El Regidor. (San Antonio, Tex.), Vol. 2, No. 55, Ed. 1 Saturday, February 1, 1890 Page: 2 of 4
This newspaper is part of the collection entitled: Texas Digital Newspaper Program and was provided to The Portal to Texas History by the UT San Antonio Libraries Special Collections.
- Highlighting
- Highlighting On/Off
- Color:
- Adjust Image
- Rotate Left
- Rotate Right
- Brightness, Contrast, etc. (Experimental)
- Cropping Tool
- Download Sizes
- Preview all sizes/dimensions or...
- Download Thumbnail
- Download Small
- Download Medium
- Download Large
- High Resolution Files
- IIIF Image JSON
- IIIF Image URL
- Accessibility
- View Extracted Text
Extracted Text
The following text was automatically extracted from the image on this page using optical character recognition software:
Si
^ ©o.,
M^in Plaza San Antonio, Tez.
VENDEN
do todas clases, Despepitadoras, Arados,
Segadoras, Máquinas de vapor, Bomanas,
ron[ieitta de Agrii
Agostes de los célebres carros LA BBLLE.
- T. C- FBGST, 4-
San Antonio, . . . Tex. r
i julelantos sobre toda clase de productos que se le oonsignen para vender
del álamo
Tiene todas las comodidades .modernas.
r"> h. e>. kampmann, Propietario.
Botas, Zapatos, Botinee, Chinelas, Indianas, Imperiales, Som-
breros, y Ropa hedía de todas clases.
Ferrete ri , Mercerir, Medicinas y Abarrotes. 1
Precios reducidísimos y ventos al contado.
SANTA CBÜZ, DUYAL CO., TEXAS.
azapio
;:0:'
Calle de Laredo al Sur, No. 11.
Zapatería Mexicana.
Se umui loa mejores material *, importado# y del Pala
é. ©anta,
joyero y relojero.
san Antonio.
•IJZi-
Ofrece sus servidos al públioo, garantiendo satisfac-
ción en la oompostura de relojes finos y comontes.
En el RfltyO DE JOYERIA puede hacer todo lo
que se desee a precios módicos
FM. 0 GALLE LAREDO, al Sor. San Antonio, Tex.
Para los dias de lytvtdad ofrecemos
muy elegantes
Vestidos de estambre iiegro.
Tenemos vestidos oon saco ó levita á
•12. 18.60 15. y 918.
Vestidos de pafio diagonal i $18.60
•16. 18. y 822.60
Sobretodos
oon forros y «domos de seda.
Camisas oon pedieras de pique blanoo.
Camisas oon peoheras bordadas.
Tirautes^oorbatas y guantes de seda.
Caloetines finos y oorrientes.
Paraguas mny elegantee de seda.
Betos exoe lentes artíoulos los venden
H. Morris y |no„
Hay además un elegante y variado surtido de
-CAMISAS BLANCAS Y
de oolor, finas y oorrientes á la última moda,
v 4' precios
fe t '
LA
TTiia ¿el ama.tifo
VEK8IÓN E8PA&OLA.
por
^LRTHUR A. MATTHBT.
—XOoOX
El señor Dalifroy se lanzó hacia
la sefiora Séverín, la arrastró por
la mufieca sin cuidarse del esta-
do de sns nervios, y la llevó an-
te el cuerpo de Inés, al que ya
nadie tocaba.
—¿Quien es esta mujer?-dijo
señalándola ála dueña de la casa
-está en vuestra casa; vos debeis
conocerla.
—No la he visto nunca-con-
testó la viuda con tanto asombro
como sinceridad.— Yo no la he
convidado, no sé quien es.
—Está bien-dijo el magistra-
do ;-que se la lleven á una estan-
cia retirada, que no la pierdan
de vista.... La policía está ya
avisada por orden mia, y en cuán-
to vuelva en sí esa jóven la inte-
rrogaré.
II
El cuerpo de lajóven* siempre
sin conocimiento, fué retirado á
un pequeño gabinete que comu
nicaba con el salón donde acaba
ba de verificarse el misterioso
drama.
Aquel gabinete no tenía otra
salida. 7
Colocaron á la jóven en un si
llón, bajo la vigilancia del señor
Dalifroy, que no se esparaba de
ella, y colocó guardando la puer-
ta á dos criados que habían a-
bandonado la antesala para po-
nerse á las ordenes de su señora.
El magistrado volvió al lado
de ésto, más amenazada que nun-
ca de un ataque de nervios, y el
despiadado magistrado la cogió
la mano, se la apretó con fuerza,
y la dijo mirándola fijamente y
con tono de autoridad:
—Señora, basta de debiliida-
des: la situación es grave, tengo
necesidad de vos y no puedo a
g tardar. Enviad á la camarei a
que os acompaña al lado de la
jóven prisionera, para que la a
floje el tiaje y la haga volver en
sí.
La señora de Séverin, como
vencida por aquel acento de au
toridad, por aquella mirada im
ponente, se calmó al punto, y la
camarera fué enviada al lado de
la jóvan desmayada en el gabine-
te.
Mientras María, que era el
nombra de la camarera, corría al
gabinete á auxiliar á la joven y
y quitarle su corsé, el seftolj Dil-
froy, volviendo la esp^p^á la
sefiora Séverin, habíase «¡Pircado
de nuevo al médico, y le dijo:
—njNo hay esperanza?
—No, señor, ninguna; antes
dé cinco minutos habrá exhalado
el último suspiro.
¿Y no hablará t-prosiguió el
magistrado después de disimular
por segunda vez un estremeci-
miento involuntario que no lo-
gró alterar la impasibilidad de
su rostro.
No, no, señor; la hoja ha a-
travesado el * pulmón antes de
llegar al corazón; ha habido de-
rrame interior • • . • , ^Í^JÍSmB
—Está bien,-dijo ra interlo-
le pasó por su cráneo desnudo de
cabello, empapado en frío sudor
y dijo:
—Dejad, pues, á ese desgracia-
do, y venid á ocuparos del ase-
sino.
Dirigió una última mirada in-
definible al cadáver, y volvién-
dose hacia la dueña de la casa,
exclamó siempre con acento im-
perioso:
—Quedaos á su lado y haced
retirar á todo el mundo.
—¡Yol-exclamó la v^uda con
verdadero terror.
—Es preciso,-dijo acercándose
ligeramente á su oido.-Tengo
que hablaros al momento....
quedaos y rogad por él.
Por vez primera al pronunciar
estas palabras su voz sjp había
impresionado ligeramente, pero
sin aguardar respnesta se dirigió
rápidamente al gabinete donde
e médico le siguió.
María, jpiujer de unos treinta
años, que parecía práctica en su
oficio de camarera, había sol ta-
lado ya el corsé de la jóven, y
sus pulmones, dilatándose, empe
/.aban á permitirle algún movi
miento, lanzando esos primoros
suspiros que anuncian la vuelta
á la vida despues de un desvane
cimiento.
Hemos dicho que la persona á
quien daban el nombre de Inés,
e *a joven, podía tener unos diez
y ocho años lo más, y su extra
o (linaria hermosura, á pesar de
su extrema palidez, producía un
sentimiento de admiración.
Sus facciones regulares, finas
y graciosas, sus formas delicadas,
le daban algo de ingénuo, de in-
fantil, que contrastaba con la e-
uergía del acto que acababa de
realizar; y los dos hombres la
contemplaban con una profunda
atención, mezclada en el médico
de un instinto de sinqiátipa com
pasión.
Con su blancura de mármol,
sus ojos medio cerrados, su cabe
llera de ébano destrenzada sobre
sus hombros juveailes, sus bra
zos desnudos y caídos á lo largo
de su esbelto talle, parecía una
estátua de la juventud digna del
cincel de Fidias.
—¿Necesitáis más á la cama-
rera ?-preguntó bruscamente el
señor Dalifroy.
—No-dijo el médico.-Parece
que vuelve en sí; que me trrigan
un vaso de agua azucarada con
flor de azahar y un poco de vi
nagre.
María salió inmediatamente á
ejecutar las órdenes del médico,
que tomando el pulso á la enfer-
ma, deoia:
_~¿Su estado no presenta- nin-
guna gravedad.
En efecto, como fi hubiera
querido dar razón al doctor, Inés
abrió lentamente suS hermosos
ojos, lanzó una mirada vaga en
torno suyo, y cerró de nuevo y
bruscamente sus parpados.
El sefior Dalifroy se había a*
delantado hacia ella con la boca
entreabierta para hacer alguna
grave pregunta; pero el doctor
le detuvo vivamente y le dijo:
—Aguardad, no os compren
derla aún; su razón debe
turbada.... dejad que te
despues de dejarlo sobre una
sa se retiró obedeciendo á
mirada imperiosa del
do.
El doctor preparó el agua,
zo aspirar vinagre á la jóvi
que abrió los ojos por
vez, respiró con fuerza, sus pu-
pilas se animaron y se levanta
vivamente, tratando de cerrar el.
cuerpo de su vestido abierto.
—Bebed-dijo el médico pre-
sentándole el vaso de agua. í
Tomóle con avidez, bebió, y al
soltarle dijo con acento dulce:
—Gracias, caballero. ' |
"Despues su mirada se fijó en
el rostro del sefior Dalifroy, que
no separaba de ella la vista. 4
—Sefioaita-dijo lentamente,-
oís y entendeis, ¿no es verdad?
—Perfectamente - replicó ha-
ciendo un esfuerzo para dar cla-
ridad á su voz, aún dévil, y apo-
yando una de sus myaáos en un
sillón para sostenerse lo más er-
guida posible.
—¿ Entonces recordáis el acto
que acabais de hacer?
Un ligero carmín cubrió sus
mejillas, y su mirada vaciló....
pero esto túvola duración de un
segundo, y dijo: ^
—Sí, sefior.
—Habéis herido á un joven
con este puñal-dijo presentándo*
le bruscamente el puñal ensan-
grentado y por él recogido en el
salón del baile. • . j
La joven volvió los ojos con
ademán de horror, y guardó si-
lencio.
—Veo que conocéis el arma-
prosiguió el magistrado ;-hablad
¿la reconocéis?
-—La reconozco.
-¿No negáis haberos servido de *
ella?
-No niego nada.
Y despues de un instante de
silencio preguntó:
-Y ese desgraciado.... ¿ha
muerto? ~ : ■
-Si, señora,- dijo el doctor.
-¿Ha hablado?-ypreguntó la
joven, y en su mirada se pintó
todo el interés que para ella te? -
nía esta pregunta.
—sNo, -y-dijo el magistrado,
que la observaba.
La joven tuvo un ademán de
satisfacción.
-^Pero eso no os salvará-—re-
puso el señor Dalifroy ;-Mo que
no ha podido decir él lo dicen los
hechos; vos, ademas, acabais de,
confesar haberle herido, y con
premeditación.
-^-Cierto, sefior, no niego nada,
nada ; ^-interrumpió con voz ca-
da vez más entera, oon más re-
suelto ademán.
El médico no pudo contener
un estremecimiento de tenor.
üfu hermosura le habia cauti-
vado; su delicadeza oont
cón el heroísmo de aquella
fesión, y hubiera querido
trar causas atenuantes * al d<
de aquella nifia, sufriendo al
la agravar su propia sit
/—Está bien^-dijo el
do;->el único dato
*
v
«
Upcoming Pages
Here’s what’s next.
Search Inside
This issue can be searched. Note: Results may vary based on the legibility of text within the document.
Tools / Downloads
Get a copy of this page or view the extracted text.
Citing and Sharing
Basic information for referencing this web page. We also provide extended guidance on usage rights, references, copying or embedding.
Reference the current page of this Newspaper.
Pablo Cruz Y Cia. El Regidor. (San Antonio, Tex.), Vol. 2, No. 55, Ed. 1 Saturday, February 1, 1890, newspaper, February 1, 1890; San Antonio, Texas. (https://texashistory.unt.edu/ark:/67531/metapth192867/m1/2/?q=%22%22~1: accessed July 8, 2024), University of North Texas Libraries, The Portal to Texas History, https://texashistory.unt.edu.; crediting UT San Antonio Libraries Special Collections.