La Prensa (San Antonio, Tex.), Vol. 6, No. 1666, Ed. 1 Monday, September 1, 1919 Page: 6 of 8
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PARA -LA PRENSADE LAS PRINCIPALES
REVISTAS DEL Ml'NDO
HAZAÑAS DEL ALMIRANTE
HOLCHAK
Los triunfos alcanzado? última-
mente por el almirante Kolchak con-
tra las hordas de Lenine nos hacen
recordar algunas de las hazañas de
ese hombre extraordinario que hoy
aparece como el salvador de Rusia.
S- dice «;ue e! almirante Kcbhak
profesa ideas liberales y por esto al
principio de ¡a revolución bolsheviki
se creía que simpatizaría con eila.
Pero lo cierto e> que sean cuales
sean sus ideas políticas jamás trai-
cionó al anticuo résimen. que siempre
sirvió a su patria con valor y peri-
cia y que jamás ha transigido con
el bolshevikismo.
Desde el triunfo de la revolución
lo.-. rojos comenzaron a ver con re-
celo al almirante Kolchak. y se te-
mía mucho de ¡a fidelidad de la flo-
ta del Mar Negro que e¡ mandaba.
Pasaron algunos meses y se creyó
que no intentaría cambiar al je-
fe de dicha flota pero si se enviaron
a ella a ciertos individuos que se
decía iban a instruir a los comités
de esa flota. Kolchak no tenia au-
toridad para expulsar a tales hom-
bres.
Un vüa acuellas instrucciones die-
ron el resultado que era de esperarse
Lo-s comités se reunieron y pidieron
habla; al almirante Kolchak. <01 1-s
recibió en ¡a cubierta del buque in-
siimia y les oyó repetir las enseñan-
zas que habían recibido de sus her-
manos los rojos. Se le manifestó que
conforme a la-t nuevas leyes los co-
mandantes tenían que >er elegidos
por sus subordinados y Íes estaba
prohibido llevar armas por lo que se
!e pidi>> que entregas*? su espada al
comité.
E! almirante desenvaino entonces
su espada con toda calma y blandién-
dola dirigió a aquéllos hombres uno
de sus raros d;scursos. compuesto de
pocas palabras. Les manifestó que
aquella espada le había sido otorgada
por su conducta en la defensa de
Pi°no Arturo y que le haoi¿i sido
ofrecida por e! Comité de la Orden
df San -forire. y que era la misma
espada <ie oro que se le habia con-
cedido por su vaicr. por lo cua! era
una joya demasiado fir.; para ser tn-
tregada en manos de cobardes que
por miedo habían dejado de cumplir
sus deberes como marinos y se ne-
jaban tiranizar por gentes venidas
de fuera y que los obligaban a ha
cer cosas de (¡ue se avergozarian
más tarde. Añadió que esa espada
«r:: símbolo de su .-mondad y q' sin
ella ro quería nrmdar pur m
tiempo. a nadie v que puesto r.ue
ií. habia ganado en el mar al mar !a
volvería puesto que era el único dig-
no ce recibirla porque todos los que
se hallaban ante él en ese momento
habiar. demostrado ser indignos de
locar ia espada de oro de San Jorge!
1.a Espada e.> arrojada al Mar.
Antes de que ellos pudieran ciarse
cuenta del alcance de aquellas pala-
bras y de posar su significado el
almirante Ko'.c'nak arrojó la espa-
da que habia llevado por espacio de
.ioce años juntamente con la cinta de
San .íorjre y el cinturón. a ¡as a¡rua>
azuies de! puerto. Volvió luego la
e-paida . ! srrupo que tenía enfrente.
?e dirigió a su gabinete empacó sus
cosas y abandonó el barco insignia.
Los marineros jamás !e volvieron a
er porque él tomo el primer tren
para Pe: ro grado donde hizo formal
entrega del mando.
\ retrczraao ¡e sisruieron dos gru-
pos «j»* marineros ur fjtir.ido mr
!n delegación bolsheviki que volvía a
informar que después do ••¡•runos me-
s-?s de propaganda habia loirrado qui-
*:ir del mando de la flota al que era
e! principal inconveniente p:¿ra ia di-
fusión d»> los principios del Soviet.
F! segundo ;rrupo estaba formado por
varios de sus antiguos marineros de
la flota del Mar Neero que le conti-
nuaban siendo fieles. y que habien-
do sido seducidos por los rojos en
un momento de alucinación iban a
presentarle sus disculpas y explica-
ciones.
E¡ almirante Kolchak recibió a és-
te jrrupo y les agradeció su fidelidad
a las más hermosas tradiciones de la
marina rusa y por su adhesión a él.
que nunca olvidaría y al despedirlos
• les hizo concebir la esperanza de que
! quizá aljrún día volverían a serv ir
j juntos a la patria.
Por espacio de algunos meses nada
1 se supo de Kolchak. pero donde quic-
; ra que st.* hablaba de ¿1 se recordaban
su hidaliruia. su caballerosidad su
valor les días de jjíoria que habia da-
do a Rusia la habilidad con que ha-
; bia manejado siempre a sus subor-
' dinados y !a abnegación con que ha-
i bia abandonado sil alta posición an-
i tes que rendirse al bolshevikismo.
"El es el tipo del verdadero patrio-
¡ ta. se decía en todas partes y lo he-
mos perdido".
Situación caótica en la Siberia Rusa
Con el triunfo dei bolshevikismo en
Rusia ¡a Siberia rusa se convirtió
también en un caos. La población
era una masa desorganizada. Los
campesinos eran conservadores v las
ciudades se vieron pronto llenas «le
una inmensa multitud que huín de la
Rusia europea y en poco tiempo esas
ciudades duplicaron su población.
! Los ferrocarriles entraron muy nron-
I to en desorganización con motivo de
ese tráfico extra por la confusión de
las autoridades y por !a continua exi-
gencia de carros para el servicio de
tropa? víveres municiones y pobla-
ción ambulante.
La propaganda—bolsheviki hizo
allí también prosélitos pero encon-
tr-> también una resistencia mejur
organizada en algunos grupos de co-
sacos. colonias extranjeras y en a'-
iri'.nos elementos conservadoras ar-
mados. que estaban decididos a lu-
char hasta morir. Por oirá parte
había centenares de criminales que
¡habían sido puestos en libertad por
el bolshevikismo y que eran sus más
ardientes defensores. V aun haLia
japoneses chinos y alemanes que se
¡disputaban el dominio ei regiones ais-
ladas ile la Siberia rusa. Teda- las
razas de la tierra parecían haberse
] dado cita a!li.
Asi ¡as v o>as. en ei otoño »e r.M>
¡0= periódicos extranjero.* dieron la
notioi:; de que el almirante Koichak
¡estaba en Omsk. No encabezaba nin-
gún partido. :io tenía soldados no ha-
cia política: simplemente estaba allí.
Poco después se dijo que se había alii
organizado un írobierno provisional de ¡
todas las Rusias en e! que Koichak j
ocupaba un modesto puesto. Des-
pués se dictaron órdenes a todos los ;
elementos antiboishevikis para que;
cesaran de combatirse entre si y se •
unieran para combatir el terror rojo. |
Primeramente Semenoff. que acau-1
diliaba un erupo de cosacos puso al-!
¡ninas dificultades para ia unión pre-1
firiendo sescuir siendo el jefe de sus ¡
soldados. Después Khalmikoff. otro
jefe cosaco organizo un complot pa-
ra su propio engrandecimiento y ha-
biendo fracasado volvió a la oscuri-
dad. Ai mismo tiempo jrrupo tras
írrupo sí* fueron congregando en tor-
no de Koichak y cuando ei primer]
irobier.no de todas las Rusias cayó
fué reemplazado por uno nuevo con
Koichak a su frente todos los ojos ¡
de los elementos sanos de Rusia se!
voivieron hacia él como a un salvador ¡
porque era el úni.o que inspiraba i
confianza y como despojado de to- j
da ambición solo él podía conciliar]
ios intereses rivales.
Pero su «robierr.o era sulo un re-
'üedu de auTcridad. No tenia dinero.'
casi no contaba con tropas carecía
de municiones y de medios de trans-
arte y la situación parecía insoste-
nible. Había que organizar el ejér
cito que establecer un gobierno civil
y que emprender i;i restauración
económica del país. y todo a un tiem-
po.
Pero Kolchak e! silencioso h:/.o oir
su voz cuando fue necesario. Se co-
munico con el mundo de más allá de
las montañas de la Siberia y pidió
ayuda para emprender su hercúlea ta-
rea. y cada vez fué haciéndose de
nuevos elementos.
Los checoeslovacos >¡uc con trabajo
habían Ueeado a Vladivostok para en:
barcarse para el frente francés tu-
vieron que pasar los rigores de otro
invierne en la Siberia. y prestaron
(iesde luego su ayuda a Kolchak. Mu-
cho? voluntarios rusos principalmen-
te oficiales del anticuo ejército se
afiliaron a las órdenes del almirante.
Hubo también grupos de aliados in-
gleses y japoneses principalmente.
De Filipinas se ordeno que fuera un
contingente de tropas americanas las
que 1 letra ron llenas de entusiasmo a
luchar contra el bolshevikismo bajo
las banderas de Kolchak.
Todos esos continpentes. uue de ha-
ber permanecido luchando contra e!
bolshevikismo. habrían ya restable-
cido el orden en Rusia fueron retira-
dos después de la firma del armisti-
cio. cuando la lucha contra la anar-
quía era más intensa poniendo a
Kolchak en duro conflicto.
A pesar de esa retirada de esc
abandono e : uue sl* le ha dejado. Kol-
chak sifrue luchando con suerte varia
pero sin perder la fe un solo momen-
to fe que sabe inspirar a cuantos
le rodean y que es el secreto de sus
triunfos.
COSAS QUE NUNCA SUCEDEN
Por Gene Byrnes.
A mi no-nás
me trae una ta-
í.i de cafe.
f
| ¡ Qué suerte! jus
\ tamente traía en /
; la bolsa cinco
' centavos.... \
S-rm
/* '¿7
CAfiTOCN Cü .N
SALVAJE ATENTADO DE
UN PRETE. MUNICIPAL
Porque un ebrio lo insultó
mandó fusilarlo en la pla-
za público y luego a-
rrestó a la madre
de la víctima.
OAX \CA. Airc-íto 2">—Ha movido
a indignación ti conocimiento de un
hecho cri::nal y salvaje cometido
por !a autoridad municipal de .¡uchi-
tán. de este Estado.
El ?eñor don Epiíario do los San-
to?. cine tiene n apellido n.uy «iulcc
tí místico lejos u»» t.ne- un corazón
bueno. íes :¡e r rimiral ?.' instintos y
perversas ideas como lo demues-
tra» lo< actos punilles que ha come
11 ido durante el tiempo o je lleva de
estar al freme de los di?¿tinos c'el va-
liente y guerrillero pueblo de Juclu-
tán.
De los Santos montó en cólera en con-
■tra de un in lio ¡uchitecc llamado Ru-
fino Lópt. sólo porque éste al en-
¡contrarse i?n estado de ebriedad !o
insultó .-osa que de ninguna manera
irerecia la pera de muerte sino qu"
simple y siircro correctivo i^erc ¡10.
De los Santos creyó oportuno conde-
nar a muerte a López y para llevar
a tubo -us siniestros propósitos ar-
mo a la gendarmería municipal rué
! est á a sus órdenes y mandó que la
I ejecución fuera pública y en la r la/a
¡irii'cipal del pueblo.
En efecto la orden se cumplió ha-
biendo asistido a! fusilamiento no
v.ei os de trescientas personas en-
llre las nue «e cortaban hom'-res. mu
.ere- y niños que como si se tratara
¡•le asistir a una fiesta iban regocija-
dos y satisfechos habiendo estableci-
do en el lug?.r del suplicio una espe-
II ie de feria en la que después .-e or-
: uaniz > un baile que estuvo reírular-
¡mevtc concuñado.
¡cipv ue los sjantosu—uarv.arnr'Jiuoi
I»i> h •.."tf.a? 'le esie P: os i i! o i te Mi
nicipal De los Santos llegaron hasta
i.! extremo de mandar aprehender
a la madre de la víctima en el mo-
mer.t.' en o.:c »sta se dsponíu a dar
cristiana sepultura a .su hijo La se-
i ora fue levada a la cárcel y conde-
i ada a pairar cien pesos de n.ulta por
e?te enorme delito.
Ei cadáver de' infeh/ I.i'.pez. fué
¡levado a la Presidencia Municipal
de Juchitán y expuesto para r.ui2 los
¡ ichiteco; supieran (¡ue su Presiden-
te Mi'n.cipa!. era hombre enérgico
cu? sal lia castigar duramente al (¡ue
lo agraviara.
Per» 'as autoridades de Oaxaca.
<¡ui? tuvieron oportunas noticias de
r - te escindaloso accotnato. «-jue fu
.-onsumado con un descaro enorru?.
puesto que el msiJanmnto Fue pu-
blico v >;e levantó el .v.-ta fio rigor
ordenaron que la- f lerzas ció Di? loa
Santo.- fueran desarmadas na ra que
no vuelva <•. ejercer venganzas un
ninirur.o de los vecinos.
La. opinión de lo? habitante? de
Ju.hitún es oue ¡?1 Presidente Mu-
r.icipa. debe de ser destituido en
vista «Se que no hace ninsrún honor
al apellido rii" ostenta
I?] hecho fué puesto en conoc'-
n.iento (¡el Procurador «;eri?rai de la
Repubüea. para que haga las ccnsig-
! aciones correspondientes y el cri-
minal sea castigado con todo el ri-
gor de la lev.
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IGNACIO E. LOZANO I
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FOLLETIN* N'u i. r¡2
LA JUVENTLD DL ENRIQLT IV
qj«e. que :e ¡a lleve a tío; es cosa
convenida entre Malicán y yo.
—Maldito s comprando na :a cá-
todo esto! murmiir" No.-.
t —Ni have h.:i"..í no i
Y voi\ ¡t-nde-v hacia e¡ r.ncón. se
cubrió con la manta.
Enrique lie Navarra no se había
equivocado: No¿ >»» levantó tempra
no. y en tarr > tji e id prine.pe iior-
n ia a pierna suelta coa it calma
y sere*i:cai¡ >íe tir hombre doi/.emen-
te amado y que puede lisonjean-e <i'>
oue presto ha de ceñir -u frente eon
nr.a corona. Noe saiii~> caHadko de.
palacio Bíauscjour. dt>p Os d* ha
ler distribuido algunas sonrisas nr<>
lectoras y dado ano i;if otro pro-
tón de manos a los Rentilhorrbres
pascónos ouc custodiaba' í:-. .-.ent"»
a ia reina de Navarra N.tt .raímen-
te el compañero de Enrique de Bor-
tón se fué derechamente a la ta'-cma
de Malicán. Lí. p!a;a :e Saint Ger-
mán estaba todavía desierta. \ no
halda entrado a :n en 'a tahona r.t
el más ^modesto :>eb»dir. Soiar-.ente
Mieite. vestida con su ¿añalejo en-
carnado. lastantc corto para de..r
ver su pie«;ecito com: ado. cor. su has-
quina ce terciopelo que opr:rnia. ha-
ciéndolas resaltar. :as rigi eras le su
busto y .vin más adorno en la cabeza
que un pañuelo bearnvs que envolvía
con (Üfieult.id su abundante ca' die-
ra rcsra: Micttc. occimos arreglaba
los t?rros y los botes de estaño en
<1 mostrador y lo poniu tono en or-
den.
•—Buenas dias. chiquita dijo Xoé
;.l ntrar. abrazando con bastante fa-
miliaridad a la linda bearnesa.
Miette se ruborizo. mas no se dio
por ofendida.
Buenos d.;:s. señor de Xoé. res-
pondió.
\nimado por esta acogida. Xoé se
atrevió :i --.petir el abrazo; pero esta
\ •Miel te se desprendió con pres-
teza.
—/.Qu» queráis que os sirva? pre-
guntó haciendo un mohín.
— .\ada. respondió .\oi\
—No es gran cosa.
—; Dónde está tu tío?
— Duermo todavía.
Entonces Xcé sacó el anillo del
principe que Miette conoció en se-
guida.
—Llévale esto dijo.
—A Esto? exclamo atónita.
—Sin duda.
—¿Para que?
—Xo lo sé. es el principe quien se
; lo envía.
; Es extraño! murmuró Miette.
Y ligera como una corza corrió ha-
cia la escalera y subió al currto de
Malicán.
se sentó en un banco espe-
• rando a .Miette. la cual no tardó mu-
I :ho.
—¡Ah! dijo apenas bpjó mi pobre
l*¡o ha tlcrmido muy mal esta ncche. '
—; Ba ' repuso el joven.
Aun se queja cié que le (iuele mu-
Icho la cabeza.
—¡Pebre andigo mío!
—Y me ha encardado que os di- !
«ra que ie disimuléis el que no pueda ¡
bajar a serviros de beber.
—; Está dispensado el pobrec'to! ;
liijo \>é i1:; tono hipócrita. porque se
recocí jaba interiormente nuuho do la
<-ca>ión iue Maücán le proporciona-
b:> <le hab'ar a solas cen su sobrina.
Vi querida Miette. tu tío es un
io1 ¡fn hombre la dijo sentando- i
-e junto a ella.
— ;Oh: ya lo sé
—V lo aprecio de todo corazón
¡añadió Xeé
—Y él. dijo ingenuamente Miette.
os está poniendo por las nubes.
—Sobre todo esta mañana le quie
ro mucho mas.
—¿"Y" rcr mañana más que
los oíros dias->
—;Claro está! .... porque esta ma-
i ñaña nos deja solos.... y... .
Miette volvió a ponerse colorada.
—Y podré repetirte que te amo.
Miette ue mi alma... .—Al decir es-
10. Nw copió a la joven y la abrazó
otra vez Miette reprimió un irrito
y procuró desasirse de sus brazos; pe-
ro como Xoé era muy vigoroso y la
tenia estrechamente abrazada no nu-
do desprenderse.
—;Te amo! repitió Xoé con pa.- 4
¡ —¡Amaury!.... murmuró M:--rte |
fuer* ae sí.
N'oé la estrechó contra su pecho y
comenzó a temblar en sus brazos.
Ma.- en este momento cié suprema em-
briaguez. oyeron una voz detrás de
ellos que les hizo estremecer y les
arrancó un írrito fie estupor.
—; Muy bien! señor de Noé: ¡con
tinuad. continuad. . . . !
Xcé lívido y todo trémulo vclví»
la cabeza Malicán. que no parecía
acordarse ya de su dolor de cabeza
permanecía inmóvil en el último pel-
daño tie la escalera.
—¡Continuad! señor de N'oé. re-
pitió irónicamente.
N'oé soltó a ia joven que. llena de
confusión fué a acurrucarse en un
rincón de la sala y retrocedió él mis-
mo un paso.
Sin embargo. Malicán no era niá^-
cue un pobre tabernero mientras que
él era un apuesto caballero; mas .\ce
había intentado .«educir a su sobrina
y los ojos ce Malicán estaban cen-
tellantes. El tabernero se acercó re-
suelta mer. te al joven y le dijo:
—Señor de Xoé. voy a referiros un
extraño suceso. Escuchadme ccn ría-
ciencia. porque la relación será bre-
ve.
Xoé le miraba con estupor.
—Mi padre prosiguió Malicán ora
un pobre pastor de las montañas y
se llamaba Malicán como yo... . pero
tenia una hija que era mi hermane
de quien se enamoró un día un cabu-
lero que vivía en nuestra vecindad.—
V Malicán como si hubiese querido
pesar bien todas sus palabras se de
tuvo un instante. Luego prosiguió:
Este cafcal'ero amaba a mi hermana
v mi hermana le amaba también. Un
día. mi oadre ie sorprendió a sus
pies. ... ¿Sabéis lo que hizo enton-
ces ?—Mulicán miró de nuevo a Noé
quien parecía que estaba petrifica-
no. Luego continuó: Mi padre dan-
do un brinco se apoderó do su es-
copeta. y apuntando al caballero le
dijo: ''Te juro por la salvación de
mi alma que vas a morir como un
perro si no te casas con mi hija a
quien has seducido....'
Al oir esta? últimas palabras Xcé
irtruió 'a frente y pareció que des-
pertaba c'.c un largo sueño.
—¡Oh! ;oh! buen hombre dijo;
¿tiene? acaso !a pretensión de arran-
carme la misma promesa?
—Tencro el honor de haceros la
misma proposición replicó Malicán
con calina.
Y ni mismo tiempo abrió su an-
cruarina y sacó dos pistolas de su ein-
turón.
VIII
Como lo había demostrado en más
de una ocasión: N'oé era valiente: mas
las pistolas de Malicán tenían un as-
pecto formidab'e. y la mirada del ta-
bernero no anunciaba nada bueno.
—Mi querido señor Malicán. dijo
el joven ro quiero escaparme y si
os parece bien pedéis cerrar la puer-
ta; pero os aconsejo que volváis a
poner esas pistolas en vuestro c"n
turón.
—Sejr'm y conforme repuso Mali-
cán.
—Si deseáis conversar ronmitro j
prosiguió Xoé. que ya había reco- |
brado parte de su serenidad qui- '
zas pódame.? entendernos.
—No prentendo otra cosa señor de j
Noé dijo Malicán.
V como se lo había permitido Xoé.
<•1 tabernero fue a cerrar la puerta |
y se :o!ocó delante de una mesa que I
le separaba r.ada más que algunos j
pies. Luego colocó :as pistolas sobre
esta mesa al alcance de su mano
se sentó y dijo:
—Ahora hablemos señor de Noé.
Miette sesuia acurrucada en un ¡
rincón de la sala. Xoe hizo como Ma-
licán y se sentó enfrente de él. En- '
tonces el tabernero se volvió hacia su i
sobrina y la dijo:
riña como ci señor u«r ->v<
y yo vamos a tratar un negocio bas- .
tantc importante y los negocios no se !
discuten bien sino cuando la carpan-
ta está bie*i húmeda vete a traer- ■
me una botel:a de moscatel añejo.
Miette. que no deseaba más que
tener un pretexto para salir no se i
hizo rojrrr. Bajó corriendo a la be- '
decn v a los dos minutos volvió con j
la botella cubierta de polvo pedida
por Malicán. Durante la ausencia
de Miette. Xcé y el tabernero ha- .
Han estado silenciosos y observándo- I
se cemo los adversarios antes de en- '
trar a la lucha.
—Ahora dijo Malicán luego que
!a jover hubo colocado sobre la mesa
la bote'da y los vasos ahora vete
arriba hija mía; lo que sC va decir
aquí no te concierne.
Miette que estaba apurada y colo-
rada como una jirana. se retiró ba-
jando les ojos y subió la escalera len-
tamente mas ruando llegó al último
peí da ño es decir al sitio dondo no la
\cía su tío. se sentó y co:..o una ver-
«haera hija de (■'.-c. aplic*. n oídc u-
riosa:¡i»nte.
—¡Vamos a ver! dijo entonces el
tabernero: hablemos si os a ca-
ballero
—Hablemos repuso Xoé. con una
indiferencia más afectada que real.
Malicán apoyó sus codos en ;a me-
sa. miró fijamente a su interlocu-
tor y le dijo:
—;.Cen qué amáis a mi sobrina
señor de Xoé?
—L>? todo corazon. Manean.
—¿Y.... ella....os aoia?
—¡Quizás! respondió Xoé con una
fatuidad maraviilca.
—¿Mas. no sabéis señor de >pc.
que Miette es una joven muy vir-
tuosa?
—;Y tanto como lo sé! suspiró el
joven.
—¿Y que no es mujer afi ionada a
cir r?ouiehros como vuestras gran-
des Gr'mas de la corte de Francia?
- Estamos acordes.
—Miette quiere un marido ...
—¡Oh mi querido Malicán! vuel-
ves siem.Dre a lo mismo.
—Un marido.... formal
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Lozano, Ignacio E. La Prensa (San Antonio, Tex.), Vol. 6, No. 1666, Ed. 1 Monday, September 1, 1919, newspaper, September 1, 1919; (https://texashistory.unt.edu/ark:/67531/metapth1069440/m1/6/?q=%22~1%22~1&rotate=0: accessed July 17, 2024), University of North Texas Libraries, The Portal to Texas History, https://texashistory.unt.edu.; .