La Prensa (San Antonio, Tex.), Vol. 8, No. 2,228, Ed. 1 Sunday, May 15, 1921 Page: 14 of 16
This newspaper is part of the collection entitled: Texas Digital Newspaper Program and was provided to The Portal to Texas History by the UNT Libraries.
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Una bruja. \ y por añadidura
Bula tenía una vez encerrada λ uiia
pri.tccs_¿ en un custiho muy furrio
emplazado en e! entro de un tenebro-
so bosque.
Cu-ndo ia princesa era rauy niña
todaviu. su mama. la. reir.a. había otVn
dido gruviKt-nte a ia bruja ponderan-
do la hcrmouia de su hija ιhecho ri-
gurosamente oxaeto). y haciendo resal
tar-ja feaíadad Je !a hija do ¡a bruja
hecho tan rigurosamente eoinn <1 anto
rior. puee la hija de '.a bruju cr«t ser.-
cillamente horrible).
La bruja se enoj"· ententes hasta ι·ο
nerse furiosa y rtrAdvió vengarse de
la reina. Un día. aprovechando la au-
sencia de la mamá. robC· a la princesi-
ta y la encerr·"· en su castillo !·1 bos-
que. Tan pronto t--.mo so supo en pa-
lacio la desaparición de !a princesa se
enviaron emisarios a todas partes: pe-
ro como tftlas la» pesquisas resultaban
ineficases.el pu«hlo c η>·ηζ·'· a n»nsi:
que no valí t la pena seguir buscando
a la princesa y acons-\K· a la roina qur
olvidara a su hija perdida. E*? •'•«te ur
consejo dfffcU do seguir. Imposible era
oue 1 reina (Viso de pensar en su hi-
ja: era impo- N!e "ue desechóse la es-
peranza de b il'ar'a nlcitn dí:>. Así fu'
nue. en v: de olvidar prometift sobej
bias reenmoens.1 s a quien Te diese ii"·
ttelns de la b:ñ oijv. p'-dH* lloraba
y hasta rrvird' r ufl "lando er
que se ρρπρΌτη"·''» λ "ϊγ"-)'· la ττνι-
τιο de la princesa al caballero iup 1
ene<">r¡»--ise.
Miertms tirite la i»?r''nt'rn· '■» r>""
• — i fV 1*1 SOy*"t
^x... TJonha su desstracii <"i Π sor··
bría soledad de! desmantelar» oís*?·
Tío. cero do do osno-»": murallones *
fTanou^ndo nor elevrsdísima·» toares. X
d!sr>«r«í - m:*'s mi» r!o un r>atio muv pe-
queño r>*>ra hr»eer ejorvicÍn. ν rnmbió-
ese patio triste ν desaseado; or
+1 centro había un estrone tan prof».ir
do que. si alsuíen acertaba a caer oí
él. podía perder. ^esde luopo. ]a espe-
ranza d-> salir do alH con vida.
Ll infeliz prisionera no tenía a <r.
servicio más n>ie uns doncell). reeo«r:-
da por la bruja en e' bésoue ν 'lev? di
a! castillo p.ir.i que l.> \rnn iiose. La
doncella se :?íicion·* η su hermosa am-·.
llegA a cobrarle mucho cariño ν hacía
cuanto estaba on su< mines ^ara que
fuera felíz: ρλγο In desdich da prince
sn. a medida que iba creciendo en
aflos. sentía deso .s cada vez más gran-
des de salvar las murall ¡s del castülc
y de ver el mundo.
IV tiempo en tiempo soifi jr ia bru-
ja a! castillo y nunca dejaba de visita·
! .-·—. rioiderar
«internets a su J··
t ja variedad de cosas admirables que
ofreco ο! m undo: pero mostrándose «or
da a las súplicas enrarecidas d-"1 la prin
cesi. nunca le permití" transponer los
■umbrales de su cárcel.
Todo hacía presumir que la prince-
sa permanecería cautiva en el cnstilíe
mies tras 5o durase la vida: p*ro i:n
d'a su doncella en ocasión en que ci-
taba lavando en el estanque del patio
not»* cue subía de! fondo de! acia una
carpa pequeftita. ;Cu£l no seria sti a·
sombro al ver fiue la carpa r.o l>sen
hubo Herrado a la superficie d»l asua
abrió su boquita con la infnci'n bien
manifiesta de dirigirle la palabra
► ·Alíjjrate. buena doncella!—dijo en
voz clara. artt<'r!*;:a «próxima i
MH orr^; El príncipe que ha de libertar
a tu pmeesita está ya en camino. I>j
a la princesa que le env'e una prenda
cualquiera para darle a conocer que
sicue un rum!""1 acertado.
La doncella corrió t comunicar la
nueva a la princes t. que se apresuré
' a ccrtar un rizo de su.« hermosas ca-
be'los r :bi'>s y lo entregó al ρ··ζ. I-i
eurpa lo tom *> ey¡ s·! boquit.» y s»« su-
merjriA n:evament·· en el asjua.
Continuaba la princesa r.rrodü'ada al
borde del estanque cuando ονΛ su
espalda una voz ásp -a que rtecía"
i —¡Hola h'la! ¿Qu·'· significa «-sto?
' La princesa se puso en pie í!e ur
1 palto y contestó que s· le había ca'dc
» el dedal en el estanque y cstuhá es-
perando que subiese a la <uperfici<
para recobrarlo. Lt bruja le dijo rién-
dose a carcajadas que podía desechai
la esperanza de volverlo a ver. pues ν
estanque no devolvía nunca lo que tra.
» gaba.
La pequeña carpita había dicho 1;
* verdad: un principe arrobante estab.-
>>■ en camino llevado de! prepósito d
rescatar a la princesa. Enamorado d<
la cautiva cuyo retrato habí;·. ío:i:U<
w ocasión de ver. tuvo conocimiento d<
* la recompensa ofrecida por la reina. >
„„ partió sin tardanza poniendo su rum·
bo en linea recta hacia el espeso b<>s
que en cuyo centro estaba el castillo
„ Tropezaba con dificultades ir.supera
►- bles en el terreno que atravesaba parj
dar con el camino que tieb¡a con'luc:rl<
al castillo que buscaba cuando en o
casióri en que iba siguiendo e! curs·
*' de un río. oyó una voz que lo l'.amah;
por su nombre. Mandó a uno de su.·
■ criados que se informase de lo qu<
' quería el que liamaba. y el criado n·
m tardó en volver con la nueva de qu·
— una carpa pequeñiti portadora de u¡
hermoso rizo de cabellos rubios nada
~ ba junto a la orilla y deseaba habla
— personalmente a! príncipe.
Accedió gustoso Cste a la peticiói
Ζ del pez. el cual le hizo entrega dei me
— chón. encargándole que perseverase· e¡
su empresa pues la princesa lo estab.
Ζ esperando.
i. —Tropezar! S?u Alteza con mil pe·:
gros—añadió el pez—«jue deberá airó;
Γ tar solo: pero no pierda el valor qu
■· yo me encargo de auxiliarlo.
~ El príncipe despidió a todos los qu
~ formaban su séquito y prosiguió sel·
— el camino. Xo tardó en encontrarle ei
— el bosque y po^o dcspu¿3 ν η ver e
" rastillo. Lo reeur.oció cuidadosamente
— recorrió todos sus alrededores c.x.im:
nó sus mumiias pero i:o -descubrió c
y medio de penecrar cu sa Interior
w A punto Mt.la ya ue desmayar ;
I da renunciar a una empresa que le pa-
recía imposible cuando .oyó un rumo-
roso aleteo y se ocultó en Ια espesura
para ver qué significaba eso.
El espectáculo quo a su vista se oír©
ció estonces excedió los límites de Jo
maravilloso. Llegaba ¡a vieja bruja en
una soberbia carroza tirada por bui-
tres. En cuanto la viajera bajó del ca-
rruaje. sacó de sus bolsillos varias ra-
raitas que. al sentir el contacto de sus
mar.os. se convirtieron en damas lujo-
samente ataviadas y en caballeros ser-
vidos j?or p-.jes y escuderos que osten-
taban preciosos birretes de plata y oro.
A «na palabra pronunciada por la bru-
ja. abriéronse de par en.p.ir las puer-
tas de! castillo per las que entró la ga-
lante comitiva riendo a carca jad .s y
hablando con animación extraordina-
ria. Los buitres emprendieron nueva-
mente e: vuelo cerráronse Us puertas
con estrépito y todo volvió a quedar
en silencio.
Aturdido estaba el principe sin aeer
tar a explicarse lo que acababa de
presenciar cuando una voz procedente
•le un arroyuelo. que casi mojaba sus
pies le dijo que volviese sus miradas
hacia la espesura inmediata. Hízolo el
principe como se le pedí i. y vió una
¡aloma."blanca como ¡a nieve enreda-
ía entre las ramas. Apresuróse e! prin
cipe a libertarla y la paloma empren-
dió el vuelo no sin darle antes muy
Unamente las gracias: comenzó luego
a describir círculos en ei espacio y
momentos después llegaron tres palo-
:n..s más. ostentando todas una dimi-
nuta corona en sus respectivas ca'oe-
•itas. Lo. nue el príncipe habla libérta-
lo poco antes volvió volando para po-
a.-se sobre su hombro le dijo ¿.1 oído:
ι;Esta no*.he! ¡no faltes') e incorpo-
ándose luego a sus compañeras to-
•l-.s transpusieron las murallas del c.ls
Jilo y se perdieron en el interior de la
o·-!Nria fortaleza.
llieniras santo todo era fiesta mu·
sica regocijo en los salones del casti- ι
lo. Li bruja deseosa de atormentar j
más que nunca a 11 infortunada pri- j
-doners habla preparado un suntuoso:
••anquete invitando a aquellos huéspe-j
•Íes mágicos segura de que la pena de
.a princes ser'a más acerba al verj
por sus propios ojo·los placeres que el;
η undo proporci· na a los que no gimen j
tension idos entre muros.
Mandó ¿¿«.ir a la princesa que s¿ e>¡
vr.«lai-i>se con sus mejores rostidos y
i;ue se apersonase en la sala de honor ¡
'.el ca.™til¡o. La princesa obedeció tem- i
Mando pero después que su traviesa I
doncella hubo abierto cautelosamente ¡
la monumental puerta p.ira curiosear
lo que había dentro.
" ;—i-> TM-mí-os.1 todo su valor. I
entró en el salón y fué a ocupar su
puesto a ¡a cabecera de una larguísi-
ma mesa contemplando con miradas
Ίο curiosidad y asombro a un tiempo
ι los misteriosos huéspedes y al es-
pléndido banquete que pr#metí.:n Ies
preparativos <¡ue tenia por delante. Co-
m· r.z '· el festín en el cual se acotaron
todos los refinamientos del lujo se pro-
iigaron los vinos más expuisitos. las
frutas más sabrosas los'manjares más
lelicados de ¡a tierra. Ocupó la bruja
un asiento ¿unto a la princesr. q' así pu-
lo observar q' la vieja parecía más ex-
citada y alegre pero con alegría más dia
bólica que de costumbre. Cuando el
ruido y la animación de los comensales
;.ab'.in llegado a su apogeo penetraron
~n el salón las cuatro palomas blancas.
Revolotearon en torno de la princesa y
una de ellas se posó sobre su brazo y
le susurr·" en el o'do: (¡Est;; noche!
;no faltará!) y antes que nadie pudie-
se impedirlo las cuatro desaparecie-
ron il^l salón.
La princesa se reclin''· er. su asiento
τ exhalando un suspiro de satisfacción.
·' La bruja quo no había hecho el rao-
j nor caso de las palomas pues ni rc-
; motamente se le ocurr¡a pensar que po
j día haber quien tuviese el atrevimien-
¡ to de oponerse a sus planes creyó lie.
gado el momento de atormentar más a
su victima. Movió la mano y toda la
brillante caterva de lujosos invitados
quedó convertida de improviso en un
haz de ramas las preciosas botellas y
ios r:cos platos en un mentón de hojas
secas y las alegres ris .s y las dulces
melodías en un furioso bramar del vien
>t·» azotando las desnudas ramas de los
árboles del bosque.
Poco importó a la princesa esa trans
formación tan brusca. Recogióse en su
• aposento abierto su corazón a. la es-
'•peritn=a. repitiéndose sin cesar las .pa-
labras de la paloma: (¡Esta noche!
'! ¡fto faltará!)
! Entretanto jur.to con la obscuridad
ι crecía la impaciencia del príncipe que
■ ignoraba los acontecimientos que iban
■ | a desarrollarse aunque estaba seguro
ijde que la hora de la liberación de la
ι j princesa sonarla en breve.
j Hundido ya el s<M detrás de las co-
>! linas y cuando los seculares pinos del
ι1 bosque lanzaban la sombra de sus ne-
¡; gras copas sobre las almenas del cas-
>j tillo llegó a sus oídos el rumor de al-
> i go que chapoteaba en las aguas del
; j arroyueio. En su amiga la carpa
n —¡Atención príncipe! Ha llegado el
• momento. El corcel de Vuestra Alteza
• lo espera ya impaciente; a su lado en-
' contrará 1a cota de malla y la arma-
I dura. ¡A caballo y ánimo! ¡Hiera Vues
- ira Alteza a la bruja en el corazón!
ι Hiera con mano firme y todo saldrá
ι ■ bien.
Tendió vi principe sus miradas por
-. e*. suelo y no vió más que un sal ta-
! montes y una masa de telarañas. A dos
^ linios estuvo de creer que la carpa ha-
I bia querido burlarse de él. pero al fin.
»j lleno otra vez do confianza levantó
>! dei suelo ¡as telarañas.
• i No bien las hubo tocado quedaron
1 j convertidas en una armadura comple-
. ι ta. con su correspond ten „·5 ceia ce malla.
• I loco a su medida mientras el s*vlta-
1 montes se agrandaba cada vez más y
:nás hasta hacerse de ;a corpulencia ce
ur. ea.t>alio. bin vaciuir ya momento a:un
*
RAREZAS EN DISTINTOS PAISES
La historia del hombre nos presenta
ejemplos del temor que a éste ha ins-
pirado siempre el rayo. Entre nosotros
mismos a pesar de que conocemos de
que sabemos que el trueno es inofen-
sivo. abundan las personas que no
pueden presenciar una tormenta sin
! aterrorizarse. No os pues extraño que
j l^s razas salvajes crean que cuando
ι el Gran Espíritu desea castigar a la
humanidad lanza fuego sobre ella y
í que. cuando está ent'afadado m:¡niíies
I ta su cólera rugiendo desde e! firma-
| mente. Los pueblos del norte de Eu-
I ropa escandinavos! sajones y germa-
| nos a pesar de que no compartían las
í creencias y supersticiones de otras ra -
j zas. no po»l ¡a menos de rendir tribu -
to* ile adoración a esa tremenda fuer-
za de la Naturaleza. Para ellos. «·] true
no era un dios al que dieron el nom-
bre de T'ior. Lc.s escultores griegos
; más famosos colocaron rayos en las
manos de las estatuas que representa-
ban a su dios más í moso Zeus o .Tú
piter. En nuesfos días los pueblos
menos civilizados sigue recibiendo con
! muestras de terror los truenos y los
rayos. Sin embargo hay siempre en-
tre ellos uno que otro individuo más
instruido o temerario que la generali-
dad. Estos pocos suelen convertir en
objeto de burla lo que para ¡os demás
es motivo de espnnto. Los zuiús del
sur de Africa son una raza varonil
belicosa orgullos;» de sus hazañas
cuereras y hasta hace muy pocos años
se complacía en probar las puntas de
stjs lanzas en los cuerpos de sus ve-
cinos. y llevaban su osadía hasta e!
1 extremo de atacar a los insleses y a
los boers; y si bien es cirio que esa
osadl.t solía contarles cara 110 lo es
menos que nadie puf de poner en tela
de juicio su valor temerario rues
bien; entre esa gente los jóvenes que
presumen de bravos acostumbran de-
mostrar su coraje desatienda al rayo.
(¡Vengan truenos y rayos!)—dicen.—
(¿Quién se asusta aquí?) y armados
de azagaya y escudo suben a una pa-
red de piedra o sobre un montón de
leña y amen izan con sus lanzas al '
rayo gritando: (¡Que c;.iga un rayo |
un rayo de los peores; aquí estamos
nosotros para demostrar que valemos
más que ¿1!) l'na locura semejante co- ·
metí* Ajax. uno d£ los héroes griegos'
de la guerra de Troya y dicen que o- i
fendidos los dioses por su impiedad lo
hicieron morir ahogado.
Bueno: estas baladronadas de los'
zulús no son más que una de tnnt ·»
costumbres raras que ofrece el Pats
d- las Maravillas. Voy a presentar a-
hora otra pira lo cua¡ será necesario
q' r.cs traslademos a la tierra de los mao
ris. en Nueva ¿.eianuiu.
combatió furiosamente contra los CO- j
ionizadores ingleses en defensa de sus j
dorech -s. Todavía conservan esos iiulí- j
senas muchas de sus costumbres pe- j
cuitares. siendo una de ellas la mane- j
ra especial que tienen de saludarse. En :
tro nosotros cuando se encuentran dos j
niñas o amigas conocid.s suelen be-J
sarse mutuamente; y si son dos niños'
se estrechan las manos a no ser que '
uno^de ellos haya estado largo tiem-
po ausente en cuyo caso os probable
que se abrecen. Nada de eso hacen los
maoris. que i>ara saludarse juntan sus
caras y se restregan 1«a nariz una con
otra.
Sin embargo estos indin-.'gas tienen
sentimientos generosos. Durante la gue
rra. que sostuvieron con los ingleses se
aficionaron a tal extremo ai regimien-
to 60. que. cuando iban a descarga:
sobre él sus fusiles gritaban: ¡Vamos
a hacer fu<go; tendeos en tierra se-
senta y cinco!" Una vez supo uno de.
sus Jefes que en el campamento inglés ¡
escaseaban las proviso: .es. y envió ali
mentos con un mensaje en el que mani ¡
'estaba que era cristiano y que su reli j
gión le mandaba dar de comer al ham }
briento.
En la China una de las costumbres j
más laudables es. tumo he dicho ya. ¡
¡a de manifestar el respeto más pro-!
fundo a los ancianos. Los chinos se ¡
enorgullecen de su familia y en nin-!
gtir.a casa falta lo que llaman ei árbol
genealógico en el cual junto a ios
nombres de sus antepasados figura la
relación de sus hechos más honrosos.
El regalo más delicado que puede ha-
cerse a un pariente venerable es un
hermoso ataúd. ¡os que disponen
de medios para Irlo difícilmente
se encontrará uno <t no tenga preparad
su ataúd para cuando muera. Los chi- j
nos y los japoneses saludan con gri-1
tos de alegría la llegada del primer
d'a del año. Se engalanan entonces las
calles hay cambios de regalos celé-'
branse tertulias y reuniones en todas
las casas y se cruzan tarjetas de fe-!
licitación tarjetas encarnadas porque L
ése es el color de los días solmnes y '
de las festividades.
tó ese corcel tan singular que del pri
mer salto salvó las murallas las alme-
nas y las torres del castilo.
l'na vez dentro las puertas fueron
abriéndose a su paso como por encan-
to. y no tardó el principe en dar con
la bruja que sola y muy ajena a lo
que le esperaba estaba sentada en un
salón maquinando picardías. El prin-
cipe enristró la lanza y apuntando al
corazón de la vieja arremtió con furia.
Al sentirse herida la bruja cayó de
espaldas lanzando un grito ensordece-
dor. Las paredes del castillo crujieron
y se tambalearon siguió a eso un es-
truendo tremebundo y el principe se
encontró sentado tranquilamente en
medio del campo teniendo junto a sí
a la encantadora princesa y a su fiel
doncella.
Fácil es conjeturar lo que ocurrió
después. E! poderlo de ia bruja desa-
pareció -para siempre y ja prnicesa y
íU lib»TtHdcr so apresuraron a trasla-
darse a'· palacio de la reina dor.de ésta
'ios recibió vertiendo lágrimaa de ale-
gría.
i* η ere tas cosiumores rtus uc ■»«
India. ninguna hay tan censurable a
ios ojos de los extranjeros como las
cosas extraordinarias que hacen los
fakires o fanáticos que se imponen las
mortificaciones más horrilbes que se
les ocurre impulsados solamente por
su fervor religioso. Uno permanece el
dfa entero tendido en el suelo sufrien
do los rayos de un sol abrasador: otro
cava un hoyo en la tierra y entierra
en él la cabeza. Cerca del templo de
Chinsura había un herrero que grana-
ba no poco dinero horadando con tin
hierro candente la lengu.i a los desdi-
chados fanáticos que formaban a su
puerta largas colas esperando turno.
Halda un fakir que d. ba largos paseos
por la mezquita con las sandalias cla-
vadas en los pies. En sus peregrina-
ciones. es muy frecuente Verlos andan-
do de rodillas o en cuatro pies o ha-
ciéndose· arrastrar por el suelo. Se im- ¡
ponen tormentos tan crueles porque ¡
creen que sus dioses los mirarán con j
especial favor y los colmarán de ben - t
diciones cuando vuelvan a nacer. Com ¡
parados con estos tormentos las d .n
xas de los duk-duk. que se efectúan
en la Isla de Nueva Bretaña on el ra-
ff ico son sen< lilemente una panto-
mina. Cu-ndo un joven desea formar
parte de la sociedad secreta de los duk
duk. que es omnipotente entre los in- j
dlgenas se atavía con un vestido he- |
<"ho de plumas de ave. cubre su rostro
con una mascarilla horrible y sale a
ta calle llevando en una mano un ga-!
rrotc- y en la otra una calavera. Y cuan
•lo se ha reunido un número suf.cien- j
c de curiosos salta y baile de una raa- ;
.•■sera descompuesta llenando de espan-
a los que no están en el secreto y '
conquistando el aplau.so de los que
han dado ya el mismo espectáculo al ;
hacerse miembros de esa sociedad. i
VESTIDO DE TAPETA CON ADOR ¡
NO DE ALFOSIAS PLISADAS
De Ins telas quo más on boga esta-
rán tn la estación entrante del Ve-
rano. una de las más favorecidas se-
rá la taícta en todos los atractivos
tonos en que viene ahora esta seda.
El mod· lo inserto es el de un boni-
to vestido de calle o paseo estando
confeccionado con tafeía de color mal
va iridiscente. La falda muestra el
estilo boufant que tan de moda está
y lleva como adorno bandas dobles
de alforzas plisadas t-n lineas ondu-
ladas y quebradas. La orilla inferior
de !a falda forma picos.
El busto es ajustado y de talle lar-
go. La manga corta bastante y ahue-
vada. lleva un puño formado con una
banda de listón rosa viejo. En la
cintura se prende un ramillete de flo-
res que se ata eon un ¡arco list.*·!: de
color rosa viejo y cuyos exnemos
caen hasta la orilla de la falda.
El sombrero es de forma ancha de
pgja y va adornado con florecí tas
rojas y verdes.
ΚΛ
Además de las ilusiones que pueden
provenir de la flaqueza de nuestro en-
tendimento. hay una tentación conti-
nua de hipocresía casi diré hasta para
con nosotros mismis. de la cual no se
hallan exent;«s 'as almas mas puras y
mas desosas del bien: de una hipocre-
sía que asocia subidamente la idea de
un bien mayor la idea de una inclina-
ción generosa a los deseos de las pasio
nes predominantes de modo que cada
cual si examina su propia conciencia
a las veces no puede tener la certeza
de la rectitud absoluta de los fines que
le impulsan: no puede diseernir qtio
parte toman en ellos y el orgullo y !a
prevención.
Manso η i.
Los -discursos de humildad son mato
ria de orgullo para lars gentes glorio-
sas. y de humildad para los humildes.
Pocas personas hablan de la humil-
dad humildemente; pocas hablan de ¡a
castidad castamente; y pocas hablan
de la duda dudando. No somos m::s
que mentira doblez contrariedad. Nos
ocultamos y nos disfrazamos para no-
sotros mismos.
Pascal .
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¿Tiene úlcera.·· rn la b.tea ?
¿Le laten o duelan ¡as ajenes?
¿Tiene la pie! cubierta de frrar.oS?
¿Sieníj us'ed ¡a sácere cahente y íebri-
taníe?
¿Tiene ostrd heridas y cnrtúduras que no
quieren r^atrlaar?
¿Es uíU-d votuu'.e ?
¿re ofusca u-.iea fácilmente?
¿Sata usted fácilmente excitado?
¿Le tiemblan ¡as manee ?
¿Se irrita *us:ed con facilidad?
..-o acobarda usted fácilmente?
¿Está de temperamento irritable?
¿Es su íUrr.o intranquilo?
¿>uírt usted nitjrxsías?
¿Tiene doler y tirantes en be músculos?
¿Está u«ied vacilante?
¿Tiene mil n!or su traspiración?
¿Tiene ojera? 7
¿Tiene dolor de cnbe7a ?
¿Puede ver a todo mundo a lo» ojee?
¿Tiene palpitaciones de eorazús ?
¿Funcionan regularmente sus intestinos'
¿Go/a de perfecta salud?
¿Tiene bincha; η en los ojos?
¿Con especi.klidad en las mañanas?
¿Se siente usted débil ?
¿Siente dolores en la e*p3ida?
¿Kstá desanimado ?
¿c>tá perdiendo su peso?
¿áitute ¡os pié; fríos?
¿£; ¿u sueño i'.itranr.uiio y duerme ne.i! ?
¿Tiene dcsva*ecimientc3?
¿Tifnc mala memoria ?
¿Padece fuertes doiorc» d« cah'za?
¿Tiene náuseas después de c¿rjer?
¿Le sudau las m.-r.os y los pies'!
¿tjiá umciI flat alentó'!
¿oufr·* u-teu de niClan.'olía?
¿f»iá usted nervioso?
¿Uord <1« poco descanso?
¿?¿:díee p«>stdiilas?
¿Se levaula por ¡üs mañanas con do'.o.
de cabeza? "s
¿Sufre usted irritación <íc ¡a vejúra? j
¿Tiene ruidos en ic.* oídos ?
i.-c 1c nublan ¿os o;o:.π
¿Xo diítir.jrac ctarara-jrtc? '·
¿Se siente falto de energías?
¿histá usted vi lioso
¿Ticno λ eup-sida dfbii Τ
¿Süts usted muy tim:oo7 ¡
¿re cor.furt!.· cen sscii.-iiá?
¿lis u:-t--o fácilmente Olvidadizo? t
¿i»itfRtí c^i-arnbrc;» en :iw iir; íw > «~n I. -
»ie ie agolpa la sanare a la cabe»? *){
¿Tírae usted lan^uict: ?
¿Tiene Is piel blanda y fofa? i/]
¿Lita su cabsi.o #eco y iu?iroso? ή
;Lí duelen l¿s art.tu toiom·. ; J
¿£¿tá su orina ohscu.· t y ru.bi»?
fciienc ¡os o. os iníiaTWO ' ■»
¿ l lene color«.< ·>η la vj>pu >-i" ^
¿Tiene mil subo.- ta U tw-.u
¿Huye de la ¿o-ivd^d 7 'η
Sai»ere. — Nervio». — Ríñones. — Catarro. — fligaco. — r.s:oiaa^o. — Aimorranas. — v»ucar¿a'Jr-. — -·.j
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Lozano, Ignacio E. La Prensa (San Antonio, Tex.), Vol. 8, No. 2,228, Ed. 1 Sunday, May 15, 1921, newspaper, May 15, 1921; (https://texashistory.unt.edu/ark:/67531/metapth1069861/m1/14/?q=%22%22~1: accessed July 17, 2024), University of North Texas Libraries, The Portal to Texas History, https://texashistory.unt.edu.; .