La Prensa (San Antonio, Tex.), Vol. 10, No. 153, Ed. 1 Sunday, July 16, 1922 Page: 3 of 16
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LA PRENSA
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-
EL SEMBRADOR DE CIZAÑA
(Por el Lic. Nemesio GARCIA NARANJO)
E¡ Padre Jac rito me invitó a que fuess junto con él a visitar las parcelas
descuidadas de los labradores. A todos ¡es dijo que debían cuidar las se-
menteras. y a cada uno le fue repitiendo con unción ¡a parábola de la
cizaña del Sembrador inmortal. Los campesinos escuchaban 'os consejos
del cura con respeto y amor; pero hubo un rebelde que se mostró satisfe-
cho de las ;arras y ortioas de su ¡abar y qu«» contestó al Padre Jacinto:..
—Conmigo r.o rezan sus observaciones señor Cura porque soy ateo.
—^Atfco?—p· pguntd azorado el óacerriote.—¿Pero tú crees que es muy
f¿CÍi ser itec? ¿Consideras que per tener la pedantería de formular unas
cuantas blasfemias pueriles puede ya -catalogarte .como ateo? ¡Ateo¡ ¿Te
has dado cuenta alguna vez de la desolación horrible de esta palabra
cruel? ¿Acaso tu parcela es al mismo tiempo estéril como las arenas im-
placables del Sabara fría como los témoanos del polo.' amarga como las
aguas del mar y negra como una caverna cuyas concavidades se prolon-
gasen hasta el centro de ¡a tierra*
— No se necesita tanto p3ra ser»'ateo—Contestó el renegado.—Basa no
creer y yo no creo.
—Pues precisamente el hecho de ne creer te llenaría inmediatamente
e· alma de rrialdad de esterilidad de amargura y de negrura infinitas.
Tú crees: per© ornas el ate'smo como una moda que hay que seguir
sara obtener aspecto de pensador. E'es un charlatán del escepticismo que
mueve a 'isa. Permíteme que te lo diga: eres un ateo cursi.
—Tarrbién Hugo roscolo y Leopardi Voltaire y Vigny. Carducci y
Guerra Junqueiro formularon blasfemias terribles.
—Allí esta la causa de tu llamado ateísmo. Blasfemas para parecerte
ρ otros: eres un imitador servil. Te has propuesto esterilizar tus semen-
teras. y has sembrado en ellas la cizaña: pero ese empeño que demuestras
en esterilizarte pone de relieve la fecundidad amorosa de tu alma. Ese
;fán tufo de blasfemar es la mejor prueba de que eres un creyente.
— No es cierto.—contestó el renegado.
— Entonces.—replicó el Padre Jacinto.—¿para qué b'asfemas? Siem-
pre nuestro ser endereza sus odios >· sus amores hacia aquellos seres cuya
existencia nes consta. Amamos !a vida y odiamos la muerte que también
ts vida: pero...... ¡el no ser/...... ¿quién puede pensar en él? Se ama
ρ los muertos porejue vivieron y siguen viviendo en nuestra memoria; se
les ama por lo qt e hicieron en vida. Asimismo. inspiran aversión aquellos
cesaparecidos que hicieron mal a su paso po- el mundo. La vida es por
consiguiente el centro del amor y el odio: muchas veces el alma sigue
odiando o amando a semejanza de una rueca c.ue continúa girando aunque
se pare el motor que la impulsaba: pero de todas maneras vivir o haber
viv:do. es la causa de todo sentimiento. ¡Y tú dices que odias al "no ser"/
Te engañas: esa fría abstracción desligada por completo de la existencia no
p.ieíe ns^irar odio. Ni los ser-.s mas humildes !o son hasta el graco de
arrojar s is sentimientos al vacio.
Los violentes como tú no me preocupar.—prosiguió el Padre Jacinto—
Los que me llenan el alma de desconsuelo son los espíritus indiferentes
casi conciliadores. ?uc aceptan la invasion dei mal. porque no quieren salir
c'e :a pereza oriental er> que se encuentran sumergidos. Los que sin servir
λ Dios tampoco lo insultan los que no se defienden de ¡a lepra del análisis·
los ciue cejan que en sus parcelas se extienda la cizaña.
— Yo he dejado que la cizaña crezca en mi labor.
—Tú no te has dejado dominar por la cizaña: la has sembrado tú mis-
rio y eso en otra cosa. Tu parcela no está descuidada: por el contrario
tas zarza* crecen «·η ella con método y aliña. No eres un ateo sino un la-
brador extravagante que en vez de sembrar útiles arbustos se ha propues-
to cosechar ortigas. ¿Y qué ganas con exhibir tu maleza? Demostrar que
puedes cult:var plantas nobles y beMas. Crees negar y en realidad afirmas;
crees blasfemar y de hecho tu? expresiones ardorosas son plegarias inver-
tirlas que honran tanto al Creador como los rezos de cualquier creyente.
Tu escepticismo es procurado: por eso no es sincero ni peligroso. Si
te vie-a con el alma fría con 'a parcela abandonada entonces si tendría
Fciedo de tu ateísmo.
—Por qué?—preguntó e! rebeice.
—Porque la blasfemia es ur producto espiritual que acusa orgullo en
el blasfemo. Dtnoía pasión cólera rebeldía y altivez: y todos estos atri-
tirics no Kt compíaecer con la rrania de arroja- saetas a la nada. Tú
sientes que hay algo a'go que se te impore con fuerza avasalladora aigo
tjue monopoliza tus sentimientos y llena tu vida.
Calló ei renegado y e¡ Padre Jacinto continuo visitando las demás par-
celas. y a todos los labradores les siguió" -epitiendo la parábola de la
cizaña del Sembrador inmortal.
ι
EFEMERIDES
MEXICANAS |
1β DE ¿ 11ΛΟ DE 1S24.—En este
*ί *. :i titrr.i el Libertador i;ur-
bi.le ?i! Sou> la Marina.
í>eneski le había llevado el día ante-
rior la noticia de que el Congreso lo
Jiabia puesto fuera de la ley pero no
ohst m*.e esto Iturbide resolvió saltar
κ ti rro. y celebrar una conferencia
con o! se&eral don Felipe de la Gar-
rí. Cor.o>;ia por tanto el peligro a
<jue s» exwria si desembarcaba pero
estando decidido a hacerlo escribió
entes una carta a su corresponsal en
Londres. D. Mat.-o Fletcber La cuou
decía asi:
**A bordo del bergantín "Spring"
frente a ta Farra de Sanlan 1er. 13 de
juiso de 1SÍ4.
*"Mi apreciabie amigo: Hoy voy a
tierra acompañado sólo de Beneekí a
tener una conferencia con el general
que manda esta provincia esperando
que sus disposiciones sean favorable®
para mi. «n virtud de que las tiene
mu)· buenas en beneficio de la pa-
tria. Sin embargo indican no estar
bre nuestras cuentas y negocios pen-
guraba y no sent difícil que se pre-
sente grande oposición y aun ocu-
rran desgracias. Si entre éstas ocu
rriese mi fallecimiento mi mujer en-
trará con usted en contestación so-
bro nuestras cuentas y „egocios pen-
dientes: má-s yo entretanto no pue-
do prescindir da renovar para este
caso los encargos a usted con respec
to á mis hijos a quienes ruego preste
los mismos auxilios por nuestra a-
mistad. a su beneficio cuidando es-
pecialmente de que» se conserven
siempre en la religión de su padre.
No puedo decir más sino que es de
usted su afectísimo Q. S. Μ. B.—
Agustín Iturbide.—Sr. D. Mateo Hot
cí- er.—Londres".
Escrita la carta anterior Iturbide
mandó disponer el bote que los había
3e llevar a tierra y entrando en él
coa Bcneski se dirigió ar sitio llama-
do la Pescadería» situado a una le-
cua. río arriba sin tocar en el desta-
camento cíe la barra creyendo acaso
ahí no había vigilancia y que
•Jturbide desembarca
Paja a 1a ¿zz- 1»
■ «. >-^-V>^WW%^^^^»WWSAiiVWVVN^i^VS/· .
LIBROS-REVISTAS I
I PERIODICOS |
la libro sobre el petróleo
Con el titulo ti? "Petroleum. Where
una How to Find It." <E1 Petróleo:
Cómo y Dónde Encontrarlo) ha pu-
blicado Mr. Anthony Blum un corto
pero jugoso tratado acerca de! acei-
te minera- y de la manera do bus-
car los lujares en que pueda hallar-
se y có::io encontrarlo.
Como se ve. ese libro está dedi-
cado especialmente a los explorado-
res de los 20:1 as petrolíferas a los
•"buscones": poro no deja de ser su
lectura altamente interesante para
toda clase de personas.
ñ .p:- etaoin shrdlu cnifwyp
La obra se compone de cinco par-
tes. En la primera estudia la geolo- <
gia des petróleo describiendo los te-
rrenos en <iue suele hallarse de pre-
ferencia. En la segunda se indican
los síntomas que hacen presumir que
haya petróleo en un terreno dado el
modo de buscarlo y de examinar el
primer aceite que brote: la vida y
rendimientos del petróleo y de los
pozos de natural; cómo aumen-
tar la producción de los pozos petro-
líferos. y dedica un capítulo a hablar
del desperdicio que se hace de gas
natural en los Estados Unidos.
Esa parte se encierra con una li-
gera descripción de los princ:j>ales po
zos y minas del mundo.
La tercera parte trata de la mane-
ra de taladrar un pozo de petróleo
o de gas natura! el costo del taladro:
la manera de evitar los p.iigrcs; de
las indicaciones del agua salada.
La cuarta parte está consagrada al
comercio del petróleo al método de
ventas ios tanques de almacén del
combustible etc.. etc.. la Quinta y
ultima trata del petróleo desde el pun
to de vista de los derechos fiscales
que hay que pagar en los Estados
l" nidos.
I-i obra contiene también Varios
cortes de terrenos petrolíferos para
djtr a conocer la naturaleza de las for
maciones en que se produce petróleo.
El estudio geológico del aprovecha-
miento de los terrenos petrolíferos
es muy interesante pues se trata del
petróleo desde su origen y acumula-
ción; se hace la geología de ios te-
rrenos dal .m: ν clasifica
conforme a los úiltirios adelantos de
la ciencia. Y hace una historia del
petróleo desde la anugriiedad hasta
nuestros dias. En otr<» capitulo hace
la historia del grts natural.
E! libro tiene apenas 367 páginas
en cuarto menor pero todas llenas de
profundidad y ciencia por lo que su
adquisición es muy útil a todos.
El libro ha sido publicado por The
Modern Mining Publishing Co.. de
Chicago.
Nosotros agradecemos debidamen-
te el ejempl^· que se nos ha enviado
de tan interesante obra
CR0NIQU1LL 4
La moda y sos absurdos
Si es verdad que por i:n cavo que
sa desprendió de una herradura se
perdió una batalla calculen ustedes
los hogares que se habran desbarata-
do por culpa de la odiosa moda.
Un sombrero con mucha verdura es J
algunas veces causa de desuniones
conyugales.
Yo sé bien lo quo les digo.
I Y que a pesar de ¡o» disgustos que
trae aparejada consigo sea reiría y
señora d«*l inundo entero'
Xo hay rey que cu^nie con más va
salles: no exists sultán que tenga
más esclavos; no hallaréis infante mal
criado con tantos caprichos.
Siinpre tiene un más ailiá. Hoy sa-
le un modelo de vestido y es la última
modo por veinte y cuatro horas por
que mañana aparece otra último mo-
delo que hace viejo y sin mérito al
que nació hoy.
No me admira que las mujeres jó-
venes que por temperamento son aigo
coquetas adopten todos los últimos
estilos habidos y por haber.
¿Que hoy s? llevan medias caladas?
Pues aunque parezcan redes de pes-
j car. vengan medias con boquetes Je
cuarto de pulgada.
Meno·; ma! cuando i...?· lucen unas
pierna* ui»-n torneadas blancas conn-
la nieve y.... limpias sobre iodo.
Ya dije: paso por que tas hijas Ί··
Κ va o-jo no lleguen a lo- veinte y cin-
co. sean sumisas esclavas de la mo-
da.
Pero los vejestorios do ambos se-
xos?
Bi'T. "mirado. esos sí merecen ser des
¡ terrados por su chifladura.
Diariamente cuando salgo de mi of i ·
clna. me encuentro con un señor res-
petable: de una altura máxima un
abd'"':n* η inverosímil y una edad más
' roedura qUt.· rn higo pasado.
Pires creerán ustedes que el tal in'li
viduo u.vi el bigoíito Charlie Cha-
plin?
No es esto ridículo?
Y los que ye pelan cor. máquina la
base d>'! cráneo y d· j.m e; mechón do
pelos en la cima del promontorio t*s·
ι teril?
I Xo ee verdad que parecen hongos
I glandes?
Λ mi suegra le da también por se-
guir la moda y muchas veces es cau-
sa su proceder de grandes trastornos
¡ domésticos.
— Que tal me va este sombrerito. hi
jos?
—Mi:y impropio para su edad.
Milagro que no saliera usted con
una gansada.
—Vo canso? ;Estontig». ι
—Como estatua antitjua? ¡Zopen-
co!
—Sus insultos llegan a la cúspide...
—Pruebe de escupirme. También le
escupiré yo.
Una carcajada de mi mu j ere ¡ta
pone fin a la disputa pi':qu<- m: sue-
gra avergonzada se retira prudente-
mente por el foro.
Hace quince días mi duiee cara mi-
tad Tie propuso:
—llévanos e! domingo ni Salado.
Mi mamá tiene deseos de sa'ir al
campo.
—Cor. tu madre y al Salado? Bsto
sería el colmo de la salagón.
—Vamos morronquín. no seas así.
—Pero si tu buena madre echa la
sal a todos nuestros negocios.
—Debes ser más respetuoso con tus
mayores.
Como seria yo tu esposa si no hu-
biese existido mamá?
— ¡Zalamerílía \
El caso fué que mi mujer me con-
venció y que el domingo antepasado
110; fuimos a pasar «.·] día al campo.
Pero había que ver a mi suegra!
Con el pelo cortado a la altura del
pescuezo: la falda corta hasta la ro-
dilla: las medias rolladas a media
pierna y una blusa transparente por
delante y por de-trás con manj:;Ls der
nier cri. ¡Estaba para formarle el
cuadro[
Xo pude contenerme y exclamé:
—Pero no comprende usted seño-
ra. que su indumentaria no está bue-
na?
—Puis ciu-I· le pncuentta tti>;e<l. Πι
<más o de menos?
—Encuentro que esas trasparencias
están más o menos justificadas euon
do enseñan carnes ebúrneas pero no
pergaminos de la Edad Media
—¡Aν qué disgusto tan grande) Eo
ves. hija?
'Decirme a mí que soy de la edad
de la media/ Usted sí que es de 1a
época del calcetín.
—¡Para cuándo serán las muertes
repentinas. Dios mío!
En fin llegamos a "Medina Lake"
porque al Salado siempre lt> temí por
aquello de la saL
Tomamos una esquifa y
' Bago boga mi barquilla «
E3 Señorune perdone pero concebí
un diabólico plan.
Invitó a la. mamá de mi esposa a
pescar. Le di una caña y la coloqué
a la proa de 3a frágil embarcación y
en un descuido.... ¡patapluml em-
pujón y al agua. Cerré los ojos: me
persigné y.... un aplauso genera! que
partía de la muchedumbre estaciona-
da en las orillas me hizo solver a la
realidad.
;;Mi suegra nadaba como una mi-
cha | ¡
Segurrmonte forina pane do aque-
Ha legi«">n d»· madre» políticas preca-
vidas por de n;á<=. qu» toman a pecho
!o del f'.'i ti lar do aquella jota. ::raqo-
íi esa:
"Desde que so ha puesto en moda
hechar las suegras al mar.
el demonio de la mía
•«s*tá aprendiendo a nadar".
V siguió el vitoreo hasta que ganó
la crilla donde fué la admiración del
puídico.
Pues no querrán creerlo ustedes po
ro al domingo siguiente on "Medina
Lake. San José y demás balnearios el
ochan ta por ciento de las señoras se
halaban luciendo un traje exacto al
que llevaba puesto mi suegra cuan-
do 1;·. arrojé al agua.
Kut* creadora ele· osa. última moda.
Domingo Festivo y Jovial.
REVISTA DE LA SEMANA |
Sigue la huelga.—Otra Vez los anarquistas en
acción.—La Conferencia de la Haya
:joc: —
La huelga ferrocarrilera entra hoy en
su tere?ra símana sin esperanza al-
guna tie pronto arreglo. Es esta una
huelga ;'sui generis'* porque no e.s di-
rectamente contra las empresas sino
en cierto modo conira el mismo Go-
bierno Federal porque lo que dió ori-
gen al conflicto actual es una dispo-
sición respecto de salarios dictada por
el Consejo del Traix:jo Ferrocarrilero
qi|e es una organización creada por el
Gobierno y oue por lo mismo ti?ne
carácter oficial.
De aqui la gravedad do la huelga
ferrocarrilera. A nuestro modo de ver
el problema es el siguiente: ¿Se im-
pone el Gobierno a los obreros huel-
guistas dando protección amplia y
suficiente al trabajo libre o les huel-
guistas dominan al Gobierno y lo ha-
cen acatar sus desoos?
Tal es el formidable problema que
se debate en estos momentos. Y tan-
to los obreros como las empresas fe-
rroviarias lo ha-.t .comprendido así y
cada parre cree que se libra una bata-
lla decisiva entre el capital y- el traba-
jo organizado. La resolución del con-
flicto tendrá resonancia en todas par-
tos.
Por eso la lucha so ha enconado en
pocos d:'as y ya son numerosos los
rompehuelgas golpeados y varios han
«■:i'io muertos al pretender ejercer un
derecho garantizado por todas
constituciones los países civiliza-
dos: ··'. de trabajar libremente sin te-
ner que pedir permiso a nadi-o y por
el salario que convenga a cada uno.
¿Habrá trabajo libre o tai garan-
tía será letra muerta en la constitu-
ción americana? Esto Os lo que va a
decidirse.
El Presidente Harding ha expedido
una proclama prohibiendo el que se in*
tente detener los trenes cúrreos e in-
terrumpir d tráfico inteior. es decir
que se atente contra los trenos y sus
órdenes no sólo no srm obedecidas.
s:no que uno de lo.; jefes de la huel-
ga s* lia burlado de ellas y G o ni per s
casi ha desafiado a! Gobierno al decir
que la Federación Americana del Tra-
bajo hará cuanto esté de su parte pa-
ra hacer que triunfen ios huelguis-
tas.
Tuiibiéri ¡os niin ros en huelga han
hecho poco nprerio de las indicacio-
nes presidenciales hechas «a las em-
presas y a los obreros de que pongan
término a sus dificultades. En esta
huelga el Gobierno ha indicado que si
no se Ursa a un a reglo pronto se apo-
derará de las minas y las trabajará
por "ii enema hasta 14UC ambas partes
contendientes lleguen a un acuerdo
De esa manera no sufre el público la
escasez de combustible y pueden im-
presas y mineros seguir discutiendo
basta el lia del mundo sus diferencias.
¿ΙτΊ a s.-r esa también !a solución
de! problema ferrocarrilero?
De.«d·-· que comenzó !a suerra mun-
di U no se habían vuelto a cometer
atentados contra Jcfc^ de Estado. Di-
ri.ise que horrorizados los mismos sec-
tarios de Kavaehol de la tremenda
carnicería que tenía lugar en los cam*
pos de Europa «o olvidaron un tanto
!do los jefes de las naciones.
Y l>a locado en truerte a M. Millc-
rend Presidente de la República. fran-
1 cesa ser ia primera \úctima do los
• atontados terroristas.
El día elogido para cometer el aten-
tado no podía ser más significativo.
Francia celebraba el aniversario de la
toma de la Jiastüa que era una pri-
sión destinada a los nebíes y no a los
individuos del estado ha η o y al re-
gresar el Presidente de Francia de la
revista militar un furibundo anar-
quista. fundador y propietario de un
P'-rildico «le la secta le disparó tres
tiros cuando M. Millertand se hallaba
ya a cien metros de distancia; de ma-(
rsera qus el asesinato no se llevó a ca-
bo «
Pero si no murió el Jefe de la Na-
cí ü η Francesa si morir! probable-
mente el que intentó darle muerte el
viernes último porque la ley france-
sa castiga con la última pena a todo e'.
que atente contra la vida del Primer
Magistrado.
¿Que fin se proponen los anarquistas
con sus atentados odiosas? ¿Destruir
el principio de autoridad? Acabar
con toda ala·*? de gobierno? Si su-
cumbe un Jefe de listado otro la re-
emplaza inmediatamente. Mueren las
persona:: pero queda subsistiendo .el
principio de autoridad base de toda
cocic-dad por imperfecta que se le su-
ponga porque aun en tie los mismos
salvajes hay quien mande y quienes
obedezcan. ¡Yaya! Aun entre los
mismos animales que vrven en comu-
nidad hay uno que ejerce autoridad
y al cual todos rindan obediencia. Pol-
lo nue pretenden acabar con e¿e prin-
cipio asesinando a loa que ejercen
mando es tan insensato como querer
acabar con el sol tapándonos los ojos.
De aquí que tales atentados sean odio-
sos por todos conceptos puesto que
r.o tienen ninguna finalidad.
Se concibe que un hombre hijo dour.
país que ha sido dominado por un ti-
rano. se levante contra ésto y le dé
muerte esperando <le esa manera li-
bertar a su país. Esto es lo que se
llama el tiranicidio que aun algunos
teólogos aprueban en ciertos casos y
ba"io determinadas condk'ione-s. pero
dar muerte al soberano de una nación
que vive respetado del pueblo en
nombre ds una· idea absurda y crimi-
nal. ts indeciblemente estúpido y un
delito que ro merece perdón.
Cieno !o esperábamos 3a Conferencia
de La Haya ha terminado εη el fra-
caso. Los aliados echan la culpa de;
desastre a les bolshevikis y éstos a los
primeros lo cual quiere decir que u-
nos y otro? sr»n en '. artv rp?-i>onsables
di- ese doseni i.ee que era fácil de pre-
veer. .
Efectivamente las potencias euro-
peas debilitados y desangradas por la
última guc-rra. no se sienten con fuer-
zas suficientes para imponerse al Oso
Moscovita y de aquí que traten de
domarlo por medio de ia diplomacia.
Dos bolshevik is por el contrario han
Jorrado vencer a enemip'-s interiores
y exteriores: tienen la audacia ¿el fa-
r. itismo y tratan do llevar a la prác-
tica sus idoas disolventes y expender-
las por toda Europa.
De aquí q' los delegados rusos se ha-
yan opuesto en la Confersncia de Ge-
nova y después en la de La Haya a
que sé discutiera «quiera el derecho
de los extranjeros a ¡as propiedades
que ls3 fueron arrebatada^ en Rusia
la" cual'-s está dispuesto el Soviet a
devolver a sus primitivos dueños no
en propiedad sino sólamer.te en usu-
fructo pues la propiedad eor.tfoiu'ríi
perteneciendo al Estado . Natural-
mente tal actitud era enteramente
inaceptable para los aliados por lo q'
el rompimiento era inevitable.
Tor t'-nto. Rusia quedará cntrega-
«1:. a sus propios recursos sin que e!
resto df> Europa le tienda vna mano
de ayuda y el desconcierto y la anar-
quía* seguirán imperando <n el Impe-
rio que fur.ra de les Czares y en el
reto de Europa la miseria y to zo-
zobra secnirftn atormentando a .Euro-
pa y al mundo entero.
"S
Heraclio Bernal
EL RAYO DE SÍNALOA.
Hermosa novela mexicana basada en la vi-
da del generi>so*bandido que por tanto tiempo
asolara una extensa zona de los estados de Sina-
loa y Durango. En esta novela el autor don
José Ascensión Reyes hace un concienzudo es-
tudio sobre importantes problemas relacionados
con el presente v el futuro de México.
Esta novela está impresa en muy buen papel
y tiene hermosa cubierta a colores formando un
volumen de 240 páginas. Si usted aun no tie-
ne esta obra mándenos su orden acompañada
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SAN ANTONIO.TEXAS
Vimos EN YANQUILANDIfl
Por el Lic. V. SALADO ALVAREZ
No han sido siempre los listados Unidos el país fabuloso al cual todo·
adulan ante cuya estrella palidecen todas las estrellas y ante cuya haz toa -
das las haces se inclinan como pasa en la historia de José; tiempos tu-
vieron en qua también loa hiriera la úkitriba y los azotara la burla.
Después de los viajes fabulosos como el de Chateubriand—que parte*
no estuvo en este país sino cuarenta y tres dfas y que inventó las cuarenta
y trezavas partes de las maravillas que refiere—vienen los viajeros de 1·
época que llaman victorian los ingleses puros que miran a sus descendien-
tes emancipados con el desdén con quo· miraría una alianza con Lazarillo m
su amo el caballero. Stanley F. Williams ha comenzado en The North
American Review un estudio tan edificante como divertido de loa libros de
viajeros durante más de medio siglo d* historia amor ¡can a—1827—1884—
historia enterrada para siempre porque han sustituido a aquella edae -
otras ideas otras modas y otras costumbres.
Cuando vino a menos la familia de Carlyle uno de los hermanos de To-
más formó el propósito de venir a América; pero el gran ensayista lo atajó
a! paso. ''Nunca nunca exclama debes abrigar la idcr¿ do pasar tí char-
co para establecerte en YankiJandia. Ni siquiera lo pienses porque a le
menos inspirarías lástima. ¿Puedes desprenderte de cuanto es caro a til .
entendimiento olvidar la historia las gloriosas instituciones y los noblei
principios d<> la vieja ¡Sscocia.... sólo para comer un poco mejor?"
Y cuando Dickens precisamente en busca de mesa bien provista reco
rria los Estados Unidos al son de charangas vivas y aclamaciones—sin de»
cuidarse de mandar a la patria sustanciosos cheques—escribía Carlyle ee
Past and Presente: "Yankilandia entera sigue al pequeño y buen "Schnup-
sel" distinguido novelista/ entre hurras antorchas y banquetes".
Mrs. Frances Milton Trollope visitó la nueva república de 1827 a 183 L
Conoció las ciudades estudió la política la religión la literatura y las eos- '
lumbres y su impresión es la que todavía tienen de los Estados Unidos
muchas gentes que habitar al sur del Río Bravo—lo mismo en Guadalajara
que en Quito en Trajillo que en Mendoza.
La obsesión de Mrs. Trollope son los cerdos que ve en las calles de
Cincinati que halla bajo sus ventanas echados a sus pies persiguiéndola
en sueños en boca del diputado que en plena tribuna lanai la lírica excla-
mación: "Hay que llegar hasta el fin" (go to the whole hog) como quien
dice "comerse el puerco entero". Nunca vió un periódicb que no tuviera
anuncios de esta laya: "Se venden dos mil barriles de puerco de prime-
ra clase". Llega a: creer que el puerco es el emblema nacional y que ef'
perfume de la tierra es una mezcla de whisky y de cebollas.
La religión le parece escándalo locura desenfreno histeria cosa Inferna» j
terrible. Para describir la escena que ocurre en una iglesia cuáquera evoca
tercetos del Dante. Loa predicadores no le parecen e¿res humanos sino dia-
blos encarnados y loa devotos y las devotas gentes que han perdido el
seso. 1
Y no Hay que naDiíU* ao ia literatura oti ejertJi.v ue «ο u=
la villa social y del orgullo de campanario que hace digan a la autora que
c-s preferible Filad* lfia a la "deforme colección de sucias asquerosas e in-
mundas callea d?l llamado Londres". »
La recepción a Dickens en 1S42 se asemeja en grande por lo barnumes-
co y lo ruidoso s. ¡as que hacen en Méjico a Blasco Ibíiñez a Rueda a Va-
lle Inclán a los dueíios de groceries en New Braunfels o a los carniceros \
ue Alamo Goroo. Comisiones de profesores recepciones de estudiantes
campesinos que vienen de dos o trescientas millas sólo para ver a un hom- ·
brecillo que «i-cribe iibros que· hacen llorar de ternura a las hijas de unos
cuantos clerigones del Oeste. >."0 s? le deja libertad de respirar; se le cer-
ca se le busca se le estruja s? le aprieta no puedo dar un paso sin ha-
Ilan-e con docenas de admiradores ni abrir su ventanal sin escuchar ban- ^
das de música ni abrir la boca sin que fre tome nota de sus palabras. Al
mismo tiempo lo describen los periódicos "nervioso quieto con ojos azu-
les rojos verdes blancos cafés nebros color de avcliama de violeta y con
todos los de-mái de! arco iris. Tanto ¡«.rece un americano acomodado como j
el Emperador de los franceses o el Emperador de la China". Gana sumas
inverosímiles para entonces: 10.200 peso# mejicanos por semana—y estuve <
veinticinco— 4.300 por conferencia—y las daba todas la^ noches.
Y sin embargo Dicke-ns regresa desencantado: le habían cambiado so '
"Merrika": sus "Mérrikans'· como dice un personaje de Pecwick Papers
no eran cot η o los aguardaba. >'0 existían aquí la igualdad y la libertad; la
opresión reinaba como señora. La naturaleza no lo impresiona. "El
cfamado Far West escribe no puede compararse con la más insignificante
región de Gales o de Escocía". El lenguaje le pairos absurdo y dispara-
tado: la jactancia nacional aborrecible: las peculiaridades de la gente cómi-
cas y estúpidas. Camino de Harrisbourg un cocherilio le pregunta el ne
halla más agradables las tsrdes americanas que las inglesas. En San Louii
Missouri reventado de cansancio se ef-ha en la cama y un anciano se pre-
senta para leerle íntegra tina interpretación original que ha compuesto del
libro de .lob. Una dama le escribe pidiéndole un t-pitafio para su perra
Otra ofrece referirle las anécdotas divertidas que han ocurrido a su fami-
lia en el espacio de un siglo
Difiere en muchas cosas el gran Charlie respecto de Mrs. Trollope; pe-
ro conviene con ella en que no hay lata mayor que !a de habitar en Cin-
cinnati. · "
Después habrán de venir los viajeros aduladores corno Laboulaye loe
descriptivos como Bourget los analizadores como Bryce los furiosos como
Gorky Ibs admirativos como otros mil que cuando tr&.tan de la nación ame-
ricana aplican la frase de la Escritura sobre Alejandro: "en su presencia
la tierra calló".
Τ cuando tiene uno o dos adarmes de filosofía como los personajes de
Voltaire ríe con risa tranquila y mansa a! ver que las gentes echan chispas
"contra los detractores de nuestra patria" (Zorrilla. Bretón de los Herre-
ros. Blasco Ibáñez) o se encantan con "Jos que hac« η justicia a la tierra
q' nos vió nacer" (Balbuena Cervantes de Salazar Ca.derón de la Barca Bry
ce Stephens). Todos sirven todos enseñan de todos se puede sacar pro-
vecho y el discreto ni se ensoberbece con las razonadas hipérboles de un
Barón de Humbolt ni se encoleriza con las chistosas groserías de un Mau-
rice de Walcf o de los cincuenta mil que han escrito horrores contra Ist~
i-evolución. Deus tradidit mundum disputationibus hominum y no haj
que enfadarse con su Divina Magestad porque los horobrog hacen uso del '
discernimiento que les dió.
San Francisco Cal. julio de 1922.
SI YA MUERTO
00
Si ya muerto en mi tumba sintiera
que me envía un saludo tu voz
de la tunAa la atmósfera helada
sentiría trocada
en ambiente de dulce calor.
Si e! destino la. vida arrancáramo
no temiera a su empuje ceder
pues bajara contento a la fosa
si por mí de una vida dichosa
el destino te hiciera merced.
Si a mi tumba alg-ún día lejano
te aproximas la tierra al pisar
y al rozarla tu largo vestido
tendrá un eco de amor que en ani oído
ccn deleite sin fin. quedará;........
Jehu Da LEVY.
(Poeta Hebrea^
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Lozano, Ignacio E. La Prensa (San Antonio, Tex.), Vol. 10, No. 153, Ed. 1 Sunday, July 16, 1922, newspaper, July 16, 1922; (https://texashistory.unt.edu/ark:/67531/metapth1069238/m1/3/: accessed July 4, 2024), University of North Texas Libraries, The Portal to Texas History, https://texashistory.unt.edu.; .