La Prensa (San Antonio, Tex.), Vol. 8, No. 2,241, Ed. 1 Saturday, May 28, 1921 Page: 4 of 8
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320 N. SANTA KOSA AVE.
SAN ANTUNiu ilAAS
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U76.
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la en ta Administración de CcrrevS en Nue
*c Laredo. Tamaiiiip¿S. coa tezSim lo. de
Octubre Je 1*20.
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teeidencia deben d-irno» tanto ία nueva come
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N. R.vjí Box -Oo?. HiSí.i». Cuba.
Ocurran a mí personas enfermas
e incapacitadas.
Mi Mensaje a las n.nfermoa
* * ♦
Quiero >»»*''«"· con toda· *r>ejo5 φΐ»
Safras <Ja XsX*ras*i&d¿¿ de U Sa^rc
UanptMt Xtrflcr.e*. Vejiga. C*tarro.
ConlUpaeM· Estócias^ y. ra íia. <¿«
caaigmer» d· las cnícrtardaUc» 3Bt
Vjgejaa s 1c· bonh*5. SI hcíbo de
<jae usted x» «a «asíptiso. eo oe de-
n¡^na a ad es lo nú atuintt^ yató
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Cad.1 viia ponto a aicchí^iasc· boca
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aerado. apraclaria loa bans^eioa 7 Λ-
suta&a ςαβ ies pnpaesSam/K Véame
ron tóa mi eoaMi· zraflí. 7 la ti
pQaart ceta «Etarrfite τ aejorca Sor;
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rale la >eaa da «ta azada centenares da
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ca en todas tais pathii»·. XI atfrio
<!a í«S deaahnctados ha Sido 7 e* el tra-
Wo da tal rida. La Salad ώ nil Γ»·
ciantaa a> al raáa g-.-aoda inhalo Be
j '.—.'do tai» afleiaiS eo áan Antonio άα·
[ rauta sílabos atea. 7 aetaalrrcat» oea-
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52· da la calla Wcat Caamaiaa.
^ tatema nemo»
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<StA:ma Mrv.oSd íe fücuecta «x» »U οζλ
¿o. J C3« no ties· U etMJ.i* r *il«r
eo· dekierta- Si osted Se encarntri
entre el númeru d; eDoe. poT Bated
mismo βo dewrll de dejir ?»»»: an
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qce do lo Ue<r* «few a 1& desgra-
cie." Amur» ara <pí 5a caíado ao
•β lo scíicicirteraet» aerio i*irs qee
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»l»ía. la «nf'ranV jroeOc toasar ca-
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¿o es Que toda >ro*iuc2:~ 5¿a ¿¿t2
pae» no key an asi® <—*> de oVcrme-
dad u^rr^tA qsq Se bey* riíSí'üásde
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Π sfateme oervtot» «· Ρ·®· ·*
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pmcntKiá eincti*v*. DdM wi· QQ·
todo hombre «o» kye» ««». >
creyera <zom ta »!»*■·
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d* iu«e i mi ofleía» β ίητΛΒΠΓ* le·
resaltados que propoteíeae a «clS pa-
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Por el General Pablo González.
Para dejar bien deslindado el campo
de las responsabildades y para la de-
bida inteligencia de los hechos que
orillaron al desastre debemos estable-
cer aquí cuales fueron y desde cuan-
do existieron esas relaciones de amis-
tad **n el órden político (en el social
no afecta ai caso) entre don Yenusíia
no Can-anza y Pablo González y la
respetuosa subordinación de éste para
aquél: pues durante todo el tiempo
corrido de la caída del régimen de
Victoriano Huerta hasta la del Gobier
no les'timo que presidia don \"enus-
tiano Carranza mis enemigos de en-
tre los obregonistas primero y de en-
tre les favoritos del Jefe de la Revo-
lución. después recurrieron a todos los
medios imaginables para distanciar-
me de éL o por mejor decir para in-
fluenciarlo a que me retirara su con-
fianza.
Luché contra la Dictadura desde ε η
tes que el Sr. Carranza tomara parte
activa. Derrocado don Porfirio D'az y
durante la etapa maderista seguí sir-
viendo a la causa dfntro de la medida
de mi posibilidad: y cuando sobrevino
el cuartelazo de febrero de 1913 estuve
presto a continuar la lucha a cuyo
efecto y sin pérdida de tiempo me di-
rigí a don Venustiano. por el conducto
del hoy General Manuel W. González
x quien mandé cerca de aquel señor
para expresarle m* optnón de que nos
enfrentáramos a la usurpación huertis
ta y aporté los primeros elementos de
/uerza armada que puse a la disposi-
ción del que míis tarde fué el Primer
Jefe. Los primeros disparos los lanza-
ron los hombres que estaban a mis
órdenes y tal vez e^a oportunidad y
expontaneidad con que procedí hizo
que naciera en el Gobernador de Coa-
huila un sentimento de sólida confian-
za hacía mi. estableciéndose una co-
rriente de mutua simpatía y de esti-
mación.
Las consideraciones de que fui obje-
to y a las cuales procuré corresponder
dignamente dieron margen a sus pica
cias y a rivalidades de parte de otros
elementos subordinados al Sr. Carran-
za: Primero se me atacó haciéndose-
me aparecer como ambicioso y desleal
que no tardaría en querer hacerme
dueño de la situación dándose el caso
de que AJvaro Obregón. que se ocu-
paba de hacer trabajos en pro de su
candidatura a la Presidencia de la Re-
pública. y sus partidarios utilizaron
algunos periódicos nacionales y extran
geros para que sostuvieran la especie
de que don Venustiano Carranza re-
tardaba su entrada a la Capita! de
México a principios de 1?16. porque
"esa Ciudad y toda la región estaba
controlada por fuerzas dependientes
del General González lo cual era peli-
groso porque este Jefe pretendía auúe
fiarse de la situación dando un cuarte
r.zo para derrocar a Carranza.*' Des
pues y como González diera pruebas
inequívocas de adhesión y demostrar»
saber cumplir eustoso con su deber
los enemigos tildaron al entonces Ge
1 neral en Jefe del Ejército de Oriente
de servil de incondicional dispuesto
a todo por complacer a su Superior.
;L>e extremo η extremo se llevó ¡a
táctica de los pérfidos ataques! All!
»stá algún diario de Los Angeles. Ca
liíornia el cual dice en ςΐ editorial in-
titulado "SUS VERDADEROS ENE-
MIGOS". número 26 de febrero de 1916
lo que en lo conducente y a la letra
copio·"
"Por esta vez el miedo ha salvado
"al Señor Carranza: si hubiera ido a
"México quizá en su aniversario se
"hubiera repetido otro Cuartelazo de
la Ciudadela y hubiera habido otra
"victima. Aquel lo hubiera dado un
Tablo González: ésta lo hubiera sido
"el Primer Jefe. El nuevo Huerta es-
"taba listo mas el otro Madero no es-
"tuvo dispuesto. Y se salvó...»
Ese periódico no ocultaba su filia-
ción: puede verse allí en la fecha que
cito en primera plana y en tamaño
extraordinario el fotograbado de una!
respetable dama que estaba para con
traer nupcias con el General Obre-
gón; en el encabezado se lée: "LA FU-
TURA PRESIDENTA DE MEXICO".
Piro llegó la hora en que el Primer
Jefe tuvo a bien instalarse en la Ca-
pital. y pudo verse que Pablo Gonzá-
lez siguió sirviéndole con la misma fi-
delidad con q' lo hizo en los momentos
más críticos; lo mismo cuando la "So- j
berana Convención de Aguascalientes'' i
lo obligó a buscar el primer refugio ¡
en lugares controlados por fuerzas
Gonzalistas. que en todos los demás
trances difíciles. »
No dió resultado es.e medio de ata-
que y hubo que recurrirse al diametral
menta opuesto; por sistema se me lla-
maba "hechura de don Venustiano"
"incondicional a sus caprichos" "ca-
rente de voluntad propia" etc. Y sega:
cumpliendo con mi deber aun en ma-
chas ocasiones contra mis propios in-
tereses ya que se repitió el caso de
que las intrigas de Obregón me perju-
dicaran y aun me lastimaran.
Mis enemigos no contaban con la cir
cunstancia de que para los hombres
de honor y que tienen conciencia de
su propia personalidad no puede exis-
tir est incondicionalismo esa solida-
ridad que la Moral reprueba hasta en
'.as relaciones de padres a hijos y vi-
ce- versa.
Esa sumisión de mi parte para con-
el Sr. Carranza tenia un justo limite-
el deber. Y de alii que cuando se tra-
tara de cometer un delito de lesa de-
mocracia cuando se me obligaba a
claudicar de los principios por lo que
había sacrificado hasta mi tranquili-
dad. m-* negué terminantemente: no
hubo engaño ni la mas leve apariencia
de traición toda vez que al ser estre-
chado por aquel que había sido mi Je-
fe y mi amigo para que "renunciara
al deber c'vico de sostener mi candi-
datura u la Presidencia de la Repú-
blica y me prestara a la complicidad
de ayudir a la imposición de Bonillas"
opté por "romper pol'ticamento con
β. on Venustiano Carranza y desligar-
me de Í1 PARA SIEMPRE".
' Contra advertencia no puede existir
perfidia y así se lo hice saber al Pre-
sidente de la República en la solem-
ne y decisiva entrevista que con él
tuve como lo he expuesto con todo
género de detalles en mi articulo que
llevo por titulo "A pequeña Causa
Grande* Efecto"; me negué a tomar pa
pel de complicidad en la trama que se
urdía contra vi pueblo y quedé en !i-
bertad de proceder de acuerdo con mi
propio criterio fuera de la acción
de la disciplina y de la actitud
sumisa de inferior a superior.
Solamente la complcidad. la manco-
munidad forzasa por la comisión de
anteriores delitos. podr'a hiberme
arrastrado de modo fatal y jamás exis
tieron sino relaciones de amistad entre
hombres de honor que mutuamente se
ayudan cada uno dentro de ¡a medi-
da de su posibilidad y de su radio de
acción.
Siempre agradecí la confianza que
me dispensó don Venustiano Carran-
za; no podré olvidar las manifestacio-
nes de aprecio que me otorgó y las
consideraciones que me dispensó.
;Eso le debo y nada más que eso!
¡Bienes materiales no recibí jamás
ni canongias o prebendas pues los
elementos que se me confiaron fueron
puestos en mis manos para el servicio
de la Nación y yo no me aparté ja-
más de la senda del Deber cumpliendo
siempre como fiel mandatario con
más mucho más cuidado que si se
tratara de mis propios negocios que
afectaran a mi patrimonio.
Una Institución de Crédito dependien
te del Gobierno me facilitó determinada
cantidad de dinero por indicaciones del
Primer Jefe en calidad de préstamo y
con causa de réditos cuya cantidad
estuve amortizando en partidas par-
ciales. Reconozco ese servicio con el
cual no se compró mi libertad redu-
ciéndoseme a la esclavitud perpetua.
En cambio citaré el caso y no a títu-
lo de queja de que los bonos o alcan-
ces que me pertenecen por mi cargo de
General de División del Ejército has-
ta ¡a fecha se me adeudan; a cente-
nares de miles de militares y civiles
principalmente de filiación obregonis-
ia. les han sido cubiertos en totali-
dad.
No insistiré más sobre este punto:
al público toca resolver si mi cuenta
quedó saldada o si el balance en mi
contra me obligaba hasta la abdicación
de mis deberes.
¿Qué participación tomé en la calda
del régimen del Sr. Carranza?
¿Qué Influencia ejerció la circunstan-
cia de que yo HUBIERA ROTO PO-
LÍTICAMENTE CON DON VENUS-
TIANO CARRANZA DESLIGANDO-
ME DE EL?
¿Me loca alguna responsabilidad
por indirecta o remotísima que sea
en la trágica muerte del Señor Cu- j
rransa?
Mis explicaclor.es dejarán contesta-
das las dos primeras preguntas. En j
cuanto a la tercera de antemano me
someto al fallo infalible de la opinión
pública que será la que encadene a
ios culpables y tarde o temprano pe-
ro de modo inexorable les imponga el
castigo.
Perdida teda esperanza resolví ale-
jarme del teatro do los sucesos para
defender mi vida seriamente amenaza-
da y para protestar enérgicamente por
la violacióu ¿e uno de los principios
fundamentales que la Revolución ha-
bía conquistado a costa de tanta san-
gre derramada y de tan cruentos sa*
orificios consumados. Ya expliqué có-
mo salí de la Ciudad de México rum-
bo a Texcoco en unión del General Ja-
cinto B. Treviño y sin la COOPERA-
CION XI AYUDA DE FUERZAS DEL
GOBIERNO. Xo existió previa inteli-
gencia. ni acuerdo de especie alguna
con Jefes de alta graduación que ha-
bían militado bajo mis órdenes tales
como los Generales Cosio Rebelo y
Gustavo Elizondo; y sin embargo se
rebelaron contra el Gobierno haciendo
causa común para derrocarlo. Es indu-
dable que a ello los obligó el senti-
miento del deber como revolucionarios
que veían pisoteados los principios por
los que habían luchado; y no descono-
ceré también que al dar tal paso tuvie
ra su parte de influencia el compañe-
rismo y la subordinación que tiempos
atrás los ligaba conmigo.
Xo lardaron en unírseme poderosos
contingentes de fuerza alcanzando a
varios miles los hombres decididos a
volver por los fueros de la Revolución
y ya estando en mi Cuartel General en
Texcoco pude contar con valiosos ele-
mentos que indudablemente decidie-
rlan la situación.
Es claro y de ninguna manera me
atrevería a negarlo que toda la opi-
nión pública estaba de mi parte y
contra la imposición; sin que pesaran
en la balanza ni el ridículo Movi-
miento del "Agua Prieta" ni el con-
sorcio de Alvaro Obregón con el za-
patismo. A aquellos podría habérse-
les obligado (a los hombres de Sonora)
a no salir un paso fuera del terruño
y a Obregón con sus chusmas del Sur
a mantenerse en las montañas a sal-
to de mata sin consentirse en que sa-
lieran de Morelos y acaso de Guerre-
ro para irlos estrechando más t:'r-
de hasta destrozarlos.
En consecuencia mi participación
que no tenía otro objeto que el de evi-
tar el ultraje de que se impusiera
al País un Presidente sin la volun-
tad del Pueblo resolvió la caída de
don Venustiano. Y no rehuiré por cier
to ia responsabilidad que me corres-
ponde ante la Historia. En cuanto a
la influencia a que se refiero ese se-
gundo punto interrogativo es evidente
que. de una manera o de otra fué
decisiva para e¡ derrumbe del Gobier-
no; por una parte explotó el hecho el
Obregonism.·. se aprovechó de él Alva-
ro Obregón. como lo he explicado con
anterioridad haciendo creer despues
de la conferencia de Cha pul topee que
habían hecho causa común los dos Par
údos antagónicos-obregonistas y gon-
zalista—; y bajo esta crencia las fuer
zas adictas a Pablo González salvaron
la vida de Obregón y lo protegieron
hasta que pudo ponerse en contacto
con sus aliados y con los amigos que
tenía en Guerrero.
Xo niego esa influencia que mi rup-
tura de relaciones políticas con don
Venustiano Carranza tuvo en los fu-
turos destinos de la Patria.
En el Manifiesto a la Xación quo
el 20 de abril del año último lancé
desde Texcoco están condensadas mis
ideas y si no fuera porque la brevedad
de estos apuntes rae impide extender-
me. reproducirla aquí algunos con-
ceptos que ponen de relieve mi mane-
ra de pensar siempre firme ante la
salvación de los principios.
Xo cabe duda de que si yo hubiera
permanecido al lado de! Gobierno don
Venustiano Carranza aún estaría tran
quilamente en México y también se-
rian hechos innegables que el obrego-
nismo se habría reducido a un grupo
de vagabundos en las abruptas serra-
nías dej Sur· >' Q110 los autores secun-
darios del motín del "Agua Prieta" es-
tarían bien arrepentidos de su inten-
tona.
; La burla sangrienta al sufragio cam
bió los derroteros!
Al terminar el artículo anterior "ES-
CAPATORIA" dejamos a Alvaro Obre-
gón entrando a la Capital de la Repú-
blica al frente del "Ejército Liberta-
dor": antes de seguir relatando la in-
gerencia que este Divisonario tuvo en
los sucesos que se siguieron habrá
que retroceder unos cuantos días para
dar paso a la cuestión de aquellas
fuerzas que en obvio de la brevedad
llamaremos "gonza listas".
El día 7 de mayo último sal'an ape-
nas los últimos trenes de los veintitan-
tos que llevaba el Sr. Carranza cuando
entré a la Capital y las fuerzas gon-
zalistas capturaron la Artillería que
iba al mando del General Juan Mérigo
los aereoplanos armamento parque
archivos y muebles de las diversas Se-
cretarías de Estado de la Adminis-
tración del Timbre etc; el carro con
valores y cuanto intentaba trasladar
el Gobierno en su huida con rumbo a
Veracruz. En toda la región hasta cer-
ca de Esperanza no había fuerzas par-
tidarias de Obregún; y aun cuando to-
dos los Jefes tenían órdenes terminantes
y enérgicas dictadas por m' no sólo'
en el sentido de respetar al señor Ca-
rranza sino de facilitarle la manera
de que su convoy pudiera alcanzar el
Puerto; η pesar de tal previsión abri-
gué serlos temores por ¡a vida del Pre
sidente. a causa de lo que en seguida
procuraré relatar con la mayor fide-
lidad.
El Jefe de la Oficina Central de Te-
légrafos persona que militó bajo mis
órdenes y cuyo nombre no quisiera
ni recordar porque desempeñó un do-
ble papel me llevaba copias integras
de todos los mensajes que hacían es-
cala y los cuales iban dirigidos por
Obregón a sus Jefes subordinados que
estaban a la expectativa por el cami-
no te Veracruz y aún en la propia Ca-
pital de México: pude darme cuenta
por éave. de que daba órdenes termi-
gn-ntes m el sentido de que. sin pér-
dida de tlimpo se ataca'ra el tren Pre.
sicieneial p.tra ac(¡bar con el Señor Ca-
rranza Mis tisposiciones bien distin-
tas precisanu nte contra el deseo de
Alvaro Obregoa estaban dadas de an-
temano; pero p-eviendo cualquiera con
tingente o „lgu ia mala inteligencia υ
torpeza de cualquier Jefe interior qui-
se reiterarlas c« n mayor autoridad
si cabe.
Al efecto y como se prestara gustoso
a servir el Sr. Ingeniero Méndez Ar-
mendáriz por la amistad que lo li-
gaba con don Venustiano extendí un
salvo-conducto para el· propio correo
y otro amplísimo para el señor ca-
rranza y para las personas que lo a-
compañaran en su convoy ordenando
categórica y terminantemente a Jos-Je-
fes Militares de tránsito y a cua
tos concerniera" que s* de™
clase de garantías al eX~lrf " %u
a aquellos que lo acampanaban en su
tren asi como las facilidades necesa-
rias' a fin de que pudiera llegar al
término de su viaje· . .
El Sr. Méndez partió de Buenavista
a bordo de una máquina con vía li-
bro llevando todos los elementos que
se requerían para reparar el. camino
y pudo llegar a su destino tras de
grandes dificultades; pero teijgo enten
dido que no se le permi^"ó acedarse
al Sr. Carranza para cumplir con su
cometido sino que los Generales que
lo custodiaban creyéndolo esp.a l
maltrataron y lo vejaron de mil ma-
nera« arrebatándole los papeles que
llevaba. Por boca m:sma del enviado
se supieron estos hechos que revelan
la estulticia con que procedieron en
aquellos momentos decisivos los acom
paitantes militares del fugitivo.
Que las tropas gonzalista-s muy
morosas y bien pertrechadas jama»
molestaron ni mucho menosjVaca™tá
al sr. Carranza y a Μ conw.
plenamente comprobado j ni la m
refinada maldad podría aducir nada^
en contrario. _
¿Podría ocurrirse que don Luis C-
brera dijera algo que tend.era a to
vorecerme? . .
Este señor jamás desperdicia la
oportunidad que se le Pronta para
zaherirme con todo encono
dose de su fuerza literaria a tolla de
lógica y cuando esa oportunidad no
está a su alcance la busca hasta ha-
1 Por eso es que quiero sujetarme a
su testimonio que nadie en ocasión
tan solemne pondrá en duda; me r -
mito a sus propias expresiones a su
Aclaración rendida a raiz de los su-
cesos. sobre ei particular y con
suficiencia de testigo ocular.
A la letra copiaré aquí en lo cstri
tamente indispensable. alSu"os
ios de la obra escrita por el Lic. Blas
L'rra». o sea el pseudónimo o mejor
dicho el anagrama de Luis
a la que dió por Ututo LA HLRLN
'CIA l'K CARRANZA".
Página 111.— . _
.."Desde su salida de México. Carran
¡ra estaba derrotado. La artillería e
-el material de la fábrica de armas el
.'parque sanitario sus caballos mismos
"habían sido cortados. No le quedaba
••como defensa mas que una pequeña
"escolta que asi debe llamarse a a
-exigua fuerza .que .lo resguardaba
•compuesta apenns de las caballer as
"de Hcliodoro Pérez la infantería de
"de la Torre el Colegio Militar solo
"oficiales y restos de Supremos Pod®" [
"res. y lo demás una miscelánea de
"Jefes y oficiales sueltos.·..." ι
"Pero entonces .'en qué fundaba el
-Presidente sus esperanzas de llegar a
"Veracruz?—En el conocimiento que
"tema de González en la probabilidad
"de que éste no querría alejarse m"'
"cho de la Capital para no dcjarsela
"enteramente a Obregón y en |a es-1
"peranza de encontrar pronto fuerzas¡
"del General Aguilar. Aunque Gonza-j
-lez dominaba el flanco derecho del
•'convoy pues que no atrevería a a a-
"carlo a su paso.
"Por otra parte solo fuerzas de Gon-
zález lo separaban de Aguilar o as
"lo suponía a lo menos de modo que
"en llegando a Esperanza aun con pe-
ligros. las fuerzas de Aguilar lo pro
"tegerian en el resto del camino.
··/ an efeto pssó por Oturnba. por
"Ometusco por Apizaco aunque las
"fuerzas de González se atrevieran a
"atacarlo. Apenas s> hicieron tímidos
"reconocimientos. En San Marcos fue
-la escolta del convoy la que ataco no
"se sabe a quién pero tampoco fue a-
"catado por fuerzis de Gona e.. ·· .
Mas adelante en la página 1
•;1 Señor Cabrera:
"El General González envío al Pre-
(Pasa a la Pag- 7a.)
" ESTUVO EN CAMA POR
TRES DIAS
La señora Josie Reed de 217 N.
Exttr Si.. Tulsa Okla nos dice: "Es-
tuve en cama por tres días debido a
¡ios dolores que sufría de la espalda;
tomé entonces las Pildoras de Foley
para los Riñones y al cabo de dos
días estaba aliviada. No puedo ala-
bar lo sufier.te a su medicina." Las
Pildoras de Foley para ios riñonos co-
rigen las irregularidades de la vejiga
y fortalecen los ríñones y eliminan
del organismo los residuos que provo-
can lfs dolores de espaldá reumatis-
mo calambres hinchazón bajo ios I
ojos. etc. 'Adv) 1
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Lozano, Ignacio E. La Prensa (San Antonio, Tex.), Vol. 8, No. 2,241, Ed. 1 Saturday, May 28, 1921, newspaper, May 28, 1921; (https://texashistory.unt.edu/ark:/67531/metapth1069263/m1/4/?q=%22%22~1: accessed June 25, 2024), University of North Texas Libraries, The Portal to Texas History, https://texashistory.unt.edu.; .