La Prensa (San Antonio, Tex.), Vol. 5, No. 986, Ed. 1 Tuesday, July 17, 1917 Page: 3 of 8
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1
LAS RESERVAS ALEMANAS 1
UN ARTICULO DEL GENERAL DE LACROIX
(Trad del francés para LA PRENSA)
Fn el conflicto empeñado desde
Je Tes •*-. l°J -iTr.m
la Entena y 'osPotencias ^
t-.iec la victoria eorresponuera a a
de .le-- V** »«?
i- jnú «1f .-ado y cue pueda disponer.
^ el ultimo momento de reservas
superiores en número y calidad. La
perdidas sufridas por los alemanes i
sobr* el frente occidental los han obli
vado a comprometer prematuramente
sus reservas y los han así mismo obli
gado. como en Venlun y en el Somma.
a renovarlas diversas veces en el cur
co de una so:a operación. No han
cesado p-ru alegar compensaciones
¿e proclamar que en toda ocasión ho
rnos soportado perdidas superiores a
la suyas. No obstante las reaccio
nes. después de los últimos comba
tes. los ataques se han hecho me
nos rápidos y menos violentos. Las
t-opa* inmediatamente disponibles
han sido insuficientes pura reparar
las brechas abiertas en las primeras»
lineas y ha sido necesario llamar a
las reservas generale*. a menudo i
cantonadas a ¡na o varias jornadas de
marcha lo que explica porque se han
presentado tardíamente. Todos esos
hechos pueden ser considerados como
consecuencia de la -usura" de ios e
f CC ti vos.
hl estudio de- los recursos de Ale- J
mania basado sobre investigaciones
minuciosas m- conduce a las mismas j
conclusiones.
El lo. de Julio de 1917. el número
de los alemanes ue quienes se ha ech?
do mano p >r aplicación de las levos
militares desde el principio de la true
rra puede ser estimado en bloque en
13.130.000.
De esa cifra es necesario deducir:
las pérdidas definitivas estimadas en
nos la incorporación en 2.200 000:
no menos ue 3 030.000; los retrácta
lo- hombres establecidos en el extran
jero. en término de ser llamados y
les heridos er. tratamiento en cerca
<ie 1.110.000. o sea una reducción to
tal de 6.&40.«í00.
Los efectivos alemanes en lo. <¡e
Junio último comprendidas las tro
pas de primera línea las de la zona
:e retaguardia y las .leí interior se
elcv?n aproximadamente a •> 4.15.00 »
hombres. Los hombres asi empleados
v las reducciones hechas más arriba
forman un total de 12.375.000 que
res'ado ue 13.130.000 acusa una
disponibilidad de 755.000 hombres.
lai dWf.bución de esos disponible*
parece rer la siguiente: 220.000 en
los depóji'.os del frente; 355.000 en
los depósitos del interior y 180.000
para las divisiones de formación. A
esos recursos conviene agregar los
hombres de la clase ISIS» «le los cua
les una pequeña parte que haoita
¡as provincias tonteras. (Alsacta-Lo
ivr.a y Polonia) ha sido ya incorpo
rada." El -«3to de esa clase al Tene
dor de 450.000 hombres cifra muy e
levada fer.i necesariamente llamada
antes del fin de este año. pero no
podrá ser empleada en los ejército:
"antes del lo. de Noviembre de 191 •' •
i>e alli que los alemanes no dispon
gan para reparar sus pérdidas durar
te los cinco meses que habrán de
transcurrir de Junio a Noviembre
más que de los 575.000 hombres del
frente o del interior o >ea de 11'» 000
hombres por mes v de los heridos cu
rados. que dan una ayuda suplemen
taria de 85.000 hombres también por
mes. Los envíos mensuales al fren
te podrán por lo mismo alcanzar n
2'iP.000 hombres cifra insr.f'cicníe
para las necesidades que hnv que pie
ver. Ln cfectc. las pérdidas aloma
ras del lo. de Junio ni lo. de No
viembre de no han sitio inferió
re« a 300.000 hombres por mes. un
rante los meses de Abril y Muyo de
1917. han. con certidumbre sobrepa
sado al número do hombres one los
alemanes podían entonces enviar al
frente porque nuestros enemigos
;23 debido fl'.-olver diverso? retfmien
tos oue acababan de constituir en el
¡rsteric r. para formar la* divisiones ue
1- serie de 250 cuya creación había
¿:1q decidida a fine- de 191*? y les
cor.tar •io esas anidados en formación
■.\ "ededor de 70.00» hombres para
■ • ;ii!'ir las pérdidas de vidas so^r»- el
frente. En resumen los recursos de
Alemaniaa dispone para mante
ar el efectivo de sus lenidades com
-.alientes serán insuficientes s¡ las
potencias de la Entente desplegar.
sobre el conjunto de los frentes una
actividad cuando mer.os igual a la
qu»i manifestaron en 1910 durante
la buena estación y en los meses de
Vbril y Mayo de este año.
Fuera de estos dator numérico.-. la j
.'isminucíón progresiva de los »fccti-¡
vos disponibles en Alemania. ->e ha'
i-aducido. dz hecho en la reducción
de ¡os frentes por una meno; ampli
tud de los ataques parciales y por los
retardos señalados generalmente en ¡
!a intervención de las reservas. <.ii|
una palabra por la preocupación evt- j
den-e de economizar fuerzas cuyas
fuentes se ajrotan. Pródigos or. el cm
p!eo de hombres v municiones ante
riormente los alemanes han intro ¡-oí
do en sus hábitos v procedimientos •
tácticos un cambio que es interesan-j
te h?.eer constar.
Es en efecto evidente que a mc-(
uida que los medios de acción de !os.
aliados se desarrollar o mejoran sus ^
; pérdidas tienden a disminuir en tan- •
to que lac de sus adversarios no mar-¡
can ninguna regresión. La batalla
que han librado los ingleses en ?1 sa
liente situado al Sur de Ipres es una
prueba puesta do relieve en los oa%
■ jes siguientes de la orden del dia. d.
1 rígida por el Mariscal Haig a sus "o
pas:
•Todos nuestros objetivos han s-do
' alcanzados sin ninguna duda con per
didas muy elevadas para los alenia
: nes. Nuestras propias pérdidas han
i s>iio. nara una batalla de esta ;m
po¡ turnia excesivamente ligeras".
-La victoria de ayer es debida a los
causas iiue han dado y darán siempre
el é::ito es decir la perfecta ha'ñli
dad. el valor y la determinación en ¡a
ejecución de! ataque como comple
mento de una prevision y una pe.>e
'• verancia puestas al servicio de la pre
paración de éste". Por bravas v te
naces que sean las tropas alemana-
■ sólo se trata de saber cuánto tiempo
podrán sopo: tar la repetición de pa
recidos golpes .
Ah->ra después nosotros acabamos
de ver que. en lo que concierne a la*
disponibilidades. Alemania se encuen
; tra con reales dificultades; en tun'o
«¡ue desde el punto de vista "aquí míe
nlo tratado" los ejércitos de la Kn
tente han conservado ya «na superio
ridad indiscutible particularmen'e.
como ya lo he demostrado durante e!
periodo más favorable a las operacio
nes.
Yo añadiría que los acontecimien
tos que se desarrollan sobre el fren
te occidental tienden a probar une
los alemanes están a ia defensiva.
Manifiestan a decir verdad una ac
tividad hecha de contra-ofensivas y
j contra-ataques; pero r.o intentan n:n
• ¡runa ofensiva continuada y con ¡nten
1 sión decisiva. Esta verificación tien.
I su interés porque es una prueba de
i Casa a la Sa. Pag. Col la.)
TIROS AL BLANCO
NOVEDAD
Los periódicos de México
—los que hoy por dar ur.a prueba
de que quienes !os fabrican
son personas más correcta?
más educadas más finas
y más decentes que aquellas
que en los porfirianos tiempos
abrazaban tal carrera
en cada edición quo lanzan
se ponen "de vuelta y media .
llamándose unos a otros
'•pillos canallas. etcétera
y diciendo (entre parentisis)
las verdades más completas
en edición fresquecita
nos dan la agradable -nueva'
de que pasó a mejor vida.
después de terrible gresca
donde hubo tiros mandobles
y hasta sapos y culebras
un terrible cabecilla
llamado Alberto Carrera
Torres un ex-carrancista
de la propia marca v cepa
que llevan los que defienden
al "señor de Cuatro Ciénegas".
La noticia es tan caliente
la novedad es tan nueva.
que yo les voy u dar otra
tan fresquecita como esa:
en la capital de México
y no ljchando en la sierra
ni haciendo "planes de Lupe"
sino robando a la buena
y en cada acción de las suyas
jugándose la pelleja.
pero sin pedis' ayuda
fué muerto recientemente!hardluan
de naciones extranjeras
fué muerto recientemente
"Chucho el Roto" uno que no era
redentor sino ratero.
pero tuvo la franqueza
de no lanzar nunca "pianes"
ni ponerse charreteras.
Con que ya ven los periódicos
de México que en lo frescas
son iguales esta nota
y la que ellos nos espetar..
SEGUN
¿Quién ha dicho que las jjentes
oue nuestro país visitan
pasan sus apuraciones
por falta de garantías?
Quienes tal cosa afirmaron
dijeron una mentira.
•Que hay asaltos a los tienes?
1 uede ser pero en la vida
1 "todo es seKun el color
del cristal con que se mira".
Rumbo al interior de México
vaya Ud.. por cualquier via
sin llevar en su equipaje
ni en su bolsa tres cuartillas
: ni un brillante ni un anillo
i ni... una segunda camisa
i y 110 habrá quien le moleste
¡ ni quien el viaje le impida
i ni quien le dé.. . cinco tiros
' por "reaccionario" o "villista .
¡ Lleve usted en cambio alhajas
i o dinero o haratijas
' de aquéllas que cuestan caras
j y con su valor incitan
i las ansias "libertadoras"
1 cié la jícnte carrancista
j y no corre cien kilómetros
! sin que tie cualquiera villa
! suba un "jefe de las armas
¡ su pasaporte le pida.
¡ lo declare "reaccionario"
i le quite hasta la camisa
I (todo con may buenas formas
j libertarias) V en seguida
: le "recete" cinco tiros
| en donde el caso lo pida.
Oiganlo ilos caballeros
i (quo es difícil que lo digan
pues un acto "libertario"
! mandólos a la otra vida)
| que tuvieron ia ocurrencia
| que les resallo fatídica
j d * llevar en su equipaje
i una suma muy crecida
¡ en billetes en alhajas
en moneda y baratijas:
I .:n "libertydor" a! frente
j de ocho u diez lie su cuadrilla.
• par» el convoy subió a él.
j pasó al pasaje revista.
I y a los que. según aviso
j llevaban su fortunita
I los declaró "reaccionarios"
J "conspiradores villistas".
i les quitó alhajas dinero
! y ropa... v hasta la vida.
! y se quedó tan tranquilo
I corno el que sale de misa.
■ Pero estos casos que ocurren
i poco o nada significan...
i Viaje usted sin un centavo
! y sin segunda camisa
! y tan sólo tend ni el riesgo
! de- algjna hala perdida.
"Todo es según ei color
i del cristal con que se mira"...
CHANTECLER.
1 CUARTILLAS FACILES ]|
LA CONFIANZA
Contadas son las personas que es-1
timan la confianza como perjudicial
para los individuales intereses. Es
decir cue la confian/a aparenta ser
ír.a ro~a bonita y que bien vista no
?> más que una remora intolerable
i Mejor vivirían los hombres incues
| tionablemente si no entraran en con
fianza. ni se gastaran confianzas ni
I fueran confianzudos nunca. Un ma
! yor respeto se observaría en ellos y í
el peculio particular no sufriría men- ¡
gua alguna.
—A \er Tomás dame cien pesos. ;
—¡Córcoles! No traigo una peseta.'
—..Anda no te andes con bromas. ¡
Y aquel "no te andes con bromas" ¡
?e dice aparrando al individuo por ia j
solapa esculcándole los bolsillos con ;
'avidez v perpetrando un verdadero sa |
j q.ieo en las ropas de la víctima. ¡Na
turalmente! Hay confianza...
! Y como ustedes verán ia confian-¡
j za que hay entre esos bípedos es- ¡
¡ tá a punto de originar una bancarro
¡ ta y de sumir en la miseria a uno «le
I * j
. ellos para todos los días de su vida. ;
Va usted por la calle embebido en
i las meditaciones metafísicas de Kant
¡y Cuando menos piensa usted ¡pum!
| le aplasta ún dedo el transeúnte ve
! ciño.
I I A y! usted ha de perdonar. ¡Ca
lila! si eres tú. Nicolás. No te había'
j visto. Ya te remolí el empeine ¡Ja
jja. ja. ja ja!
De donde «o desprende que la con- j
' fianza maldita vino a echar por tie- |
! rra los cumplimientos y satisfaccio
j nes que ordena la buena educación
para tules desgracias v para tales des
cuidos.
í .Si Nicolás no hubiera sido amigo
i del otro y si entre Nicolás y su ami-
| jro no hubiera habido confianza nin
|guna. a buen seguro que el mucha
cho r. hubiera dado márgen a un cam
j bio de notas diplomáticas y a una se
| rie de explicaciones onerosas para
ambas partes.
—¡Caballero! dispense usted. Ha i
I sido una verdadera desgracia.
- No hay cuidado.
—¿Le exprimí el callo vigésimo?
Qué atrocidad! Voy a llamar a un
j doctor. ¿Quiere usted lina ambulan
j cia? ¿Un sacerdote? ¿La extremaun
I ción?
i Naturalmente «lespaés «le aquella
¡ retahila «le cumplimientos no hay do
¡«>r «pie se resista ni mohína que se
' ablande ni venganza <|ue n«> se es
1 fume. Ganas Jan «le que lo aplaste
' una aplanadora . con tal de que el
que la conduzca sea hombre decente
y de poca confianza.
i Pala los caseros la confianza es la
í quiebra. Tener inquilinos de con
fianza es tener el alma en un hilo.
Ks ir redondamente al fracaso. Es
hacer uu pan como anas hostias.
I —Don Chema por Dios <(ue ya
van cinco meses y usted sigue atrasa
do.
—En verdad amigo portero; pero
;qué tal la juerguita de anoehp! Y
cómo le hacía usted la rueda a la
de azul de la manchita negra junto a
la oreja. ;Añile granujilla!
—Pero oiga usted os que la ren- j
la
Nada. Aquí no hay más renta
q.ie la del amor. Y usted y yo somos
baenos amigos. Va sabe usted quej
por eso de la renta no nos hemos dej
pelear.
Y meses vior.en y meses van y la j
r nta no aparece por ningún lado y j
don Chema ni se da por entendido i
de ella v el portero entretanto go-|
/.ando con las confianzas del inquili-1
no.
Así es el mundo de engañador. |
¡Cualquiera diría que tener confian-J
;:a con alguna persona es tener una ]
áncora salvadoia o un bolillo seguri»
para los días de apremio en la tripa!
¡Qué equivocada se dan los <¡uc tal j
piensan!
Si usted lector sufrido tiene ur-J
"ente necesidad de algo no pida us
ted ese algo a su amigo de confianza
porque iría a! fracaso sin remedio. I
El amigo le dirá que lo siente mr.-j
cho. que recuerde usted que en otras |
oca: iones lo ha hecho con verdadero'
gusto que ahora materialmente n;>
puede y ¡qué sé yo qué! ^ usted no [
hará nada ni podrá decirle nada ni j
objetará un comino.
Amigo lector no hay que tener con j
fianza más que con Dios. ^ eso. <
porque Dio.; fe halla m.iy lejos de nos-i
otros!
TIBERIO.
EN .MEMORIA 1>E LAS VICTIMAS'
DEL "LUSITANIA"
Tclr||r:iiiu IS|irr¡al para I. \ l'IIKN'Sl. j
QUEEN STOW N .Julio Ifi. Entre los i
nuevo recuerdos que van a ser coloca- •
dos sobre las tumbas de las víctimas ¡
del "Lusitania" se halla un bouquet j
de flores artificíales encerrado en ¡
una caja de cristal v la cual también j
contiene una fotografía «So mujer yi
una pequeña cruz de marmol con es-1
ta inscripción: "En memoria de mi j
querida esposa Margarita Cutler :»
hogada en el Lu. itania. Yo me ven
garé «lijo el Señor Yo tomaré repa- ¡
ración."
Esta tumba v otras tres pequeñas j
colina de tierra es virtualmentc tu- j
do lo que queda corno recuerdo de
más (ie mil personas que perecieron J
el 7 de Mayo de lí>15 cuando un sub-:
marino aiemán asombró al mundo en-.
viando ai fondo del Océano a 2.5 mi
llas de aquí a! primer trasailático
líe pasajeros.
Se tiene el proyecto de erigir un
gran monumento sobro esas tumbas..
pero es lo probablemente no .-e lie
vará a efecto hasta que coa.-luya la
guerra.
OTROS DOS «ARCOS HENDIDOS j
IrliMjr.uu:» fi.na I. \ IMtKNSl. J
NUEVA YORK .Julio lt;.—Se han
recibido noticias en este puerto de |
que el vapor de carga "Sylvanian" ]
de 4858 toneladas de capacidad per- ¡
teneciente a la Línea Leyland. y e! j
vapor "Kioto" de 11182 toneladas per ^
teneciente a !a Línea White Star íian <
sido echados a pique por los subma
rinos alemanes pero sin indicar el
lugar ni la fecha de tales accidentes.
Cuantío neceíite libros en »-»p»ñnI. j
diríjase a Ignacio E. Lozano 120 N |
Santa Ro*;» Ave.. S. Antonio T<*x. |
$/Ufíí¿//l&fl-&uú¿neáó ú//eav
s Si**
<y
la «loct*
rienda».
los negocios. No baja experiencia».
pwrM«»r
tjuit- T>yo srwoot
.»n«« s •pftnMt*!!. stencifta. listamos en posibilidad oe dar a ustedes
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FOLLETIN Num. 77.
EL HIJO ABANDONADO
obscuridad; e! silencio mismo aquel
silencio aplanante angustioso de ¡as
soledades campestres; todo aquello la
oprimía el corazón.
En un arranque brusco levantóse
cogió su paquete v se alejó como alo
cada andando tan aprisa como s; ia
persiguiesen.
Poco después atravesando el vi
llorrio de Chierry. el último antes de
llegar a Cháteau-Thierry. percibió
una sombra imprecisa que desembo
caba por una callejuela.
Entonces su pavor llegó al colmo
se sintió desfallecer toda su sangre
afluyó repentinamente a su corazón
un sudor glacial humedeció sus ma
nos y su frente; tembió como una
abosada.
Y emijótado el pensamiento se
echó en un recodo se agachó arre
bujóse convulsa creyendo que llega
ba su última hora.
La sombra pasó por la carretera
con apariencia trágica en la obscu
ridad: en rigor inofensiva y de as
pecto bondadoso.
Era sin du<6. y simplemente un
pecador da la aldea que venía de
colocar sus aparejos en ¡a Mame.
Magdalena esperó un peto; des
pues levantóse de nr. salto v se echó
a correr hasta lo que distinguía y
' deseaba alcanzar: el paso a nivel del
? ferrocarril.
Allí había un hombre con un farol.
La joven se detuvo un poco y reco
bró alguna presencia de ánimo.
Después el camino se aiumbró bien
pronto al resplandor de los focos de
la vía y de la estación cercana. Las
pr-meras casas del arrabal de la Nou
velle-France estaban alumbradas tam
bien. Algunas sombras iban y venían.
Magdalena no estaba sola se sm
j tió revivir.
j Respiró anduvo más despacio y ase
guró su apostura pues sentía in
conscientemente la necesidad de no
presentar nada en su aspecto que des
cubriese su fuga.
Por fin entró en la avenida de la
estación sin cuidado alguno.
Bien pronto abrió !a puerta pene
tró en el vestíbulo anhelosa con cier
ta laxitud la pena reflejada en el
mirar no obstante su propósito de
aparecer tranquila.
El portillo estaba aún cerrado; hu
bo de esperar un poco v esto le sir
vió para reponerse y afrontar con
J alguna mas calma el acto decisivo
I que iba a realizar y sus inmediatas
I consecuencias.
Pero no tuvo tiempo de apesadum
j brarse por suspensamientos afortu
| natíamente quizás para su resolución
; vacilante al impulso de reflexiones
! inquietas.
Un empleado acababa de volver el
! cartelón indicador del tren de París
! y se abrió el portillo.
Magdalena sacó d« su portamone
I das diez francos v se acercó timida
! mente ai ventanillo.
—Uno tercera para París—pidió
j en secuida impaciente por pasar al
i andén.
Allí se creía más segura o más di
i íícil de detener si habían descubierto
su fuga. ¡Pronto habría partido!
' Un silbido estridente y prolongado
i resonó a lo lejos; un resoplido ¿atáni
• co despertó los ecos dormidos; una tre
I pidación estruendosa hizo retemblar
los cri?tales de la estación y apareció
por fin el resplandor fugitivo sobre
los rieles acerados de los dos gran- j
des faroles colocados ante la máquina
como dos ojos enormes.
—¡Cháteau-Thierry!... ¡Diez mi
natos de parada y fonda! — gri
taron los empleados.
Corrió a un vagón de tercera cla
se abrió un compartimento al azar
y se introdujo en el interior apelo
tonándose en un ángulo libre donde
se quedó inmóvil con el temor de
ser reconocida detenida en el últi
mo instante.
El tren reanudó la marcha y la jo
ven serenóse de pronto respiró li
bremente como quiera se libra de un
gran peso y cuya resolución tomada
ya no se discute.
Y. acuñada por el ritmo adormi
lante del tren en marcha se quedó
soñolienta aquietada v fantasean
do...
Dos horas más tarde Magdalena
Dallebois se apeaba en París y salía
de la estación del Este siguiendo mi
qainalmente a los otros viajeros.
Se detuvo un momento en la en
trada del bulevard de Strasbourg
deslumbrada por los fúlgidos resplan
dores que las lámparas eléctricas
proyectaban desde el interior de los
cafés; aturdida también y estupefac
ta por el ruido de los tranvías y el
trajín inmenso de aquel sitio.
Eran las once de la noche y las
terrazas de los cafés estaban llenas
de concurrentes.
Y de repente la idea concebida du
rante el viaje se presentó claramente
en su espíritu como la única admi
sible.
Tuvo ella ana amiga cié colegio en
Chateau-Thierry cuyos padres ejer
cían en París 1a profesión de co
j merciantes en muebles calle del Fau
bourg-Saint-Antoine.
Varias veces después de su sena
ración se habían escrito y Julia Ca
rrol la parisiense había instado vi
! vamente a Magdalena para que fue
1 ra a pasar con ella unos días en Pa
rís.
Aunque durante ocho o diez meses
l descuidó el escribirla Magdalena es- j
| peraba. sin embargo ser bien reci
bida.
Sí era allí donde iría a parar di- j
rectamente pues no tenía otro refu-1
gio descartando la idea de ho.?pe-¡
darse en un hotel.
Avisó a un cochero que le pareció j
' un buen hombre subió a! carruaje y :
i dió la dirección:
—Faubourg-Saint-Antoine 53.
Media hora más tarde se apeaba
! frente a la puerta indicada extra
ñándole algo la obscuridad del sitio i
que contrastaba de un modo raro pa-1
: ra ella con la salida de la estación del ¡
!Est<- . .3 ras!
—;7oma!... ¡Está la puerta ce
rrada!—dijo en alta voz. sorprendi
da.
—¡Pardiez!. . Ya lo creo a estas
horas objetó groseramente el coche
ro.
Después contemplando atentamen
te a la joven repaso un poco más se
rio y no sin algún interés:
—¿Ha llegado usted de afuera?
Si señor.
—Entonces no me extraña.
Pero ¿la persona a quien usted
busca la espera aquí?...
Y señaló con el dedo la casa si
lenciosa y cerrada donde parecía
dormir todo.
—No. no creo que me espere....
no tuve tiempo de prevenirla...
¿Qué hay que hacer para entrar?
interrogó Magdalena ingeniosamen
te.
—¡Vaya!.. Es dificilillo.
La portera estará poco dispuesta
a abrir v a dejar que suba usted
porque es tarde ¿comprende usted?
En París se sierran cuidadosamen
te las casas porque hay muchos la-j
drones.
—¿Entóneos?...—dijo Magdale
na preocupada;—¿qué voy a hacer?
—¡Toma!... ¿Quiere usted niña.|
j un buen consejo?
j —Sí se lo agradeceré.
—Pues bien. 110 llame usted suba j
' .:sted otra vez a! coche y la llevaré 1
! por el mismo precio serca de aquí ca- J
| He de Birague número 4.-=—
Un hermano mío tiene allí un hotel |
i es un bren hombre como yo; la reco
I mendaré a usted y la proporcionará £
j un cuarto para esta noche. So ten- j
drá usted nada que temer. ¡
! —¿Usted me lo asegura?...
Sería ur.a mala acción comprome
1 cer a una pobre niña como yo....
—A fé de Collignon; ;no hay pe- ;
I iigro! o
¡Ea suba usted! Es lo mejor por 0
el momento. 0
Mañana pjedo usted volver acá...
y se arreglará todo.
Decidida por las trazas de buen
hembre y sinceridad del cochero.
Magdalena por otra parte imposibili
tada de hacer otra cosa subió al co
che nuevamente.
Momentos después descendía avisa
da por su conductor ante la tien
da de un comerciante en vinoB situa
da a la entrada de la calle de Bira
gue próxima a la de Saínt-Antoíne.
La casa estaba alumbrada y pare
cía decente. Magdalena sintióse
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Lozano, Ignacio E. La Prensa (San Antonio, Tex.), Vol. 5, No. 986, Ed. 1 Tuesday, July 17, 1917, newspaper, July 17, 1917; (https://texashistory.unt.edu/ark:/67531/metapth1068022/m1/3/: accessed June 30, 2024), University of North Texas Libraries, The Portal to Texas History, https://texashistory.unt.edu.; .