La Prensa (San Antonio, Tex.), Vol. 7, No. 2,096, Ed. 1 Sunday, January 2, 1921 Page: 3 of 12
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EL CINEMATOGRAFO Y LA REVOLUCIONi
Es verdad; e] cinematógrafo es la
enciclopedia de los ignorantes la
escuela de los iletrados la tierra
prometida de los pobres el encanto
de los humildes el descanso do los
agobiados y la alegría de los senci-
llos. Cuántos que no vieron nunca
el mar- un salón elegante· un campo
de batalla· la macera de comportar-
se de las gentes de pro al cinema-
tógrafo han ido a adquirir nocio-[
nes. a hacer descubríruentos. a Ver \
reflejarse en la pobre pantrlla blan
ca lo que no habían contemplado ni
aun en el pensamiento. .
Este que parecía juego de niños
con dos dimensiones solas ha fun-
dado tina estética nueva y ha servi-
do al arte a la ciencia- a ta difusión
de conocimientos útiles y a la pro-
pagación de teorías y tendencias de
todas clases.
Pero donde el cinematógrafo ha
realizado su gran obra ha sido con-
siderada como una institución y te-
nido como cosa digna de asombrar
a las naciones es en el curso de la
revolución mexicana. ¿Quiere Ca-
rranza hacer saber la importancia
de su gobierno lo glorioso de sus
ejércitos V lo interesante de su
personalidad?
Pues cuando se le habla «le que el
pueblo está muriéndose de hambre
en Méjico. de que las cosechas «|ue¡
se levantan en el pais se venden «mi
Cuba y en Ciudad Juárez de que
son diarios los atracos los robos
los abusos de los veinte mil gene-
rales. el Primer Jefe tie'-e una sola
respuesta: veá^se los cinematógra-
fos henchidos de público las pelícu-
las nuevas que se exhiben trains los
«lias las estrellas italianas del ar-
te mudo que embelesan a los habi-
tautes «le la ciudad triste y descon-
fiada. ¿ Podía haber pobreza y des-
gracia donde hubiera cinemotógra
si un cónsul quiere hacer méritos
ante el público y demostrar que no
sólo so ocupa en perseguir y aco-
quinar a los mejicanos (lesterndos.
inventa que en un cinematógrafo «le
Γ hi co o de Calaveras se impide a
[os mejicanos extasiarse ante las
proezas de William S Hart »> nue
>e les relega entre los negros: y de
paso arregla un informe en que se
saca λ relucir la importancia de la
raza y la necesidad de que se le eon
iidere entre las más privilegia»!-!*.
Cuando Carranza hace la propa-
ganda de su revolución ocurre a un
sistema sencillísimo: Tetruta-;»/;/i04
dicen los cronistas que suelen es-
cribir en bárbaro—la Escuela de
Minería· la estatua de Carlos IV.
la Catedrsd.. el salto de Juanaca-
il;'i»« o el cerro del Mercado y los
presenta como obras net o men te re-
volucionarias.
Kobcrto Pesqueira. el Talleyrand
y el Bismarck de la casa sostiene
que ha bastado la muerte de Ca-
rranza para conseguir cambien la
opinión y el concepto que de noso-
tros existían en los Estados Uni-
dos. y asegura que ha" aparecido
películas nuevas en que el mexica-
no ya no es el bebedor de sangre
que se presentaba hace seis mess
sino un ser tan exquisito tan lleno
de virtudes tan angelical y tan
bello q' se sienten deseos tie pros-
ternarse a sus pies y de dedicarle
sonetos al estilo del de Arvers.
Cuando se quiere demostrar la
mala voluntad de los americanos co
iiciosos y picaros se dice que sólo
aparecen los revolucionarios en el
celuloide como bandidos traido-
res. gente sin fé y sin ley. tipos
rerdaderumente patibularios que
inventan los petroleros y los otros
ínemigos tie México- pues como se
«al»e abundan en las huestes de la
Musa caballeros cumplidos y hom-
ares muy de bien. Cámaras de Co-
mercio. cónsules gobernadores y
capitalistas se interesan para que
rese esa. explotación inicua y no se
?xhiben ya los mexicanos a 110 ser
cuiando víacmcis rezando la cami-
nata y prosternados para ganar el
jubileo de las cuarenta horas.
Para atraerse la buena voluntad
ie los indios yaquis que como en
otro tiempo los bárbaros de Ger-
mania sostienen el imperio y en él
mandan» Calles les remite paternal-
mente películas que los diviertan
y los moralicen. Yo quisiera q: al-
gún sicólogo se diera maña para
investigar qué sienten esos distin-
guidos brutos al ver las sandeces
de Harold Lloyd' las demasías de
Tom Mix· las romaatiquerías üe
Mary McLaren y las inocentadas de
Mary PickfortL Kota a balazos va
a concluir la pantalla un día si y
otro también según que los indios j
se decidan por uno u otro persona-
je. Los Ilombrcs de Plutarco no
pueden ser menos que los Cruzados
de Godofredo* que acuchillaban las
representaciones de la Pasión de
Cristo.
pero; qué más si la revolución es?
una película o más bien una serie
de películas por no decir una fun-
ción cinematográfica completa?
Unas veces es cómica otras es
tremenda otras es tonta. Ya se tra
ta de hacerse con el consabido do-
cumento. y Cándido Aguilar paga
miles de pesos por obtenerlo con
tan mal resultado que no cree que
lo que consigue sea documento ni
el propio don 3íartinano Alfaro. be
nemérito conserje de la Secretaría
de Relaciones. Se trata otras ve-
ces de plagios y de secuestros como
el famoso del cónsul Jenkins. Se
versan algunas ocasiones espiona-
jes- como aquel del finado señor
Bonillas que entregó cuatro mil
dólares a un agente del gobierno
que iba a darle el opio Se mencio-
nan otros tesoros enterrados por
el compadre Urbina y cuidados por
guardianes misteriosos que arrojan
puñados de arena y cariuchos de
dinamita a los atrevidos que se a-
cercan al lugar recóndito en que
yacen enterrados
Todo lo que hemos convenido eu
denominar gobierno o administra-
ción de Carranza. (¿>»o se llamaba
Benévolas a ías Furias?) parece
una larga película de series—sin
contar lo que toda\ía falta. Unas
veces veíamos al héroe . entre dos
peñas que estaban a*punto de tri-
turarle: lo dejábamos otras cer-
cado de sus enemigos y con un pu-
ñal en el pecho; rodaba a veces por
abismos· caía en océanos enbrave-
cidos. reñía descomunal batalla con
doi-enas de jayanes intervenía en
contrabandos· en des{>ojos. en robos
en todas las atrocidades imagina-
bles y salía ileso siempre hasta
que Tlitxcalantongo dió cuenta de
sus días. Era el desenlace que ha-
ce tiempo se estaba anunciando.
Acomodándolas a las necesidades
de la escena nacional tinimos o te-
I nemos allá las películas de más
l sensación en los teatros de todo el
i mundo. Los Misterios de Xuc
ra York se llaman Los Misterios
de Washington y se refieren a las
agencias y diligencias que hicieron
en la capital de este país para con-
seguiV reconocimientos armas apo-
yo moral y material y otras cosi-
llas. Los protagonistas se llaman
: Hopkins. Carothers. Silliman y
Pierce.
El Misterio del Cuarto Amarillo
allá se conoce por el Misterio del
Automóvil (¡ris* y es tan insoluble
como el de la novela de Maurice Le
ni·».
L'n tonto y su Dinero se aplica a
la campaña electoral de Bonillas y
se ha enmendado con el nombre de
l'n tonto y el dinero del pais.
Ali Baba y los cuarenta ladrones
se transformó en Al i barba y sus
cuarenta mil ladrones.
Cuando la función está en lo me-
jor aparecen los cantantes y nxúsi-
cos y tocan o entonan lindos tro;:
que no dejan de agradar a la con-
currencia Algunas veces sale un
tenor ya viejecito que suele cantar
algo que estaba en boga en tiempo
de los Buindttri¿ y que a la entra-
da de los tuxtepecanos hacia llorar
a las niñas del tercer patio.
Yo soy muy pobre pero un tesoro....
O bien:
Conozco las escenas de tu drama.
Sede tu vida el doloroso enredo....
También suele escucharse a un
barítono antipático calvo y barri-
gudo. un tal Delgado» que· recita la
canción que compuso con palabras
tomadas de Gonzalo de Eerceo:
En el nomne de Dios que fizo to-
(da cosa
Ε de don Ihu Xpo fijo de la Glo-
(riosa—
ν la cual lo mismo ha aprove-
chado para de la Barra en su visita
a Querétaro. que para Madero en su
viaje a Puebla que para Pino Suá-
rez cuando trataba de morder el
polvo en el espacio que para Huer-
ta cuando conmemoraba Rellano o
Bachimba. Esperamos haya ser-
vido ya para el señor Obregón a
fin de que no haya lugar a quejas·
El jazz está en manos de los ge-
nerales: ellos son quienes rompien-
do vasos botellas y copas a tiro
limpio y arrojando latas de conser
vas. botes de petróleo y hasta va-
jillas enteras sobre la cabeza de las
gentes cumplen lindamente el o-
fioio de la orquesta de moda
El coro está desintegrado por la
muerte de unos actores y por la au-
sencia de otros. Pronio se repa-
rará esa falta. Aunque el elemen-
to rufianesco está muy bien repre-
sentado. hay que convenir en que la
parte bufa deja bastante que de-
sear· Actores cómicos como Pan-
cho Serna· el gran sumiller de don
Venustiano y Marcelino Dávalos.
el cantor de don Ignacio A. Bravo
de Espinosa Míreles y de la vieja
de Candela· valen mucho más que
Ben Turpin y Charles Chaplin y
por eso costaban tanto. Es de· es-
perarse se sustituyan prontamente
o se les escriture de nuevo cosa
que ellos admitirían de mil amores.
La parte femenina no anda ma!·
y si es verdad que se lia tenido que
dar de mano a partiquinas y eom-
primarias como Atala Apodaca ν
Hermili:i Onlindo. se cuenta en
cambio con los inestimables serví -
«•ios <1λ María Pistola ν otras de la
propia arma-
Tero el actor o lo que haya sido
más di;mo de admiración era el
que respondía al nombre de Cabre-
ra y que desempeñaba ese panel
complejo qne pertenece al Hombre
de la Ratería. Fingía el cloquear
de las gallinas el balar de las
orejas· el croar de las ranas el sil-
bar de los automóviles- el rodar de
los carros- el gruñir de los cerdos
las voces chillonas de la* viejas el
llorar de los niños- el regañar de los
padres y todas los mil rumores de
la naturaleza o de la vida. Era
hombre y mujer periodista de opo-
sición y periodista asalariado di-
plomático y ¡íu'z- orador en favor y
en contra del gobierno- Era mu-
cho Cabrera aquél. Lo mismo so le
veía reclamando tesoros en Chile
que organizando ligas en Buenos
Aires que depositando plata y oro
en Londres o en Barcelona que dis-
entiendo con Mr. Mott en Xueva
York que acaparando dinero para
sí y sus compinches en todas par-
tes.
IN'ro el lector pierda cuidado que
la función signe y se preparan pelí-
culas nuevas e interesantes. Ya se
anuncia una de sensación—La Ma-
no <fiic Aprieta—que va a ser el
asombro de la -temporada ν que se
cree durará en el cartel al menos
cuatro años — siempre que el tiem-
po lo permita.
En ella veremos probablemente
aparte do los acostumbrados raptos
homicidios incendios duelos ν que-
brantos. los suicidios de Her -ero.
Garrido y otros villains que exce-
derán en interés a los que hemos
contemplado ya de Carranza Cár-
denas. Iíasave Piña y los miembros
de la banda del Automóvil Gris.
Esta empresa será superior con
mucho a la que regenteó el Teatro
de la Paz durante treinta años y
que apenas nos dio un Tnísero 'sui-
cidio. el de Eduardo Velazquez
No hay qne faltar pues que la
temporada promete ser amena
zante.
V SALADO ALVAREZ
San Francisco Cal Die· 22 de 1920
! ACTUALIDADES EXTRANJERAS !
El Tratado de Rapallo y la Cámara Italiana
Trad de! francés para LA PRENSA
La Cámara ha terminado la discu-
sión del tratado de Kapallo. apro-
bándolo por una enorme mayoría.
El señor Lruzzatti pronunció un
importante» discurso en el que protestó
contra las acusaciones de imperialis-
mo de que Italia ha sido oljeto fre-
cuentemente. Recordó que ¿u pa s sa-
lió de la guerra con cien mil millo-
nes de deudas y que. sin embarco.
3o obtuvo más que sus fronteras na-
turales.
E¡ Secretario señor de Nava res-
pondió a las criticas que se le hicie-
ron al tratado y reconoció que la si-
tuación de Zara no es fácil. IVro
Zara podrá ser un motivo de unión
sntre Italia y Y uso-Es la via. El ora-
Sor insistió en el principio de mole-
ración que inspiró el tratado.
Concluyó ol Secretario deseando
3Ue> la paz firmada en Rapollc por
sea la aurora d* una uaz ma-
«
vor para la humanidad que está en
espera de ella.
El señor Ouiolitti cerró la discusión
ι mediante una declaración acerca de
i obliga a respetar las minorías.
♦Hay. dijo un tratado general Que
; giobla a respetar las minorías
"Los representantes yugo-eslavos
I en Rapallo ni siquitra trauiror. de
este asunto pues conocen la lealtad
de Italia donde las minorías h:m go-
zado siempre en el curso cié loe siglos
de la más amplia y más completa li-
bertad.
•El gobierno acepta la. orden del
día Luzzatti. que responde al senti-
miento unánime del país y del Parla-
mento. El tratado de Rapallo es el
rrimer tratado que no se basa en la
imposición de los vencedores sobre los
vencidos sino en un acuerdo amis-
toso y cordial que es una garantía
de segura amistad y de paz constante
entre dos pueblos. (Aplausos muy vi-
vos».
'Ej gobierno no plantea la cuestión
de confianza pues el asunto <.-s tan
alto 3' ten importante pnr<? Italia nue
todos los partidos de la Cámara se
hallaran unánimes en su voto''.
La Cámara aprobó por 2S3 votos
contra 14 y 50 abstinencias de los so-
cia'istas la primera parte de la orden
VI dra concebida en los términos si-
guientes :
'Ίλ Cámara aprutb:i el acuerdo del
12 de noviembre"; y por unanimidad
con excepción de dos votos la seg-in-
da parte de esta orden del día en .jue
se envían felicitaciones a Fiume que
adquirió su soberanía al precio de sa-
crificios memorables.
La orden dv;¿ día contiene además
el párrafo siguiente que vale la pena
de ser señalado:
••La Cámara dichosa de acoger en
el Estado juntamente con ¡os demás
hermanos italianos a la patriota Za-
ra. exoresa «u deseo de que las bue- j
EFEMERIDES MEXICANAS
=aJ
Sale un Convoy para España
2 DE ENERO DE 1S13.—En este
cUa salió de la ciudad de Puebla un
convoy de cuatro millones de pesos
rumbo a Yeracru:: y España.
Ese convoy habla salido de la ciu-
dad de México el 13 de Diciembre del
año anterior con tres millones de pe-
sos. Con él marchó el Alcalde de
Corte D. Jacobo Vllla-Urrutia a
quien como hemos dicho en otras-
efemérjdas el virrey Venegas había
desterrado de México disimuladamen-
te para impedir que desempeñase el
cargo de elector en las elecciones se-
cundarias que iban a verificarse para
la renovación del Ayuntamiento de la
ciudad de México. Ya se recordará
que los mexicanos triunfaron en esas
elecciones que a la postre fueron a-
nuladas por las autoridades virrei-
nales. como después lo har hecho
tantas veces las autoridades mexica-
nas. A "\'il!a-Urrutia se le desterró
con el pretexto 'de que habla sido
nombrado oidor de Sevilla.
El convoy que salió de México
marchó con suma lentitud y como la
escolta que üo custodiaba era muy
corta no obstante que tenía que n-
travesar por una comarca en que a-
bundaban las guerrillas insorcer.te·*. se
SECCION DE CONSULTAS
El Porfiado.—Ram'rez Ranch. Ariz.
—Las conexiones para los tubos lle-
van todas el nombre genérion de unió
nes y se distinguen según su forma
por nombres especiales. Así cuando
se trata de unir dos cañerías que de-
ben cruzarse se hace uso de uniones
especiales que llevan el nombre de
cruces: cuando un tubo viene a ter-
minar uniéndose a una cañería se
emplea la unión que se conoce con el
nombre de tí· porque tiene en reali-
dad la forma general de una "T";
cuando se trata de conectar dos tu-
bos que siguen la misma dirección
la unión se llama sencilla y cuando
se trata de unir tubos que se cortan
en ángulo en el concepto de que los
hay con diferentes inclinaciones.
Los nombres Que nos da no son
castellanos; uno es un anglicismo in
aceptable y el otro es sencillamen-
te una palabra italiana.
A. O. R.—Oozurd Xebr.—Para que
la carta poder que se extienda en Mé
xico tenga valor legal aquí se requie
re que el Consulado americano cer-
tifique la autentidad de las firma*
que intervengan en ella por lo me-
nos. la de la autoridad ante quien
haya sido extendida en caso de que
ésta haya intervenido en esta forma
o para dar fe de las firmas del po-
derdante y los testigos.
No necesita usted saher la direc-
ción del Consulado mexicano que nos
indica pnra dirigirse a él; bastará
que envíe su carta así:
Consulate of Mexico Kansas City
Mo.
ñas relaciones proclamadas en Ropa-
llo se desarrollen en provecho de Jos
dos pueblos pacificados y «le Fnropa
o«j fra q-'e 1«:« elementos (tnicos quo
ran quedado fuera de las fronteras
respectivas gozaran de garantías sin-
ceras. para el uso mils libre de su
idioma de su cultura de su religión y
del respeto profundo que se debe a su
situación particular; y le recomien-
da ai gobierno que defienda. er. el
curso de las próximas negociaciones
el alto idealismo de la raza y los in-
tereses superiores de la economía na-
cional en el Adriático."
En los corredores donde se comen-
taban mucho el tratarlo y las declara-
ciones que ei gobierno hizo durante
la discusión se le reconoció al Con-
de Sforza el mérito de haber logrado
la redacción de un tratado que. al
mismo tiempo que satisfacía las legi-
timas aspiraciones italianas pudiera
ser aceptado honorablemente por ios
yugo-slavos. Y se hacia notar la pri-
mera frase de su discurso en respues-
ta al señor Frderzoni frase improvi-
sada en !a sesión y que no se encuen-
tra en ningún informe oficial: "El
señor Federzoni dijo que si hubiéra-
mos aprovechado la situación interna-
cional habríamos podido pedir mas:
no; conocemos perfectamente la sjtua-
ción. pero aunque hubiera sido cien
veces más favorable *ara nosotros
yo habría creído traicionar la suerte
y el destino futuro de Italia pidiendo
más. y usted. Federzoni sabe bien
que esa ha sido siempre mi opinión.'*
Es precisamente ese deseo evidente
de concluir un tratado inmediatamen-
te con Yugo-Eslavia el que constituye
el éxito del tratado que aprobó casi
por unanimidad la Cámara
í?e cree saber que el tratado de Ra-
pallo no ha gustado los cercillos
oficiales y diplomáticos alemanes que
ven* en esta alianza de Italia y Yugo-
Eslavia una barrera sólida contra to-
da tendencia de influencia alemana y
austríaca en la poltica balkánica. Ese
descontento germánico se ha venido a
aumentar a causa de la visible sim-
patía con que Francia y su gobierno
han acogido y ayudado tanto cuanto
ha sido posible a una buena solución
de las malas inteligencias italo-yugo-
eslavas.
Los que están al corriente de las
negociaciones entre Italia y Yugo-Es-
lavia saben perfectamente que la ac-
titud del gobierno francés ha sido par-
ticularmente cordial y ha comprendi-
do los verdaderos intereses de todos
y ese será precisamente lo que resal-
te cuando se publiquen tarde o tem-
prano diversos documentos diplomá-
ticos
J. CAliRHRE l
Los aliados preocupados
por el militarismo
alemán
AMSTERDAM. Enero 1.—Un des-
pacho recibido desde Duesseldoríf por
el Handelsblad dice que la Comisión
interaliada del Rhin alarmada a cau-
sa de la extensión del militarismo a
las escuelas alemanas ha dictado una
orden prohibiendo el uso de las es-
cuelas para propósitos militares so
pena de airaat» ~ ^¿m/iscación de las
escuela» i
llegó a temer por los dueños del con-
voy que ei viiTey se proponía situar
esa cantidad en Puebla para emplear-
la en alguna expedición contra Oaxa-
ca puesto que ya en una junta de
arbitrios convocada en la ciudad de
México se propuso disponer de tal
cantidad con la condición de devol-
verla cuando hubiera ocasión de en-
viarla a Veracruz sin peligro alguno.
Tales temores no si: realizaron y
el convoy llegó a Puebla donde se
le agregó un millón más y salió de
allí bajo la custodia del hrigadier
Olazabal. no obstante que este iefe
habla sido despojado por los insur-
gentes de un rico convoy en Nopalu-
cán
Villa-Urrutia logró quedarse en
Puebla pretextando una enfermedad
y así íogró su objeto que era no a-
bandonar la Nueva España.
Esa continua salida de dinero me-
xicano para España era uno de los
motivos por los que los insurgentes
deseaban hacer la independencia del
país. Velan que era injusto que tal
dinero que había sido trabajado en
el pa's por los mexicanos fuera a
enriquecer a extraños y a proporcio-
nar lujo y comodidades a quienes no
lo habían trabajado. No acertaban
a comprender los cauc¡illos de la in-
dependencia que de nada serviría la
independencia política sin la econó-
mica pero es seguro que la tarea de
realizar esta independencia la deja-
ron a las generaciones venideras pe-
ro éstas han desempeñado tan mal
su cometido que todava hoy después
de un siglo de realizada la indepen-
dencia continúan saliendo de México
millones de pesos anualmente para
emprestís extranjeran que exp-lotan
los recursos y el trabajo mexicanos^
y que tienen su residencia en el ex-
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Lozano, Ignacio E. La Prensa (San Antonio, Tex.), Vol. 7, No. 2,096, Ed. 1 Sunday, January 2, 1921, newspaper, January 2, 1921; (https://texashistory.unt.edu/ark:/67531/metapth1069860/m1/3/?q=%22%22~1: accessed July 11, 2024), University of North Texas Libraries, The Portal to Texas History, https://texashistory.unt.edu.; .