La Prensa (San Antonio, Tex.), Vol. 10, No. 22, Ed. 1 Monday, March 6, 1922 Page: 3 of 8
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LA PRE
Entered as Secón-clase matter i
(•February 27. 1913. at the Post
Office at San Antonio. Texas.
: :¿nder the Act. of March 6 1816.
DIARIO POPULAR INDEPENDIENTE
Dirija toda la Correspondencia relativa al periódico al Director
SR. IGNACIO E. LOZANO.
ICO N. SANTA ROSA AVE. — SAN ANTONIO TEXAS.
Los snscriptores al cambiar de
residencia deben darnos tanto la
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a fin de anotar propiamente
i el cambio en nuestros libros.
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Miércoles.
- I
.
1
I
«H
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el periódico.
LA CANALIZACION DE LAS VIRTUDES
:)o(:
Por d Lic. Nemesio GARCIA NARANJO.
Cansiicemos Jo? apetitos—dijo un sa-
bio. Así se hará la paz porque los ham-
. brientos temibles quedarán satisfechos.
Si no hay que dar a todos los peces que
coman cuando menos los tiburones; pero
que coman con método y sin alterar el
orden. Con una rigurosa contabilidad se
pueden regularizar los atentados y se e-
vita que los hombres del Gobierno se des-
trocen los unos a los otros. Es una lásti-
ma que el caos siga engendrando el caos.
Es mucho menos malo que un caos (el ac-
tual por ejemplo) entre francamente al or-
den y sirva de base a una era de tranqui-
lidad.
Así habló el sabio y mientras oíamos
su doctrina recordamos aquella frase cé-
lebre que se atribuye al General Carba-
lleda. Jefe de la Policía durante el go-
bierno pintoresco de Don Manuel Gonzá-
lez: "Orden y nos amanecemos." El sa-
bio también quería un poco de orden para
que las parrandas de los obregonistas
llegasen hasta el amanecer.
Lo que no advirtió el sabio es que si
los apetitos satisfechos pueden en algu-
nas ocasiones estar dispuestos a la cana-
lización los apetitos sin saciar no se con-
formarán nunca con que se les sacrifique.
El que está en la abundancia piensa de
una manera y ei que tiene hambre de o-
tra muy distinta. El gobernante que er·
plea los fondos nacionales para sobornar
diputados puede aceptar jubilosamente
la doctrina canalizadora: pero el infeliz
gobernado que paga las contribuciones
no ha de convencerse muy fácilmente de
que su dinero tan trabajosamente ganado
se use para calmar la sed insaciable de
vagos y rruhanes que no le reportan nus
nía msloc a la «nríprlan_
Ante esta divergencia muy humana ca-
be preguntar: ¿cuáles apetitos son los sa-
grados? ¿Cuáles son los eanalizables?
El sabio es hombre que no se deja ate-
morizar con tesis sentimentales tiene to-
do el valor de su filosofía y puede con-
testar sin vacilaciones ni titubeos:
Los apetitos respetables son los de los
fuerte?. El que tenga hambre pero que
esté desarmado que se quede con su deseo
de comer. En cambio el que tenga ham-
bre. y además un rifle 30-30 cuenta con
el derecho acompañado de la sanción.
Hay pues que armonizar los apetitos de
los que están arriba para que coman per-
fectamente tranquilos .aquello.· que cose-
chen los que están abajo.
Así se completa con nítido descaro la
tesis pacificadora del Profeia de los ape-
titos.
Doctrina sutil; pero la armonía
de los apetitos no es una cosa fácil. Por-
que si Villa se conforma con el Canutillo
y mano libre para hacer lo que se le an-
toje en la región donde reside no hay
Canutillos bastantes para dejar satisfe-
chos a los muchos Villas que pululan y a-
lientan en la extensión de la República.
Ya se sabe que todos los despojadores
procuran consolidar sus despojos. Renán
dijo muy donosamente que Caco una vez
que había consumado su robo a Hércu-
les. se transformó en defensor del dere-
cho de propiedad; pero los Cacos que
aún no han robado lo suficiente para cal-
mar el apetito desean que se retrase la
canalización hasta obtener el botín dig-
no de compensar su metamorfosis.
Y eso es precisamente lo que está pa-
sando en México. No alcanza la riqueza
de la República para llenar las tragade-
ras de los tiburones de la Revolución.
¿Quién va a convencer a Múgica de que
en lugar de exprimir del pueblo de Mi-
choacán cinco millones de pesos anuales
sería para él mas conveniente confir-
marse con la mitad para que la víctima
lo alimentase indefinidamente? El apeti-
to de Múgica no es fácilmente canali-
zable y por eso insiste en llevarse a la
boca todo lo que está a su alcance.
Y como Múgica son casi todos los Go-
bernadores. Y también los Generales a-
quellos a quienes Carranza quiso canali-
zar y que ellos correspondieron al deseo
canalizador de su Jefe arrojándolo a
bayonetazos del poder.
La verdad es que si el Profeta de los a-
petitos leyese un poquito de Historia con
criterio libre se enteraría de que cada
vez que un Gobierno ha querido saciar
los apetitos de los inmorales se ha des-
peñado ineludiblemente en el desastre. Y
esto no es fantasía idealista: es la reali-
dad. Por eso la doctrina canalizadora
aparte de ser horrendamente inmoral
(pues autoriza la bonanza de los de arri-
ba sobre la miseria de los de abajo) es
estúpidamente absurda. A la hora de pre-
tender saciar ambiciones no alcanza nin-
gún presupuesto. Llenar estómagos es lo
mismo que llenar el tonel de las Danai-
des.
En México se palpa en estos momen-
tos el resultado pavoroso del naufragio
del Ideal. Una sociedad horriblemente
materializada tiene que terminar con ma-
nifestaciones de podredumbre y degrada-
ción. Cuando todos quieren únicamente
comer todos acaban por sentir hambre.
Una vida que se prostituye encuentra su
merecido castigo en la propia prostitu-
ción.
Y no hay mas que un cáramo de reden-
ción que consiste en restaurar los valo-
res morales destrozados en medio de la
tempestad. Para salir del fango no hay
que canalizar apetitos sino virtudes. Hay
que sumar todas las cosas buenas que
tienen las gentes en vez de congregar los
instintos que las confunden con las bes-
tias.
Hidalgo no se pronunció en Dolores por-
que tuviese un apetito que satisfacer: ni
Morelos abrazó ia causa de la Indepen-
dencia por intereses bastardos: ni Juá-
rez. por ambición de lucro se puso a lu-
char contra la reacción clerical y la inva-
sión francesa. Hubo en todos estos hé-
roes. ideal. Y en torno de su ideal se con-
gregaron los ideales de los demás. Y ba-
jo la bandera sublime del desinterés en-
tró la República en sus gloriosas trans-
formaciones.
Por eso. el problema actual no consis-
te en congregar los apetitos de los despo-
jadores. sino juntar las ansias de justi-
cia de los despojados. Hay que reunir lo
bueno que quede en el alma de la socie-
dad mexicana para ponerlo resueltamen-
te delante de lo malo. Hay que amputar
lo podrido para que lo sano se pueda sal-
var. Hay que condensar las virtudes dis-
persas para volver a integrar el espíritu
nacional. Hay que sumar los sacrificios in-
dividuales estériles para intentar un sa-
crificio social que despierte al pueblo me-
xicano de su atonía y dfvsu marasmo.
Ya basta de canalizar los apetitos de
los bandidos. Ahora lo que se impone es-
canalizar la buena disposición de las gen-
tes trabajadoras y honradas. Hay que ca-
nalizar los esfuerzos nobles las rebeldías
justas las indignaciones santas para po-
nerle fin ai reinado del deshonor y del o-
probio.
UMÁS FLO
-üoCí-
Estas que fueron pompa y alegría
despertando a' albor de la mañana
a Ta tarde serán lástima rana
durmiendo en brazos de la noche fría.
Este matiz que a! cielo desafia
iris listado de oro nieve y grana.
será escarmiento de la vida humana
¡tanto se aprende en término de un día;
A florecer las rosas madrugaron
y. para envejecerse florecieron:
cuna y sepulcro en un botín hallaron.
Taíee loe hombres sus fortunas vieron:
en un día nacieron y espiraron:
que pasados ls siglos horas fueron.
Pedro Calderón de la BARCA.
(Español.)
EL PRIMERO Y EL ULTIMO
Una rata campesina asomó la ca-
beza por la entrada de su cueva y
vió no lejos de allí una hermosa man
zana. *
— ¡Es para m!¡ chilló apoderándo-
se de lá "^ruta. l'ero un mono des-
cendiendo rápidamente de ur. árbol
aproximase de un par de saltos a la
rata le arrebata la manzana y ga-
nó da nuevo la copa del árbol gritan
do con tono triunfante:
— ¡Es para mf¡
Un águila que presenciaba la es-
cena cerniéndose majestuosamente
en el espacio no dejó tiempo al mo-
no para gozar de su victoria arrojóse
sobre él como una flecha clavó itus-
£ arras en la manzana y remontó bu
vuelo exclamando:
— ¡Es para mí;
Entonces un hombre que se dedi-
caba a cazar por aquellos parajes so
echó la escopeta a la cara y con cer
tera puntería atravesé de un balazo
al ave. q" cayó a sus píe·» revoloteado.
—Soy el primero entre todos Ion "β
res y por algo me denomino ''rey do
la creación" dijo el hombre apode-
rándose de la manzana. ¡Es para mf!
Le echó el diente pero el fruto es-
taba casi hueco; y del centro salió
un gusano que le dijo al hombre:
— ¡Es para mi;
Ramiro BLANCO·
. COSAS OUnsTUNCA SUCEDEN
EL DR. GORCAS REDENTOR
DE LOS TROPhOS
«*r» f
Descubrimiento de la causa de la fiebre amaúlla
:>*C:
II.
ι
Después de haberse convencido de
que la más escrupulosa limpieza de
la Habana no hacia disminuir la
fiebre amarilla sino que por el con-
trario parecía que la aumentaba la
Reed Board nobrada por el Secre-
taria de ía Guerra William Howard
T.'iít. par» investigar la causa y ¡os
medios de transmisión de la fiebre
amarilla h:zo experimentos asombro
sos y concluyentes de que la única
manera por la que la fiebre amarilla
se transmite de uno a otro paciente
es por la picadura de la Áembra det
mosquito Stegomya. y que para que
esc mosquito se infestara .debía ha-
ber chupado ¡a sangre de un enfer-
mo de fiebre amarilla en los trc.-
primeros días de la enfermedad y
que después de haber mordido al pa
cíente tenían que transcurrir de do-
ce a veinte días antes de que el mos-
quito pudiera comunicar la infección
y que después de habef sido picado
otra persona j»or la infectada hembra
del Stegomva se necesitaba un pe-
ríodo de incubación de tres a seis
días antes de que la víctima comen-
zara a presentar los síntomas de la
fiebre y. por último que la en~e< -
medail misma es causada por un pa-
rásito submiscrosc6pico.
Gorgas. qu£ er^ entonces jefe de
la salubridad en la Habana inmedia
tamente comenzó a tratar de aprove-
char aquel descubrimiento. Primero
se intentó .vacunar a los enfermos y
a los sanos para precaverlos del con-
tagio. pero la vacuna no dió ningún
resultado.
Entonces Goreas procedió a poner
puertas de alambre en las casas par-
ticulares y en los hospitales para im
pedir asf que los mosquitos picasen
a los sanos y fumigó todos los ba-
rrios donde existía la enfermedad.
Después atacó a los mismos mosqui-
tos destruyéndolos en sus madrigue-
ras y "mató sus larvas derramando
petróleo en todos los depósitos de
aguá.
Diez años antes de la ocupación
de la Habana por los americanos el
número de víctimas que hacía anual-
mente la fiebre amarilla era de 5000
por término medio. En febrero de
1901 inauguró el Dr. Gorgas su nue-
vo sistema de combatir la fiebre a-
marilla y la epidemia comenzó a ;St
crecer de una manera sorprendente
y el último caso se dió en septiem-
bre de ese mismo año.
Además de la campaña contra el
mosquito de la fiebre f.marilla. el Dr.
Gorgas atacó con igual eficacia al
mosquito '-anófeles". que e.? el de l.t
malaria. Antes de 19Ή er. la Ha-
bana había de 300 a .".00 defunciones
por año a causa de Ja malaria. Ese
número fu£ decreeieni."» rápidamen-
te hasta que en 1912 ίδιο cuatro de-
tenciones al afiQ. ecurrieron por esa
enfermedad en ti Hal\*ina.
SANEAMIENTO DE LA ZONA DEL
CANAL.
E. Gobierno americano que com-
prendió ¡o importante !a obra cic-l
Dr. Gorgas en la Habana lo nom-
bró jefe del saneamiento de la zona
del canal de Panamá.
Cuando a la mitad del siglo pasa-
do se construyó el ferrocarril de Pa-
namá. se decía comunmente que ca-
da durmiente que s^ ponía costaba
una vida. La insalubridad de aque-
^Hos lugares puede compararse con
"decir que los franceses en el inten-
to que hicieron para construir el ca
na! perUian caca ano :a terrera par
te de sus obreros debido a la fiebre
amarilla.
Y fué la falta do gente más que
la de dinero de maquinaria y de ha-
bilidad lo que hizo fracasar a la com
pañía francesa. De haber continua-
do las mismas condiciones de insalu-
bridad los Estados Unidos habrían
perdido durante la construcción del
canal 3500 vidas al año. lo cual ha-
bría producido casi un pánico en la
nación americana.
Gorgas comprendió la responsabi-
lidad que pasaba sobre sus ^hombros
como jefe del servicio sanitario de
la zona del canal. Como decía muy
bien Frederick J. Haskin: "Xo hay
montañas q' deban derribarse ni ríos
que deban canalizarse ni maquinaria
titánica que sea necesario instalarse
que presenten tan graves obstáculos
para la construcción del canal como
los enjambres de -mosquitos que se
crían por miríadas en cada laso en
cada estanque en cada depósito de
agua en cada manojo de hierbas en
esta tierra tropical. Cada mosquito
es un mensajero de la muerte"! Ksa
peste zumbadora es la que ha derro-
tado a los franceses on Panamá sin
que los franceses hubiesen podido
saber la causa del ataque.
Inmediatamente dividió Corpas la
zona del canal en 25 distritos sanita-
rios cada uno a cargo de un inspec-
tor sanitario que tenía a sus órdene»
de 20 a 100 hombres con su respec-
tivo mayordomo. Se aplicó el siste-
ma Gorgas para eliminar las crías
de los mosquitos y para el otoño de
1905 se había desterrado completa-
mente la fiebre amarilla de la zona
del canal y se había dominado la ma
laria.
El haber libertado a la zona del ca
nal de la fiebre amarilla siempre se
recordará en los anales de la medici-
na como una hazaña. Los traba-
jos de Corgas salvaron 71.130 vidas
y ahorraron al Tesoro americano más
de 39.000000.
Para la obra trascendental de Cor
gas. la gran enseñanza que él pro-
porcionó a la humanidad al haber li-
bertado a Panamá de la fiebre ama-
rilla cuando era tenido como uno de
los centros principales de tal epide-
mia. es que todas lág enfermedades
tropicales pueden prevenirse o curar
se. y que se halla dentro de las fa-
cultades y posibilidades de los go-
biernos asegurar la salud y prospe-
ridad de las vastas regiones tropica-
les de Centro y Sud América me-
diante la aplicación de métodos sani
tarios.
Después de haber librado a la Ha-
bana y a Panamá de la fiebre amarl
lia y de la malaria en 1913 fué el
Dr. Gorgas. a petición de la Cámara
de Minas de Johannesburg al Africa
del Surf a investigar la causa de la
epidemia dé pulmonía que reinaba
allí. En 1912 y en 1913. a petición
del Gobierno del Ecuador y después
en 1916 como miembro de 1a Oficiña.
Internacional de Salubridad de la
Fundación Rockefeller se encargó
de l«i campaña sanitaria en ese país-
contra la fiebre amarilla.
En 1913 fué nombrado cirujano ge
neral del ejército y con ese caiácter
entró en la guerra en la que tuvo a
su cargo la salubridad de las tropas
habiendo obtenido su labor resulta-
dos altamente satisfactorios. Se re-
tiró del ejército en 1918 y se asoció
con la misma Fundación Rockefeller
para continuar luchando contra Ui
fiebre amarilla.
Gorgas murió en Londres el 4 de
MIGUEL OTHON ROBLEDO
(.*)
CIUDAD DE MEXICO marzo 1
Hace pocos días apareció en uno de
los periódicos de la Capital un suel-
to de gacetilla breve y escondido en
tre la balumba de la información
dando cuenta de la muerte del poe-
ta Miguel üthon Robledo. La pie-
dad de algún conocido del extinto ha-
bía vertido consuelo de algunos elo-
gios sobre la tristeza de aquella no-
ticia desconsoladora; mas se adver-
tía que el ligerfsimo panegírico es-
taba hecho de prisa como quien quie
re cumplir con un deber penoso tal
como el de arrojar un puñado de tie-
rra en la fosa del que fué nuestro
amigo ese último tributo de amis-
tad con el cual juzgamos eternamen-
te saldada la cuenta de cariño con
el que se fué silenciosamente de es-
ta vida ¡ Por lo demás el home-
naje póstumo no le quitaba a la nota
necrológica el tinte pavoroso que le
daban los detalles de la muerte tris-
tísima.
Miguel Othon Robledo decía la in-
formación había muerto en una sa-
la del Hospital Juarez—allí donde
van a morir los seres del hampa som
bría y dolorosamente—solo olvida-
do víctima del abandono y del vi-
cio de esa enfermedad sin nombre
que consume la vida ""de loa bohe-
mios que se dejan deslizar por la
pendiente fatal de la degeneración.
Una casualidad nos había hecho co-
nocer al poeta en estos últimos días
de su dolorosa existencia. Fué en
la sala de Redacción de uno de los
periódicos de esta Capital. Contras-
tando con la buena catadura de la
gente de pluma que iba de aquí para
allí en aquel lugar vimos"a un indi-
viduo lamentable. Alguien quiso dis
culpar la presencia del tipo arranca-
do de algún antro abominable dicién
donos:
—Si ustedes supieran quien es..¡
No podíamos imaginarnos qué per
sonaje importante pudiera ocultarse
debajo de aquellos harapos misera-
bles.
—«'Han leído ustedes los versos de
Miguel Othon Robledo? insistió el
que estaba empeñado en darnos ex-
plicaciones.
Los versos de Robledo no pueden
ser desconocidos para el que siga con
interés la evolución literaria de Mé-
xico. Robledo era de los del "v'.Itimo
barco" como dijera el inolvidable
maestro Sierra y su nombre descolla
ha prestigiosamente entre los de los
poetas de esta generación. Las Revis
tas ilustradas de Méx. y de laAmérica
Latina los publicaron con eneomiásti
eos comentarios. De allí que ningu-
no de los que esíabamos presentes ig
nnramos quien era Migue! Othón Ro-
bledo por mils que no lo conociéra-
mos.
Y con gran asombro nuestro . supi
mos que aquel tipo astroso era Mi-
guel Othon Roblado....
Sería posible ?
La figura de aqueí desdichado no
se concillaba con la idea que se pu-
diera tener de un poeta. Idiotizado
por e] alcahol. tembloroso rapado de
la cabeza como un ''juan" cubierto
de andrajos casi descalzo hacía pen
sar más bien en uno de esos tipos
arrancados de la piquera o de la pul
nuería. de los que han descendido el
último peldaño de la delegación t
nacieron entre la hampa y allí vivie·.
ron y se consumieron.
El vicio le tenía casi paralizada*
las piernas hablaba trabajosamente
y sonreía con sonrisa de idiota.
Y era apenas un mozo de veinti-
cinco o veintiocho años. ^
¿Que quedaba de aquel tipo gallai-
do que habíamos visto en fotografía»
de melena rizada grande corbata y
profundos ojos soñadores?
La historia de Robledo fué la de
tantos muchachos inteligentes que
vienen a la Metrópoli y se hunden con
sus sueños y su talento en el infier-
no de la bohemia negra.
Todavía hay por desgracia quienes
crean que el camino de la gloria es
la taberna y ej de la sala de la or-
gía. Románticos a la Verlaine o a la'
Gerardo de Nerval buscan la inspira
ción en el fondo de una copa fie ajen
jo y la razón y el objeto.de la vida eu
los impuros brazos de la3 amantes
de un día. *
Robledo rodó por las redacciones
de los periódicos descendiendo cada
vez más en la categoría de su posi-
ción intelectual por no querer con-
vencerse de que ya no se trabaja en
los periódicos como hace veinte afios;
con la botella de mezcal en el cajón
de la mesa y el desorden mas espan-
toso en el espíritu. Poco a poco se
fué obscureciendo su inteligencia lu-
minosa hasta no quedar nada en ella
del poeta que escribía versos diáfa-
nog que henchían de suspiros los pa-
chos de las mujeres soñadoras.
Fué descendiendo hasta ¡legar al úl-
timo grado: a vivir de la limosna de
los amigos que consumía íntegra en
las tabernas de ínfimo orden en la«
pulquerías de barrio en los meso-
nes donde pasaba la noche por la raí
serable cantidad de tres centavos.
De uno de esos mesones fué reco-
gido hace pocas semanas entumeci-
do y febricitante a la vez. Llegó ct
momento en que la naturaleza arrui-
nada no pudo más y del mesón mise-
rable abrigo de pápelos y de mendi-
gos. fué a dar a una ca«ma del Hospi-
tal Juarez donde se extinguió oscura
y dolcrosamente su vida.
El caso es triste de una trifteza in
finita mas. felizmente no sirve mas
que para hacernos mas horrible esa
bohemia negra que tantos acólitos tu
vo antaño y que hoy apenas se tolera
en las páginas de Murguer o en los.
versos rotundos del Cyrano.
La intelectualidad ya no gasta me-
lena ni se deja los cuellos sucios por
varias semanas. Los que viven de su
pluma y de su pensamiento son labo
riosos. madrugadores metódicos co-
mo los horteras o los campesinos. La.
lucha es muy dura y todo el mundo
sabe que para ''llegar" es preciso tra
bajar con afán como en cualquiera
otra ruda faena manual con pacien-
cia do obrero con tesón y constancia
robándole a la vida aun aquellas sa-
tisfacciones de que pueden disfru-
tar los que solo aspiran a vivir hu-
mildemente. j
El caso de Miguel Othón Robledo
solo debe servir para hf.cer más abo-
rrecible a la generación que viene
el romanticismo enervante y fatal de
la bohemia negra....
EQUIS.
LA CONSPIRACION DE ALPUCHE
6 DE MARZO DJi. io-ív.—cn este
día llegaron a México lós oficios y
papales quo el P. José María Rublo
Alpuche. Presidente del Congreso ha
bía enviado al General Mier y Terán
invitándolo a pronunciarse contra el
gobierno.
El gobierno ¿|e Bustamante decía
contar con la simpatía y apoyo de to-
do el país pero la verdad es que era
combatido por sus enemigos por to-
dos los medios posibles. Varios dipu
tados encabezados por Rubio Alpu-
che .escudándose con el fuero de que
gozaban atacaban en sus discursos
al gobierno pero muchas veces eran
silvados por el público de galerías
entre el que había algunos enviados
por el gobierno con ese objeto.
N"o contentos con atacar al gobiei
no de palabra sus enemigos descen-
dieron al terreno de los hechos y el
P. Alpuche que era uno de los más
exaltados dirigió una comunicación
al General Mier y Terán Comandan
te de las Armas en el Estado de Ta-
maulipas. invitándole a pronunciarse
contra el g'obierno ofreciéndola c.ue
sus servicios serían retribuidos con1·
largueza.
En la carta que le dirigía se expre
saba Alpuche en estos términos: ''La
julio de 1920 entregado a sus traba-
jos en los momentos en que se pre
paraba para emprender un viaje a
la costa oeste dej Africa.
Al saber que estaba enfermo el
rey de Inglaterra que desjaba con-
decorarle por sus trabajos fué .· vi-
sitarle personalmente y le confirió en
su mismo lecho la cruz y la estrella
de Caballero Comendador de la Or-
den de San Miguel y San Jorge.
Otras muchas naciones le colmaron
también de honores.
iiVCl UXU UCI VUW(jivov v.? ktttt J.. J-Ty
que los diputados ni hablamos ea
las sesiones porque los agentes del
Ministerio nos callan con insultos y
dicterios desde las galerías.. ..El
plan que trae entre manos el Gabi-
nete e.s quitar de un modo honesto
todas las legislaturas y no mandar re
ponerlas; mandar a los Estados je-
fes militares los más inmorales y
corrompidos para provocar la guerra
civil Tiene usted demasiada pers-
picacia para conocer los deseos del
bien nacional que nos anima y ha-
biéndolo usted comenzado a dar prue.
bas de amor ardiente a las institucio
nes .espero y esperamos que no la so
foquen las consideraciones y respe-
tos que para estos casos se interpo-
nen."
El General Mier y Terán que era
hombre leal juzgó de su deber evi-VS
tar que otras invitaciones semejan- ■
tes se hicieran a las demás autorida-
des a fin -de que el país no se viese
envuelto en otra revolución =angrien *|
ta y envió al Ministro de la Guerra
Don Antonio Fació los oficios y pa-
peles que le había enviado Alpuche. -
con lo cual no faltó a ningún deber
de amistad y caballerosidad puesto
que jamás había tratado a dicho sa-
cerdote.
Inmediatamente que el gobierno se
enteró de lo que tramaba Alpuche·.·
ordenó su detención la cual se ven- -
ficó al día siguiente. En su casa se
encontraron muchos documentos com
prometedores por lo fué entregado al
Gran Jurado que sentenció a Alpu- a
che al ser deportado por seis afios. 9
Entre otros individuos que ae juz- |
'-Tgjl
griban ofeudidos por el naevo go- I
bierno se hallaba don José Salgado L
gobernador de Michoacán a qcien el I
Ayuntamiento negó obediencia* el 5
de marzo en virtud del artículo IV
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Lozano, Ignacio E. La Prensa (San Antonio, Tex.), Vol. 10, No. 22, Ed. 1 Monday, March 6, 1922, newspaper, March 6, 1922; (https://texashistory.unt.edu/ark:/67531/metapth1068484/m1/3/: accessed July 18, 2024), University of North Texas Libraries, The Portal to Texas History, https://texashistory.unt.edu.; .