La Prensa (San Antonio, Tex.), Vol. 10, No. 4, Ed. 1 Thursday, February 16, 1922 Page: 3 of 8
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g el oeriódico. .
■n(
Díaz no fué un mercader
Por el Lic. Nemesio GARCIA NARANJO.
Τ τ
Dije yo que los positivistas. con limaaioar a
Κ cabeza. habían tenido la. jaqueca obsesionante
do· los números; y Don Carlos Diaz Dufóo me ha
ri pilcado con áspera nerviosidad: "No fueron !os
positivistas n: el Sr. Limantuor quienes padecieron
«..-a jaqueca sino el General Diaz que era. el jefe
te Ja situación.'· Confieso que son otras Jas pala-
cr*s empleadas por el Sr. Días Dufóo pero ese
c.< su pensamiento. Además complace en recor-
darme que yo formé parte do las Cámaras porfiris-
tas. y s<· asombra de que yo r.o estuviese entera-
do de lo que a su juicio era. el meollo de la admi·
Li.tración.
Comete un error Don Carlos al tomar como
en ¡mi a acre para todo un régimen lo que sola-
r.itr.te fué apreciación sincera de un grupo de hom
b-vs honorable? ϊ>··γο con una visión tan exagera-
da ái> 2a. parte materia! de la vida. q:ie no se die-
γ·>·ι cuanta rf·· Tos arduos problemas nacionales ni
d·· :a t.-mpestari que se venía encima. Cuand-j el
.~r. I.imantour.—que dicho sea de paso fué quien.
d*vu«'s del o.-noral Díaz contribuyó m.'s en el
: «.iToilo de la riqueza nacional—aconsejó la re-
¡:iir.":a del Oran Dictador creyí» sinceramente que
i c iaba sus responsabilidades Jt.síóricas. ai contar
·· v;avo sutr? centavo les sesenta y tantos rnlüo-
-rv. !J(» cC entregaron ai Sr. tíurza. Don Carlos
'.·· dicho: aquello era el meollo de la adminis-
truclón.
V sin embargo ¡cuántas otras cosas hay que
coniar. pira gobernar bien a un puebio; No todas
li·> rt ¿poneabüidades se liquidan con un buen íba-
l.i r.ce económico; no se debe entregar un pueblo
••on?·» so entrega la caja de un banco.
E! Sr. Daz Dufóo me remite a un informe
presidencial rendido diez años antes de que el Sr.
I.I:nar.'.our ocupase la Secretaría de Hacienda y
en el cual el Dictador le da a la riqueza material
la "npo.-tanc.a que le corresponde. No necesitaba
!\>n carlos esa importante cita para convencerme
•J l-> que estoy plenamente convencido. De un dis-
curso que pronuncié hace tres años en honor del
Gen.ral Díaz creo pertinente reproducir los si-
guientes párrafos:
• U'. pasión l:a llegado a acusar a! General
Díaz de haberse ocupado exclusivamente de crear
•."luezu. material. Se olvidan quienes lortr.Uian es-
t» iar¡;o que México era un pals lleno de riquezas
cr. s :s eritrinas: pero inexpiotüdas por sus habi-
tamos que vivían en estado casi paupérrimo. La
T' \ olución de 1S10 había abierto los puertos rac-
.slrarics al comerc!o mundial: la revolución de Ayu-
»I:t rabia d"sanior:.zado Va propiedad inmueble del
xiis; ¿altaba cruar riqueza mucha riqueza para
·■'·:· el organismo mexicano libre de sus antiguas
v.aduras. pudiera entrar en actividad y desarrollo
i rn la riqueza «e podría r»'Sfularir.ar ¡a administra-
■ '*>n f^sca!. deparar la justicia fomentar la educa-
tion del pueblo proteger !as ciencias y las artos
¡-t'tivar en una palabra los vergeles encantados
co una civilización super.or. Y el General Díaz se
dedicó a cr^ar riqueza: acomodó los puertos para
re irlr embarcaciones de gran calado: dió facilida-
des para que se establecieran fundiciones de rae·
ta >:·. y así pudiera nfultiplicarse ia producción mi-
:<ra; ios ferr-K-am.. s pusieron -n contacto a todos
las : -ioncs del pais con e l extranjero y emp'zó
a subir la cifra de las exportaciones. Entretanto
so lahian equilibrado los presupuestos s·· mejora-
constantemente loa servicios públicos y mien-
tras s.> iba.construyendo nu'-vos factores do ri-
queza. se ib;· a ! ι ν«·ζ provocando un renaeimier-
ΐο de cuitara. Gasta decir que el presupuesto fede-
ral »:i lST-j. destinaba. a la enseñanza monos de
d· scier.tos mil pesos y *·η *310 pasaban de diez mi-
rones los gastos de ¡a educación pública e:¡ el Dis-
trito y Territorios federales para que has·;·. los
"t.'.s apasionados se convenzan de quo la paz ino-
cua. λ se iba convirtiendo *n paz orgánica cuan-
do ".:0 interrumpida por ¡as Impaciencias brutales
d« la Revolución.
"Cualesquiera que sean las necesidades del
p-i?s. no se podran satisfacer sino como lo proyectó
el General Díaz: creando riqueza. Vistamos conven-
i ios. si-mpr? lo ¡i'mo^ estado de que s»1 neeesi-
:.tn escuelas para educar al pueblo; pero las es-
« ;··.-as requieren maestros con buenos sueldos. los
-ua!r<5 ri pueden ser pagados sin que haya fondos
en el r.ario. I-α formación de un Ejército moderno.
»u repartición de 1a propiedad rural la industria-
lización d" nuestras ciases medias el funciona-
miento de buenos tribunales de justicia todos lo.*
a·» he ios clamoreados por la Revolución no se con-
siguen sino por medio d·· un estado rico que pueda
parar los nu-vos servicios con esplendidez y com-
pensar ¡e<! derechos h· r.dos »-n la anhelada trans
formación de la propiedad. Por eso la creación
de la riqueza tiene que ser !a piedra angular do
toda construcción ulterior; por eso. quienes des-
truyeren la riqueza existente fueron los verdade-
ros retardatarios de 2a libertad los asesinos in-
conscientes de sus propiog ideales ios "verdugos
implacables de la justicia anhelada."
Pero una. cosa es darse cuenta de !a obra roa-
lerial "porfiriana y otra muy distinta es figurarse
a Don Porfirio como una especie de mercader de-
trás d·» un mostrador y atento a gobernar solo
con números a una sociedad. Este conccpio estre-í
clio del gran Pacificador es falso ue toda falsedad.
Kl General Diaz fué un hombre extraordinario y
sintético que mezcló las virtudes idealistas más a'.-
t;is con las adaptaciones más materiales a 'a vida
práctica. Fué un romántico capaz de mor;r por
una Rran causa y a! mismo tiempo un calculador
frío de- los valores materiales intelectuales y me-
tales de los hombres. Entendía de ensueños y de
negocios Trataba con iluminados lo mismo que
«■ »i hombres x>ráct¡t_-os. Le daba importancia a ¡as
cifras: pero se habría indignado si alRuien le hu-
biese propuesto qu·* en caso de apuro tratase a
s'js lujos como ··! padre de la leyenda escandinava
trató a las desdichadas creaturas que iban en el
trineo perseguidas por los Jobos.
(•tros fueron los que confundieron a la Repú-
blica con la riqueza y al pueblo con la contabi-
lidad. y a la Patria con la Tesorería. Y Tesorería
contabilidad y riqueza son cosas muy respetables
y muy grandes; p«»ro también fuera «le los nú-
meros. hay cosas indispensables que los espíritus
estrechos se r.iegan a cotizar. K! General I)iaz si
le daba importancia a los tesoros espirituales. Por
c«o. en su Gobierno al lado de Limantour que
\:gj!a'a austeramente los intereses nacionales es-
taba un representante del pasado jacobino.—Ma-
riscal—y un soñador sempiterno: Justo Sierra.
La importancia de desarrollar la riqueza nadie
la niega: lo que se dice es que la riqueza ao has-
ta por sí sola ;>ara salvar a un pueblo. Iiecuerdo
que mochas veces "El Imparcial"—por medio de
sibilas— anunció que mientras hubiera buenas
cosechas crs los campos y muchos millones en la
Icsorerla r.o i»odían triunfar las revoluciones.
Otra vez. dijo con admirable suficiencia: "antaño
prosperaban las revueltas porque no habla ferro-
carriles: ahora los hay. y ante el primer broto
rebelde que surja funciona el telégrafo y se tras-
laclan tropas antes de que el movimiento pueda
desarrollarse. - V Sánchez Santos contestó desde
l.'s columnas de *·ΚΙ País" con estas palabras bru-
tal".; que s·;· convirtieron en el programa de 1a Re-
volución: '"los hilos telegráficos se cortan y dejan
de funcionar; ios puentes se querrán y los trenes
tiejan de correr."
]*so pas¿ en 151!. y pasará siempre que los
tenedores de libros lo quieran arreglar todo con
cuentas. y se nieguen a ver la vida por encima de
sus libros de contabilidad. La religión de los mi-
neros constituyó en 1910 un »rror perdonable: hoy
entraña un terquedad morbosa que no merece pt-r-
dón de Dios.
V s. es horrible esa moral contemplada desde
un ponto de vista abstracto ¿qué decir de ella
cuando se aplica con éxito a casos concretos de
corrupción que están salpicando cieno sobre la
Kcpáblica? No es lo peor que haya sobornos sino
que haya intelectuales que los expliquen. Don Car-
los I'ia^ T»uí.V) no ha advertido en que al encon-
trar 7'nrieos los cohechos que sirvieron de base a
la Comisión Permanente del Congreso alienta a
Den Plutarco Elía^ Calles para que prosiga por
el mismo camino.
Si cuando menos el Sr. Díaz Dufóo. fuese en
realidad un hombre inaccesible al sentimiento so
explicarían sus aberraciones positivistas. Cualquie-
ra que lo o:ga hurlar de la pavorosa leyenda es-
candinava se ha de imaginar que es un espíritu
egoísta y calculador dispuesto a matar a sus hi-
jas <ro como el Profeta Abraham por mandato
de Dios porque Don Carlos es ateo1» sino para con
suivar la especie.
V no hay nada de eso: Díaz Dufóo es un hom-
bre amoroso tiemo. incapaz no digo de matar un
hijo pero ni siquiera de azotarlo. ¿Entonces? La
5· i'osofJa. la maldita filosofía tiene la culpa de es-
tos arrebatos inhumanos. Es hombre de firmes
convicciones y tiene que aceptar su credo moral.
co:i todas sus desventuradas consecuencias. He
«iquí un vaso curioso de persistencia positivista:
un hombre d·· bien listo a hacer el inventario do
la familia y a liquidar a sus hijos como si fuesen
bilimhii'ues de Luis Cabrera.
decreto de la junta provisional gobernativa
16 DE IEBRERO DE 1S2C.—En "s-
te día expidió 'a .Tunta Provisional
Gubernativa un derroto .'ijando las
condiciones ntcfffinas para extract
caudales del país.
Ese decreto ordenaba en parte. 1c
seguiente:
••Qu<í mientras el Congreso dictaba
Ia« medidas oportunas se expidiesen
Salías para coaducir dinero a los puer-
tos solo para. el efecto del comercio
con perm:se y conocimiento de la Re-
gencia. obligándose previamente e: q'
:& solicitas·.- α retornar en efectos el
va'or de! numerario que llevase aíian
iundo a satisfacción de las aJuanas.
y reservando el celo de la .Regencia
discernir los casos que ofreciesen mo-
tiva de sospechar fraude negando en-
tonces el permiso. Y con el fie de fo-
rn«rtar 'a industria del país se conce-
dí· facultad de embarcar. s:n míi-s que
ios derechos de arancel la plata y
oro labrados pues »·η cuanto a la ex-
tract·. v>n ti·" -sto.·» mismos metales acu-
nados. se de:*:ar;i que los ilvrec.ios qui
han de coorarse en ios puertos en e3
momento del embarque en lot casos
aue lo permita la Regencia no lie
r.en reiación alguna con los que ade-
más. y on cumplimiento del artículo
ü de! tratado de -Córdoba señalase- e¡
Congreso a los capitales que saliesen
del imperio para transiadarse a ultra-
mar »
Ksc decreto fijó además. !a« sum.is.
que pod'an llevar las tropas expedi-
cionarias que habían de embarcarse
según Lis clasees y graduación de los
seidados.
K; numerario escale-aba en aquella
época en la nación mexicana lo cual
se deb¡r_ en parte a los caudales que
caban para Esparta. Para atajar ere
mal el generalísimo lturbide expidió
una orden que fué confirmada por :a
Regencia para qae en ninguna adua-
na se expidiesen guias para extraer
dinero de ninguna población.
Tal disposición descabellada causó
inmensos trastornos en el comercio
pues paralizó todorf los giros mercan-
tiles. pues entonces no so conocían ¡os
bancos de manera que todas las tran-
sacciones mercantiles entre unas pia
zas y otras se hacían por medio de
dinero contante que se enviaba de un
iusar α otro. Dos comerciantes D.
Fermín de Aguirr* Olea y D. Javier
do Olazabal acudieron al Gobierno
pidiendo se ¡es permitiese sacar al prí
mero $150.000 para Oaxaca y al se-
gundo $200.000 para Veracruz no pa-
ra embarcarlos sino para cubrir los
créditos que tenían pendientes respcc
tivamento en dichas plazas. Entonces
la Junta Gubernativa a la que se pa-
só ¡a solicitud declaró:
"No debe considerarse comprendida
en la orden dada a las aduanas la pri
mera de esn.3 sumas ni ninguna otra
que se extrajese para el siró interior
por cuanto esto sería arruinar no so-
lamente el comercio sino también la
minería: pero si 3o está la segunda
aunque estando pendiente la resolu-
ción sobre exportación de plata para
España entre tanto se haga la decla-
ración correspondiente se pueden
franquear guias para extraer dinero
para e! comercio interior fijándose
por la Regencia io« puntos hasta don-
de pod!a ser conducido de manera que
no pudiera llevarse hasta ¡03 puertos
de mar '
__
i
..i.n-ιΓιιι- - 1 ■ WW<<M<WW<MMMM»
; CQSASlJOETJUNCA SUCEDEN
I ~^ηηηηηηητΐΠ0Γ*Ίΐ>ΓΟ000ΓΐΠΓ>~ιΓ>ηι 1— :n~ ~ ~ ' Ί" V"~
; i!';.· XeSii me slento! Est.i llu-
via torrencial rae ífusia extraordi.
r.ar ¡amenté jerque me da oportu.
nidad para lucir ai paraguas de
a noventa centavos y para remojar
niis zapatos de suela de cartón!
¿DEBEN LOS ESTADOS UNIDOS
OBSEQUIAR A EUROPA ONCE
MIL MILLONES DE DOLARES?
• ■ )0(
La opinión de John H. Clarke Juez de la Corte
Suprema de los Estados Unidos
Iiaco tiempo quo so discute cr» for-
ma abierta el problema de si ios Es-
tados Unidos uelnsn exigir a sue alia-
dos de la última puorra el pago del
dinero que les prestaron y do sus in-
tereses. Los Estados Unidos presta-
ron a Inglaterra $4.16δ.0ύ0.000; a
Franela $2.530000.000: a Italia
$!.648.000.000. El total prestado a lo.
aliados fué de casi nueve rr. ! mü!o
Tit-s de dúlaree. Esta suma coa sus
| intereses del cinco por ciento. se ha
j elevado hoy día a once mil millones
de dólares. I'or supuesta estas fueron
¡as Mimas que los Pistados Unidos pres
taron a los países con quienes so ha-
bian aliado. Aparte de csio ¡a Unión
Ama x-ana tuvo qu·· correr con iodos
los gastos de su preparación militar
pagaiido a les aliados por todo lo que
obtenían de ellos baques para el
transporte de tropas municiones ae-
roplanos. i-tc. I-α ú"udu «lo ios lv-u-
dos Unidos con motivo de !a guerra
es hoy d'a de veintidós mil millones
de dólares.
La opinion del pa's está dividida on
el problema de si ha de obsequiar :t
sus ex aliados el dinero quo les pres-
tó si les ha do obsequiar los intere-
ses o si ¡es ha de exigir el cajúta'. y
¡os intereses. La opinión m >s autori-
zada que se lia hecho pública aquí en
favor de obsequiar este dinero a las
naciónos ex aliadas es la de John II.
C'arke. miembro de Corte Suprema
de los Estados Unidos. En un discur-
ro que pronunció recientemente en la
Cámara de Comercio de Cleveland
expone f·! las razones que le asisten
para sostener que el país no debe ja
más cobrar esta deuda.
Dice que ha llegado lenta pero de-
finitivamente a la conclusión de que
la prosperidad política y comercial da
los Estados Unidos exige que el dine-
ro que este país prt-stó a los gobier-
nos de los · países aliados debe ser
pronta y totalmente obsequiado a esas
naciones.
Sostiene Mr .Clarke que los Estados
Unidos entraron en esta guerra en do
fensa propia que si los Imperios Cen-
trales hubieran sido victoriosos ha-
brían reducido a Inglaterra a la
Francia a Italia a la impotencia a
que ahora cvstAr. reducidas Alemania y
Austria. Dice que en tal caso asi co-
mo los norteamericanos pudieron en-
viar millones de soldados a Europa.
Alemania habría piulido enviar millo-
nes a América y los Estados Unidos
habrían corrido el riesgo de ser redu-
cidos a la misma impotencia a que
habrían sido reducidas las naciones
vencidas de Europa.
En esta guerra de defensa agrega.
Jos Estados Unidos deben compartir
con sus aliados el costo y los sacrifi-
cios.
Cuando la guerra terminó dice los
Estados Unidos tenían dos millones
de hombres exi Europa y defendían
aproximadamente un tercio de !a iron
tora francesa. Los otros dos tercios
estaban defendidos por tres millones
de soldados franceses y dos millones de
soldados británicos. Los ejércitos fran-
ceses y británicos habían estado defen
«liendo esas fronteras por más de cua
tro años y el -ejército norteamericano
estuvo allí escasamente cuatro meses.
El cesto combinado de la guerra para
los aliados fué de setenta y siete mil
millones de dólares: para los Estados
veintidós mil millones. I.os Estados
Unidos perdieron en la guerra cin-
cuenta mil hombres; los aliados per-
dieron dos millones seiscientos cin-
cuenta mil hombres.. c:ncuenta y {res
veces in:*ts οι:o ¡os instados Unidos. De
mam ra que i n d-rsero y en vidas. el
< <>-1.0 do los aliados U\f· muy superior
si '-o:to de los Estados Unidor. Y
desde que t'-tta era una guerra común
para defenders;»: do un enemigo común
lo natural y honrado es compartir t-n
io posible lus sacrificios.
Luego Mr. Clarke· estudia la si'.ua-
ci' económica de estos pafses deu-
dores y sostiene que están en la im-
posibilidad absoluta de pagar.
La deuda nacional de Gran Uretaña
antes d · la guerra era do tres mi! qui-
¡ η ¡en tos millones de dólares. Su deu-
da ahora so estima entre treinta y
cinco y cuarenta mil millones de dó-
lares dies voces lo que era antes de
la guerra. La deuda nacional de
Francia .-.utos de la guerra era de se.'j
mil quinientos millones; ahora so es-
tima <iu;> es de veintisiete a treinta y
cinco mil millones. I^a deuda pública
do Italia antes do· la guerra era de
tres mil millones de dólares: ahora es
de once a quince mil millones.
La riqueza del Reino Unido antes de
la suerra era di ochenta y cinco mil
millones de dólares; su deud?. actual
de treinta y finco a cuarenta mil mi-
llones es casi la mitad de su riqueza
tota!. La riqueza de Francia antes
de Ja guerra era de sesenta y cinco
mii millones. Su dtuda de veintisiete
a treinta y cinco mi! millones es igual
o superior a la mitad do su riqueza.
La presente deuda de Italia es a ¡o
menos igual a dos tercios del total
de su riqueza nacional. En evanto a
los Estados Unidos su deuda es de
veintidós mil millones de dólares y
su riqueza nacional se estima en dos
cientos veinte mil millones.
Sostiene Mr. Clarke que—fuera de
Inglaterra posiblemente—ser'a inipo-
sibíe para !os aliados pagar siquiera
los intereses de la deuda por muy
buena que sea su intención de hacer-
lo. ¿Cómo puede Francia se pregun
ta pagar ac ires mu iresoi^mirs a ¡iin j
quinientos millones do dólares en in-
terés al año?
No pueden los ex aliados pagar en
dinero porque no ¡o tienen. Si paga-
ran en mercadería arruinarían la in-
dustria norteamericana. Ya Jos indus-
triales ingleses y franceses estin pro-
testando de los pagos que ha hecho
Alemania en buques y carbón por el
daño causado a los astilleros ingleses
y a la industria carbonífera francesa.
En síntesis Mr. Ciarko cree que
moralmeníe los aliados no deben pa-
gar lo que los Estados les prestaron
y. materialmente no pueden hacerlo.
La opinión del distinguido juez de
la Cort·:· Suprema es ¡a opinión de un
grupo reducido de norteamericanos
que cada vez hablan en tono más alto
y con mayor franqueza. Pero la ma-
yoría sostiene enfáticamente que la
■ deuda debe ®er pagada que los Esta-
! dos Unidos no pidieron ninguna in- j
i demnización guerrera que los aliados :
j han recibido o recibirán un bot'n de ¡
I tu erra colosal en dinero y en colo- i
nías. Los Estados Unidos pagaron a |
Francia y a Inglaterra por todo lo
qve pidieron .1 ellos: pagaron a Ingla-|
t· rra el pasaje de las tropas nortea- j
mericanas en buques ingleses pagaron j
a Francia todo lo que las tropas con-
sumieron allá. Si la Europa está eb
bancarrota dicen es por sus propios
errores por su ambición desmedida.
La Francia quiere volver a los tiem-
pos de Napoleón sostienen. Miran
con desconfianza; al que llaman nuevo
imperialismo francés que quiere tomar
de Alemania cuanto puede y a la vez
Contra ία labor del señor Gasea
Ciudad de México 10 de febrero: —
Si algún periódico <i>: cualquier país
civilizado pusiera un encabezado co»
mo <?1 quo salió ayer en uno de loe
rotativos de te mañana y que a letra
rlio: "Se restringirá la libertad de
que gozan las rateros actualmente"
habría dt: creerse qui* se trataba de
ur:i ironía punzante contra *1 gobier-
no o de una exageración regocijada
Je las (¡uc l veces ;ioostaml»ran los
periódicos. I'ero en México y bajo el
paternal Gobierno de! Distrito del se-
ñor Gasea la noticia es .perfectamen-
te sería vulgar y sir doblez de nin-
gur-a clase. I
Véase si ro. la forma en <vje" la
de.'arroüa el periódi· o d·.· que veni-
mos haciendo menciór:
'■'Ur.o do los primeras asuntos tras-
cendentales que so somtterán al es-
tudio del departamento consultivo de·
ia Secretaría de Gobernación será
una l-\v encaminada a poner coto a la
audacia de li»s rateros que ya sic ru-
bor asaltan en pleno día y en las ca-
lies más concurridas a cualquier paj
cífiro transfunt-ϊ qu no encuentra
protección en ninguna autoridad.
"Será ur.a ley que garantice los
intereses tie la ;vx^fd:ul. L'na ley q' se
Imrionga para ~ilvar al vecindario de
una capital civilizada que no puede
seguir viviendo a mrced de los a-
mantes do lo ajeno.
•'Las leyes actuales parecen haber
sido hechas para garantizar la impu-
nidad de los ratas. Estps caballeros
encuentran ¡«e-nevclencia en Ϊ03 jueces
;· hasta protección decidida en el
CíObier:;o de! Distrito que los manda
traer de las Islas Mu.-fas retornándo-
los a! lugar de sus fechorías.
Iíos jueces federa! s completan la
obra: Cuando la poli- ía h3ce una re-
liada y captura a individuos perfecta-'
mente identificados · orno delincuen-
tes éstos interponer el recurso do
imparo y a los noe>>s días recobran
su libertad. Y Ív«s jueces se disculpan
diciendo que en o: Código no han en-
ror.frado el delito de "rateros co-ioci-
dos" por el que fueron internados los
c|U'-josos en la Penitenciaría.
Χtjuu'v que vw-
metiéndose del recurso d·' amparo. Y
e-i el proyecto quo '-studiará. !a Sc-
crftnría de Gobernación va a buscar-
se la mane:a de resringirlo ♦τ. bien
de los intereses de la sociedad que
:-on más ue cuidarse que los de aque
lloá que se lian puesto fuera de ¡a ley.
Ss trata como se habrií visto por
lo anterior del principio de una cam-
paña en favor de la propiedad y la
seguridad individual y contra un de-
lito o.ue desde el triunfo de Agua
J'riela a la fecha había logrado po-
nerse bajo la salvaguardia del bo:sJ
shovikismo.
Los rateros que sor una espacie ra-
ra entre !a criminalidad estuvieron
si< mprc baj » la vigilancia y el rigor
de la Ley durante t^dos los aftos de
vida civilizada da México. Difíciles
romo sou de profc.irs · Joh delitos que
cometen !os cortabol.-as. por la habi-
lidad que los hace < asi inmateriales
los· gobiernos de otra.: épocas que se
preocuparon del bien de la sociedad
hacían hecho caso omiso do las Le-
yes para librar a México a la Capi-
ta!. de una plaga que aquí es endé-
mica y encuentra suelo fértil para
propagarse <·οη la repugnancia que e!
"garnin" metropolitano le tierno a!
trabajo con su audacia y su descaro.
Las Leyes los Códigos q' son admira
bles para enredar a ¡as gentes honra-
das y para proporcionar .salidas a los
pillos no tenían una estipulación pre
eisa que indicara el morro del casti-
go correspondiente a un individuo de
malos hábitos reconocidamente ra-
tero pero ai que nunca se le hubiera
podido coge:· con las manos en la ma-
sa.
Don Guillermo de Landa y Escan-
den no se anduvo por las ramas. Si-
guiendo el procedimiento profiláctico
de atacar ia.s eníerxaedades antes d«í
SECCION DE CONSULTAS
P.R.—Dawson X.M.—Las instruccio-
nes en español para. manejar Jas cá-
maras fotográficas q:ie nos inrlica las
podrá. conseguir ya s-a en alguna casa
de Méjcico que venda éstas o en la fá-
brica que se halla en Rochester X.Y.
Por corno puede usted mandar a
Coahuila o a cualquier punto de Mé-
xico donde haya oficina posta! cual-
quiera cosa siempre quo vaya debi-
damente empacado en bultos que no
excedan de '¿'i iibras de peso y cuyas
dimensiones no sean mayores de 1.05
metros de l;:rgo o 1.S5 metros de perí-
metro. El porte cue.sta a razón de 12
centavos libra y no hay dificultades de
ninguna clase. Al recibir el paquete el
destinatario tendrá cue pagar en mé-
xico los derechos correspondientes.
no quiere pagar lo que legítimamen-
te debe. Un senador francés Henry
Lemery de la Martinique alza ai-
i^-ido ante la idea de que Frar.'.ia pa-
gue a ios Estados Unidos con sus po-
sesiones de las Antillas. Dice que
los Estados Unidos representan aho-
ra el papel de Shylock cue exige el
pago de sus deudas :or. carne y san-
gre de su acreedor.
Los ánimos se enconan: los argu-
mentos van y vienen: las palabras se
hacen cada vez más áspera·?. Sstc a-
sunto de! pago de la deuda más gran*·
de de la historia amenaza convertir-
se en una de las m';s grandes trage-
dias de la humanidad.
T. PINOCHET.
4 . · . ··-' '
que hicieran estragos on los organis-
mos tenía encomendada a una mag-
nífica poiicx* c¡ catálogo de todos los
;2teros (I* la Capita!. Los finos sa-
buesos de I'ancho Chávez. Roumag·'
cac llamón Castro. Antonio Villavi-
cencio. Miguel Cabrera y otros más
que conocían al hampa como cosa
propia llevaban en los dedos la cuen-
ta de los rateros de la Capital. Cono-
cían sus guaridas sus amantes sus
sitios de reunion; espiaban sus alter-
nativas de fortuna y se daban cuenta
hasta de las salidas y entradas que
hacían a sus tugurios. Λ la hora de
un robo no se ponían a seguir hue-
las a lo Sherlock Holmes si no que
se dedicaban a observar a sus cono-
cidos los rateros y pjr el mas vago
indicio cas! siempre iban jl dar con
el objeto robado. Podría escaparse el
criminal · pero el cuerpo del <1 til to—
aparccta. De allí que aún sin toner la
prueba legal para el enjuiciamiento
del ratero el Inspector de Policía y
el Gobernador del Distrito sabían !
rnuy bien que al echar una redada do
las que acostumbraban tender do
cuando en cuando no iban a cast!-·
gar a inocentes sino a malhechores
empedernidos a los que era preciso
coger sin la intervención de los ins-
tiles instrumen'os judiciales pues do
usarse éstos se escaparían como an-
guilas. de entre los dedos de ia Justi-
cia.
La sabia previsión do nuestros go-
bernantes de otros tiempos arregló
un penal admirable'para estos desdi-
chados enemigos do la sociedad las
Islas de las Tres Marías que por su
distancia por su aislamiento y por el
sistema penitenciario establecido en
«Has ofrecían seguridad para el cum-
plimiento de la condena de I03 pe-
nados y probabilidades do regenera-
ción d» esos culpables sujetos a la
dura prueba de un trabajo rudo y cons
tante en un lugar que podía consi-
derar?» fuera de la patria y por ¡o
mismo los hacía tener Ja noción de
ella la de la familia la de la socie-
dad cosas ineomparabes entre el en-
cenagamiento en que acostumbraban
vivir.
.M us vino la famosa revolución y
con t-ila ios refinamientos libertarios
que a cada nuevo sacudimiento fue-
ron implantando los libertadores ca-
da vez más avanzados y cambió en-
teramente la situación para el crirai
nal. K1 ratero dejó do ser ti ente so-
cial blanco de las persecuciones de
los gobiernos y per obra y arte de es-
ta gloriosa revoltura de lo bueno con
lo malo de los sedimentos y las im-
purezas con las díaíanlas el ratero
llegó a ostentar Aguilas de general o
cuando menos cintas barras y estre-
llas que le daban categoría y poder.
Y no perdió la ocasión para trabajar
en su favor trabajando eh pro de
aquellos que no hablan estado pre-
sente:; a la hora del enrolamiento li-
bertador y se haJlaban todavía pc>-
nandt cit !a-s Islas Marías. Trabajó sin
descanso per medio de sus represen-
tantes en el ejército y en el gobierno
laboró para el porvenir preparó el te-
rreno hasta que por obra de tu con-
curso y de otros malos elementos con
vertidos en factores de la situación*
lograron implantar el bo'.sheviliismo
en México.
Entonces por boca del bolshe%ik!s«
:no se dijo: {
—¿Cómo? ¿Es posible que sin fun*
daroento legal y sin un proceso ple-
namente acabado se manden ''cama-
radas" a las Islas Marías? ¿De esa
manera se violan los derechos del
proletariado? ¿Seguiremos permitien
do que continúen ¡as procedimiento·
nefastos ce la dictadura?
Y con ¡a ayuda de la loca fantasía
de los defensores de los rateros sa
inventaron historian macabras de in-
creíbles sufrimientos de los penados
de venganzas profiristas que apela-·
ban a la deportación \-ergonzosa para
librarse de enemigos y de muchas
Í 'Ofiíi ^ rr.fW ΠΠ0 en marine sima λ·>π»ί vm
gailo pusieron a los raterca en la
condición do victimas inmaculadas a
las que so les debía una reparación.
Con eso convencimiento el señor
. Gasea ordenó que sin demora alguna
los rateros fueran traídos a la Capi-
tal de la República y puestos en libe*
tad para que siguieran ejercitando sií
noble carrera.
I»? resultados ya sabemos cuale*
fueron por la relación que hace el
periódico capitalino en el párrafo qu«
copiamos al principio de esta carta.
La Metrópoli sufrió el asalto venga-
tivo. feroz lleno de ira reconcentrada
de unos criminales que tuvieron
¡quien lo creyera ¡ocasión do abofe-
tear a las gentes honradas como ha-
blan sido abofeteados ellos por la jus·
ticia
Ahora por una reacción rarísima
en estos tiempos en que impera ei
mismo criterio que ordenó la "repara*·
ción"' de los rateros se trata de reina·
talar el sistema poríiriano Jte depor-
tación de ratas. ^
¿So dejarán ganar la partida los
señores criminales qua cuentan aúa
con brazos fuertes según lo dice e¡
periódico que hemos mencionado (se-
mioficial por cierto) en el Gobierna
de Distrito entre ¡os jueces y &ún es
!a Suprema Corte
Sea cual fuere el resultado de 1·
pugna que se va a entablar ¡qué trii
te es ver a México luchando por avai
zar un pas^ desandado despuós do ha-
ber dado muchos en el camino de !/
regresión y de la barbarie»
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Lozano, Ignacio E. La Prensa (San Antonio, Tex.), Vol. 10, No. 4, Ed. 1 Thursday, February 16, 1922, newspaper, February 16, 1922; (https://texashistory.unt.edu/ark:/67531/metapth1069398/m1/3/: accessed July 8, 2024), University of North Texas Libraries, The Portal to Texas History, https://texashistory.unt.edu.; .