El Regidor (San Antonio, Tex.), Vol. 17, No. 755, Ed. 1 Thursday, February 18, 1904 Page: 2 of 8
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APROPIACION
DE LOS AGENTES NATURALES.
Μ I : '
La acción insesante del hom-
bre sobre la naturaleza produce
un resultado que merece llamar
nuestra observación. Esta es la
transformación gradual de una
parte dé los agentes naturales en
capitales» por el hecho de 1& apro
piaciórf. .El ejemplo más sor-
prendente en este respecto es el
que tiene relación con la tierra.
Ñingúnvotro objeto más que ella
parece presentar los caracteres
de un ageute natural: y es por
esto que en las sociedades avan-
zadas se lo considera como un ca
pital. Y esto es en justicia ;pues
las tierras de que nosotros nos
servimos para el cultivo no son
i as miemos que la naturaleza nos
habfa ofrecido sino otras con las
cuales habernos substituido aque-
llas dotándolas por decirlo así
de todo lo que ellas significas
durante el lento transcurso de
los siglos. Λ decir verdad de
lo que 1» naturaleza había dado á
la agricultura primitiva no que-
da ahora más que el lugar pues
en cuanto al suelo no es hoy lo
mismo que antes: hoy el suelo as
iá formado de substancias que
nosotros le hemos proporcionado
trabajosamente desembarazán-
dole de todo aquello que la a-
glomeraba cubriéndola de cons
trucciones que permiten la expío
tación etc.
Y esto pasa lo mismo con otr*s
muchas cosas al grado de las
cuales las transformaciones su-
fridas son tae evidentes que de
jan el fenómeno menos sorpren-
dente. Una herramienta ó una
. máquina por ejemplo 110 repre-
sentan en suma sino una canti-
dad más ó menos considerable de
mmerai transformado. De allí
se deduce que un agente natural
por la apropiación y el trabajo
del hombre viene á significar un
capital.
En otros términos ¿cómo se ha
creído que^el papel de la natura
leza en la obra de la producción
disminuye con el progreso de la
civilización? Muy al contrario.
Mientras más perfecciones tiene
el agente natural para nosotros
más grandes son los servicios que
nos proporciona; y esto no pare'
ce más que un cambio de nom-
bre y quenosotros llamamos cÁ
que nos lo ha pronttfo
Por otra partehay agentcS&
turales que escapan á esta trsnft
formación estos son aquellos qwe
nosotros no podemos apropiar
como la fuerza del viento la del
vapor ó la de la electricidad y
lo mismo el aire y la mar de que
sólo podemos apropiar una parte
mínima y jamás el conjunto. ·
Y se ha observado que de cual
quiera manera que la naturaleza
intervenga en la producción su
acción es generalmente pasiva
pues aunque en efecto ella está
siempre en movimiento constitu-
ye un medio organizado sin nin-
guna preocupción pura cumplir
con ella S6lu el hombre tenien-
do en la producción un papel ac-
tivo. parece que su sola voluntad
dirige las fases de esta produc-
ción Así. pues se deberá evi-
tar que se presente la naturaleza
como agente de la producción
pues «lia sólo significa un ele
ment».
Pero tal uso ¿no es gratuito?
Sí pero haata cierto punto pues
«s preci&o deducir tu l beneficio
que procura »*1 valor d».d trabajo
qu* d«bn pj^cutar el hombre pa
ra conquisia·-est* uso; aunqueal
gunas vece- y esto es verdad
el contingente de trabajo e»
tan poca cosa qu« la gratuidad I
es casi absoluta Esto pasa con
β) fruto silvestre que sólo es ne-
cesario recoger Aunque tales
casos son raros: en generalel tra
bajo que es necesario emplear es
considerable Si por ejemploun
hombre quiere establecer un mo-
lino bajo una cuida de agua le
será preciso para conseguirlo ha-
cer algunos gastos y grandes es
fuerzos; pero la institución de
tal molino le ahorrará mucho
tiempo y fatigas y á determina
do tiempo las ventajas obtenidas
le compensaran los gastos y es
fuer/os empleados en la institu
dón del molino: como con sec α en
cía la calda de agua significará
para él un don gratuito.
Kl uso.puea de los dones natu
' rales es gratuito; perohasts cier
lo punto; y mucho so engañará
quien se imagine la tierra y lo*
agentes naturales como medios
de producción puesto» A dlsore
eióu del hombre. Sólo el pene*·
miente y loe brazos del hombre
ayudan á la naturaleza 00 la pro·
ttucolón de la riqueza particular
y pública.
I
DIANAS AL VUELO.
*
LOLA.
Impelida por el hambre y'la mi
serta abandonó Kosa el misera·
ble jacal de paja y barro para se
guir al hombre que la compraba
á fuerza de oro. Dócil y mansa
con esa mansedumbre que aca-
rrea la pobreza trocaba por seda
los harapos que medio cubrían
sus carnes y dócil y mansa dejó-
se arrebatar la houra como se
deja arrebatar la vida una rés
destinada al sacrificio. ¡Vale tan
poco la honra de los pobres!....
1 " -*
* *
Allá en la casucha unidos fuer
temente por la desgracia que
¡siempre tiene lazos más poten-
tes que la opulencia la madre y
I uua hermana menor Lola conti-
nuaron repartiéndose el dote del
dolor que les cupo en suerte des-
de que al mundo vinieron.
Cundió la noticia por la ran-
chería llevada de boca en boca
por todas las comadres de la ve-
cindad que en cuanto á trasmi-
tir mensajes no hay telégrafo
que les aventaje ni Marconi que
lo invente y la asechanza de que
fué objeto la otra hermana rayó
en lo inconcebible mientras que!
ésta firme escuchaba con su sal
vaje honradez resistía con valien
te resignación los inicuos atrope-
llos que contra ella intentaban
los hombres que en eso de caer
sobre la carne muertu tienen afi-
nidades'con los cuervos "No
no ha de ser se decía á sí mis-
ma la muchacha si ella lo fué si
ella lo és yo no lo seré
* *
*
Después un novio un hombre
honrado que .logró convencerla
de lo mucho que la quería. Po· ¡
bre como ella; comoellabueno...
luego al poco tiempo en cuanto
se supo ¡lo de siempre': un ami·
ι go que se mete á consejero mi-
compañeros.. Se düSuLo%Hn
viazgo. ^
—Me marcho Lola mermar -t
cho Me voy lejos.
—No querido co no te irás;
me matarías de pena ¿Y por
qué? Sí; ya lo sé; es que te han
dicho que mi hermana.. .. Yo te
juro que yo ...
—Bueno* sí déjame; yo se que
tú.... sí es cierto.·... pero tu
hermana
—Y acaso he de pagar yo... :c
—No ciertamente Mira ma
ñaña hablaremos sí mafiana^...
¡Hasta maílana ¡he; hasta mafia
na!
Y no volvió.
Ρ
* *
/vuiQ ia reja α ji tribunal apare
ció recortada entre la oscuridad
la silueta de una muchacha pre
maturamente avejentada por los
sufrimientos. Con voz que que-
ría ser firme empezó á declarar.
Primero pausadamente como si
le dolieran las palabras que mo-
dulaban sus fabios cojlio si al sa-
lir dejaran algo de hiél en ellos;
y luego animándose á medida que
avanzaba en su relato incoheren-
te.
"Es cierto decía es cierto
¡yo lo maté! El rae quitó el
alma yo le arranqué la vida....
¡le pagué con idéntica monoda!
Aprovechándose de unos pesos
miserable hizo ser mala á mi her
mana Uosa. por fuerza... ¡Ouán
do no se com»· bien y á diario se
agotan las fuerzas fácilmente!
¡Sí! él la hizo mala.... y cuando
pasados tres aflos se hastió de o-
lia todavía quiso que viniora yo
á saciar con mi cuerpo su sed de
honras... Ah! infamo! mo pare
ce que lo estoy Viundo todavíc
fiO citó acudió y una voz
junto* cuando qutso apretarme
entré sus brazos repugnantes mo
dió miedo Caí des vanee ida...
¡oh! .... ¡sí!.... desvanecida....
Cuando volví en mí cuando
ia terribln pesadilla y abrí los o·
jos y abrí los brazos entumecidos
... .él me hizo cerrar los párpa-
dos do nuevo.... y él *uj«tó mis
bresca cor* los suyos......
Y así antro Its tinieblas que de
nuevo mo rodearon que sur-
gía en mi cerebro una llama fatí-
Pili
^ ;
dica y movibleque alumbraba
con satánicos destellos el dosarrc
lio de este drama que llevo des
de entonces aquí dontro.... Vi U
honra de mi hermana hecha gire
nesf la befa y escarnio tiñend<
de vergüenza las plateadas ca
ñas de mi madre/ ... Vi á mi Caí
los mi novio el único hombre
honrado que me quiso— Y me
miraba con lástima..... y se ale
jaba.... se alejabal.... ¡Hasta
mañana! me deefa ¡hasta mafia
na! já já . já hasta ma
ñaña!.... já.... já.... ¡Nunca
volvió mafiana: Sólo volvió
la tarde.... la noche que ese hora
bre.... mi Carlos no; el otro;....
hizo caer sobre mi alma Y le
tenia cerca de mí sentía su a·
liento cerca ¡muy cerca!....
Y setí odio.... inuclio odio
todo el odio do la humanidac(|cpn
densado aquí dentro Et\S$l
bafié la punta de la daga que en·
torré con ürmeza en sus entra-
ñas
Y el golpe fué certero Así;
p¡jm! ya está! al suelo Y
cuanta sangre roja. Como grita
ba. Pedía auxilio Já já. .
auxilio.... También yo estoy es
perando á Carlos y nadie me au-
xilia. . .. ¡auxilio! _¿á já.. ..
Y cuanta sangre roja por el
suelo. A
Cuau
La pobre Lolí
antes de concluí
El tribunal m
la á cuatro aflol
si dio. ¡.íustioil
8
EL CUJ\
MOR]
Ere. muy joven cu&do visito
con el General Régules el pueble
de Caráeuaro que 1» historia bs
glorificado porque φ el lugar de
Estado de Micho
1
in de
donde
pendencia cU
Avidos del
ber en la fi
epopeya de i
con gran re¿
ba todavía ui
rio que habf^
nes de
mo coi
later
ι pafcricioTl
y aquel mil
bajo el tectí
re modesta^
líente y tí
hombre qui
za no obatai
edad y una h^
Cansárnosle ι
pués de satief
nuestro interés f a^ar que nue¿
tra intensa curiosidad dfjonoí
con voz firmo y seguro de lo qui
decía: "Pero de lo que no se hu
hablado en los libros que á mic
manos han llegado y que me bat
traído mis hijosde las ciuda
des. es del heroísmo da un hom·
brecillo gigante por su gran co
rozón: lo recuerdo todavía."
I Inútil es agregar que suplica
mbs al veterano quo nos contara
acuella historia.
El Viejo soldado tomó la pala-
bra y absorbió nuestra atención
duran íotehi interesante relato.
"He querido referirme dijo al
cuente (telJorobado que la go η te
vulgar así le1 llama aunque es u
na historia tan cierta como las
hazafias del invicto Morolos.
MKra un hombrecillo jiboso ba
jo do cuerpo nervioso basta las
extremidades de sus largas ma-
nos y quo rebelaba en sus moví
miento* la agilidad y la viveza de
la zorra. flus ojos pardos soir
broadens por largas pestañas y
arqueados por espesas cejas rlc
jando su apaoibllidad como si
¡despertaran do un hermoso ου»
no lanzaban rayos de corujo
cuándo se hablaba en el pueblo
del viaje de Moreloe para ir A
guerrear por la patria.
"El jorobadora huArfano hi
jo do espaflol y de madre mexl
na y lo había trafdc á tu la;lo ol
señor Morolos. Llamábase Λ tí to
nio y apellidábase i.argos lo que
llf '' mmKm:
l . Mi i v·"· ■
mm
le había válido entre lr w
pueblo el apodo de el
vía de abreviatura.
4 4 El (arf/Oy de apreí^M
pin tero había acabado pt
fiarse de la perfecoión d
de su maestro harto entendido
en achaques de cirugía y colate-
rales. Empleaba el' jorobado
cuando ya fué hombre hecho y
derecho digo mal cuando la e
dad de las pasiones dominó su es-
píritu empleaba su tiempo en lás
faenas de su oficio las laoores de
sacristán en la parroquia de este
pueblo yen algo más. Ay! en
algo que debía influir euel tin trá-
gico de su existencia.
4'Aquel hombre amaba. Ha-
bíase prendado de los ojos y las
virtudes de Ana; una de las be-
llas lugareñas y desde los pri-
meros momentos en que se sintió
poseído por aquel sentimiento
que en toda su grandeza ennoble-
ce y eleva las acciones de sus tri-
butarios el jorobado no perdió
ocasión de hacerse digno del ob-
jeto de su carifio aunque lo hizo
con tal discreción que la joven
tomó al principio aquel afecto
como adh.®a\Cn dg un hombre vul-
aa/&iaquo era llamada por la
ÍUulación y lison.a la más bella
rde las mujeres coaíirniaudo esta
fama la ronda ae acoradores que
^asediaban por tocas partes."
11 infeliz liabU dado entrada
[oneroso cjrazóu á una pa-
cc·.®/ venenosa sierpe
pausarle la muerte. Su
defectuosa lomá-
is adentros tales carac-
Fmocstruosidad. que dis-
1'los desdenes de Ana y
absolvía de todos los
'gos que hace el amor egoísta
fe suyo y exclusivamente siem-
pre.
4v uiuo na ae quererme a mi?
I exclama en sub arrebatos mezcla
I de despecho y de profunda tris-
teza. Y sin embargo tac resigna-
do convencimiento no había po
dido impedir que la lava de los
£eios \descendiera del cerebrc
i
más
amoj
profe
'orelos y (
cuyo cui
íhcomendado a
•alÍ9imo para ir i
patria.
costumbre invaria
Probado so encaramaba to-
en la parte más
la torre de la igle
allí so entregaba i
\ mundos de los ena·
templando con infl-
Ka la morada de la
i que era como un
•o circuido deciruelos hasta
ίβ esfumaba en las espesas
iras rio In. nnr-ho
[ "¡Cuántas palabras tiernae
cuántos besos y cuántos-suspiros
confió al viento cálido d? las tar·
des ostivaloí! Y también cuán
tas lágrimas rodaron por su sem
blante demacrado por el iosom
nio hasta humedecer el muro
por donde subía al cielo de sus
ideales !
"Una nocho quo había perma-
necido en su observatorio de pie-
dra más tiempo del de costumbre
y en que algo más grave que de
ordinario le preocupaba maduró
una resolución inquebrantable y
bajó resuelto á ponerla en obra.
"('amo un rayo da consuelo ha
bía venido A su espíritu atribu-
lado por un amor que él en su
humildad y excepcionales condi-
ciones Juzgaba insensato un sen-
timiento nuevo que conmovió to-
do su Hár: el amor á la patria!
"A ejemplo del horóico cura
el contrahecho sacristán se sintió
capaz de luchAr por olla y sofió
con el laurel de la gloria para
ofrecerlo á la quo ingenuamente
creía digna de tan cara prenda.
■ "T)os dfm «o!am«nte anduvo de
trajín el valeroso muchacho pa·
ra equipar una jaca y alistar un
curvo machete de mi arsenal—
pues yo era proveedor en aquol
entonces de armas para loe in
snrgent.ee—y cnandoeetuvo list-c»
parecióle conveniente escribir A
βα novia y* que el valor le falta-
ba pera darla personalmente ta
det pedida.
Tgrr: - jSBBR]
V:.' V ;■ ' i;'·' . '
AL PUBLICO DE AMBAS FRONTERAS;;
. Habiendo abierto en ra i Botica y Droguería un despacho ¡
dedicado especial mente á surtir pedidos por correo y coa· j
laudo con un variado surtido de drogas productos quimic||ig
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de los Estados de Texas Arkansas. Ν. México Colorado y Terrl-¡
torio de los Indios.
"Toda la reserva que había
mostrado hasta aquel (lia. se tor-
nó en expansión franca y la mi-
siva fué prefiada de todas las ter-
nezas de todas las locuras imagi
nables encerrando en el fondo
esta nobilísima idea: hacerse dig-
no de su divina Ana como la lla-
maba de manera monda y liron-
da.
"No sabré decir á ustedes la
impresión que causara la despe-
dida del sacristán en el ánimo de
la joven pero un hecho sosteni-
do por ia historia es bien signi-
ficativo.
"Desde que se supo en el pueblo
la desaparición del jorobado á
Ana se le vió asistir al templo
diariamente lo que no hacía sino
ids domingos y fiestas de guar-
dar y so convirtió dasde aque-
llos días en la cuidadora más asi-
dua de la anciana que tenía á su
cuidado el sacristán de la parro-
quia. Y hay que añadir con datos
fechacientes que Ana íué otra de
la noche á la manana y que la
ronda de sus adoradores desapa
reció como por magia. La pobre
nina vistió de luto y se la veía
vagar en su huerto como una ma-
riposa negra.
"A&í transcurrieron algunas
meses. La insurrección había es-
tallado como volcán y los relatos
de las de Hidalgo y
^ de t^ica en
boca. DeljorobaWTesupoq' había
| organizado una guerrilla y que
á toda hora buscaba ia ocasión de
batir á las realistas. El cura Mo-
k reíos le había perdonado su des-
obediencia pues le tenía prove-
nido que permaneciese en Cará-
k cuaro suponiéndolo inválido pa-
ra la brega cuan lo el mismo cu-
ra tampoco podía sospecViar en
sus condiciones sacerdotales que
sería el genio asombroso de la
guefra.
'•Larga sería la narración de
los hechos de armas que llevó á
cabo el larf/o como le llemaban
también sus companeros casi ol-
vidando su nombre patronímico;
pero sea dicho en su honor para
lo venidero que en el parte que
ríDdíó Calleja del rompimiento
del sitio de Guatla dijo textual-
mente que: tm jorobado de tonfac
CÍ080H de. Afore loa peleó con tnl bra-
vura como pudiera hacerlo el mejor
dceuH soldados. Y testigos pre-
senciales de aquella gloriosa jor-
nada añaden que aquel héroe
quedó a'.lt acribillado por las ba
las y que antee de expirar pro*
ouncló un nombre...."
-~;Ana! Interrumpimos á un
tiempo el General y yo. suapen
sos ue los labios del veterano.
—¡Patria! objetó el viejo herre-
ro con entonación homérica y ge
enjugó dos ligrimas que mojaron
ios surcos de su· mejillas.
.TfMQtJlN TUK.ÍO.
PESQUISAS.
ΚΙ Sr. Acendón Muflí» residente en
Kustrncc. Tdxas desea snhcr «1 Jugar
do residencia de su hermano el Sr. ac-
ferino Μuflor do (fillon ha-
ce tlemoo no tiene noticias. Cualquier
Informe que de (51 «o d¿ diríjase al In-
teresado al lu^ar mencionado.
1. tn.-l-23-001.
Ileo quice aflorquo residía mi hija
Cflllta llamo* y Haez en Laredo Te-
xa» en compañía do la Sra. Dominga
llamos y desde entonces no «κ* de elm:
miicho estimaré Λ la persona que me
comunique HM actual paiadero.—An-
ton la Saen* jr llamds :»22 Austin St.
San Antonio Texae.
l-iti.-í-avoi.
IIIJBIIWIIWWI IIW.HI i IIJ M»i %
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Cruz, Pablo. El Regidor (San Antonio, Tex.), Vol. 17, No. 755, Ed. 1 Thursday, February 18, 1904, newspaper, February 18, 1904; San Antonio, Texas. (https://texashistory.unt.edu/ark:/67531/metapth1076237/m1/2/?q=%22%22~1: accessed July 17, 2024), University of North Texas Libraries, The Portal to Texas History, https://texashistory.unt.edu.; .