin y las ocasiones.
La policía de algún tiempo acá
parecía vigilar más de cerca los pa
sos del señor Dufresne cuya pru
dencia igualaba a su maldad y su co
bardía. Por consiguiente no inten- .
taba por sí mismo golpe alguno que
exigiera cierta audacia.
En cuanto a monseñor de Surín y a
La Pantera aún cuando le siguie
ron fieles estaban verdaderamente o
incapaces.
Iban siendo difíciles los robos y
más aún los atracos con nocturnidad.
Por dos veces diferentes habían sa- .
lido mal de dos intentos por cuan- «
to los picaros burgueses habían te
nido el mal gusto de valerse de los
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Lozano, Ignacio E. La Prensa (San Antonio, Tex.), Vol. 5, No. 943, Ed. 1 Monday, June 4, 1917, newspaper, June 4, 1917; (https://texashistory.unt.edu/ark:/67531/metapth1067888/m1/3/: accessed July 12, 2024), University of North Texas Libraries, The Portal to Texas History, https://texashistory.unt.edu.; .