El Regidor. (San Antonio, Tex.), Vol. 9, No. 355, Ed. 1 Thursday, April 2, 1896 Page: 1 of 4
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Vol.QN P 36g
San Antonio Tex, Abril a de 1896.
Precio 6
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El Regidor" npttU, por oorreo, al precio de
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IMrijan nu enrtaa A: Pablo Crna, 4N1
roa St-, San Antonio,Texas.
propietario,
PABLO CRUZ.
oficina
Calle de Matamoros 406.
LA SEMANA MAYOR.
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Muy grandes son los dfas de la
Semana Mayor, por más que se
quiera sostener lo contrario.
Al menos para los que nacimos
bajo las inspiraciones del catoli-
cismo, estos dfas imponen res-
peto y conmueven el alma.
Despréndase vd. de la idea reli-
giosa: quiera vd. prescindirdel sa-
crificio del Dios-Hombre,y Uenode
todo el indiferentismo de la épo-
ca, vuelva vd. los ojos al espacio,
contemple la naturaleza, fíjese en
el firmamento, recorra cuanto su
mirada alcanza y medite luego un
poco ¿Qué dice á vd. su pensa-
miento?
Oh! indudablemente le dice que
el espíritu se siente inclinado al
éxtasis: que la naturaleza toda
habla un lenguaje mudo, pero ar-
robador y solemne: que el alma
se vuelve ansiosa á otras regio-
nes, y vuela y se remonta y se
agita inquieta; que la vida real
desaparece, y lucha la buena vo-
luntad entre la necesidad de vi-
vir y el deseo ardiente de la ver-
dadera existencia.
Es raro eso que decimos, y sin
embargo, lo sienten todos porque
está en la misma naturaleza; en
la luz que nos vivifica, en el aire
que nos alienta!
No parece sino que la concien-
cia dicta lo que ha de deliberar
el pensamiento, y se cree sin es-
fuerzo, y se espera sin promesa,
y se busca á tientas, por que la
fé, la esperanza y la caridad son
entónces lar ley á que el ánimo vo-
luntariamente se somete.
Deveras que vale la pena de
estudiar eso, porque revela en el
hombre 4a existencia de dos natu-
ralezas. La una mundana, aba-
tida, sujeta al error del pensa
miento: la otra excelsa, sublime,
en que el espíritu se remonta, y
anima á la materia simplemente
para la manifestación predomi-
nante de la conciencia, que es la
idea de Dios presente siempre.
Eso sucede en días como éstos,
y sucede también en aquellos mo-
mentos, dados por dicha al hom-
bre, en que la luz vivísima de la
verdad embarga los sentidos, y
la imaginación se dilata en la
contemplación de las grandezas
á que nos conduce incesantemen-
te la ansiedad, nunca satisfecha
del espíritu.
Para nosotros, miserables pe-
cadores, á veces descreídos y
ágenos por afiadidura á las gran-
des concepciones del talento, hay
un enigma inesplicable en lo que
nos rodea, y vanamente preten
derlamos llevar á los demás la
manifestación exacta de nuestro
propio pensamiento. Vemos, sen
timos, palpamos: y de nuestros
labios se escapa una exclamación
profunda, viva, animadísima; una
exclamación que se parece mucho
al reconocimiento de Dios en su
excelsa grandeza.
Después, nuestros lábios se
agitan, sentimos ofuscada la men
te, vaga la imaginación, indecisa,
y allá entre celajes purísimos
perciben nuestros ojos algo en
cantador y sublime, que nos hace
repetir muchas veces estas tet
ribles palabras: Debe ser ciÉr
tóI ■
Dios hará lo que guste, pero
nos duele medirnos tan pequefios,
porque quisiéramos penetrar en
su inmensa grandeza, para forti-
ficar nuestra fé temerariamente
vacilante, y vivir su vida y res
pirar su aliento!
Locura, y gran locura! Pero
nuestro espíritu se levanta, y en-
tónces el deseo se siente aver-
gonzado con la vergflenza de las
aspiraciones mundanas. No es
culpa nuestra si nos faltan alas,
cuando mide el ánimo el espacio,
y Dios mismo abre su seno á las
grandes aspiraciones,que el mun-
do no satisface, y cuya compren-
sión le está vedada tenazmente.
Son muy grandes estos días
que la Iglesia consagra á la muer-
te del Salvador; y si en nuestra
pequenez quisiéramos demostrar-
lo, siquiera fuese para nosotros
mismos, apelaríamos á la pluma,
que corre ávida trazando estos
renglones.
La idea de Dios embarga el
pensamiento, y asoman en él su-
blimes concepciones, para cuyo
desarrollo nos falta inspiración
divina, que tanto así se necesita!
No es una vanidad desgraciada
lo que decimos: nuestra pluma in-
terpreta un pensamiento que se
inspira en los dictados de la con-
ciencia.
Ni somos nosotros tami>oco los
únicos que así obedecemos á las im
presiones de lo que nos rodea. Re-
gistrad las publicaciones de estos
días, y os convencereis de que en
el mundo entero ha prevalecido y
prevalece aún la idea del Altí-
simo. Los periódicos recuerdan
los martirios del Calvario, y der-
raman á torrentes la elocuencia
sobre la gaandeza y sublimidad
incomparable de aquel acto tre-
mendo, en que el hijo de Dios
selló con su sangre la salvación
del mundo.
La magnificencia del Altísimo
se cierne sobre la naturaleza, y
el espíritu humano se magnifica
también bajo las sublimes inspi-
raciones de la redención del mun-
do!
J. N. L.
OFEETA EXTRAORDINARIA.
Durante un mes enviaremos por correo al pre-
cio de 5o centavo , el número especial de "El
Regidor;" consta de 36 paginas, y contiene
las piezas literarias siitulentes:
Asalto de Chapultepec, por la Señorita TI Ule
Heuermun; Lo dos de acuerdo, por Ignacio Al-
cocer; El Telescopio, por Eduardo Calcaño:
Adiós, por Elol Escobar; La Flor del Café, por
G, de la Concepción Valdez; La Moral de Du-
man, por Alejandro Dumus (hijo); La Visión del
Cantillo, Jorge Isaac ; Cuento Japonés, por L,
Tolstol; Sin Embargo por Manuel Blanco;
Ocampo. (anécdota ) por Manuel Payno; La
Bestia Humana, por Riva Palacio; La Casa
Vieja , por J, García Rodríguez; "Manera de
"adivinar" la edad d<> una persona: " ¿Quién es
Dioat; Sobre la Ola , por Simón Gonznlez Cha-
cón; El fln de nuestro mundo; Rima , por Sal-
vador Díaz Mirón; El amor en lo distinto pue-
blos; Dlaa en que e enarbola el pabellón me-
xicano; La Tierra Madre, por Jorge Isaac ; El
Error, por Desnntíer; Palaaje, por Mein Herz;
Balada, por Joeé Rosa ; Alborada, por E, Her-
nández Miyare ; El Libro de Hueao, por Juan
de Dios Pesa; Loa Viejos verdea, por Kerabán;
El Reaveltador, por Alberto Llanas; A Elena,
por José Roana; El Amor de loa Amores, por Ma-
ría del PUar Stnnés; La Edueandn, por Lula
Maraver y Alfaro; Un Recuerdo, por Riva Pa-
lacio; El eanto del Explorador, por Idem; Dea-
pues de te Brega, por F, de S; El Reo de Muer-
te, por Angel Quimera; Ofelia, por M, M, Florea;
Canelón, por Idem; Contraste, por Josefina Gar-
ete Toma.
La persona que pague doa peeoa adelantados
por uñado de subeerlpclóo. recibirá un ejem-
plar graUs.
Se envinra el nftmero especialde "ElRegidor,"
l aquellas personas que noe envMn una estam-
pilla de a t centavoa y eatéa al oorrlente en ana
de aaa de un ato da subacripelón, y no
recibido regalo nlgnno,
pevaooae que eeeonaideren oon dereeho al
y no lo reelbaa durante al aaa i
y envina estampillas de át
■
LA REDENCION.
Si á la gratitud nacional no le
es dado pasar desapercibidas
ciertas fechas gloriosas que con-
memoran acontecimientos nota-
bles, llevados á cabo por el hero-
ísmo de sus guerreros, por el ci-
vismo de sus libertadores y por
el sacrificio de sus mártires, ¿po-
drá la humanidad entera desco-
nocer ingrata, el día solemne de
su redención?
Si tal hiciera, demostrando con
su egoísmo la más odiosa de to
das las ingratitudes.ella sola que-
daría envuelta en el sudario de
la más iinlx>rrable infamia, ne-
gándose á perpetuar el más sa-
crosanto de los recuerdos que de
justicia y deber, hay que consá
grar. hasta la consumación de los
tiempos, á aquellos grandes he
chos.á aquellas grandes virtudes,
á aquellos grandes sacrificios que
han servido de segura base para
la dignificación del hombre.
El aniversario de la muerte del
Redentor es universal, porque
conmemora el gran día de la li
bertad de todos los pueblos y de
muchedumbres prosternadas ante
la magestad del Sinaí, donde ha-
blaba su voz poderosa entre las
nubes, los truenos y relámpagos
á los hijos de Israél, sino el mas
augusto de todos los títulos, el
de Salvador y Libertador de la
humanidad!
Y el mundo se conmonvió has-
ta en sus cimientos por la influen-
cia poderosa de la Cruz, por que
esas mismas convulsiones déla
taban tendencias progresivas y
regeneradoras de un órden su
blime y elevado, necesario para
consumar su destino, que aún no
ha llegado á toda su magnitud y
desenvolvimiento, porque las mi-
serias humanas han venido levan-
tando barreras para impedir la
realización de esa obra divina de
Jesús, sus ideales religiosos po
Uticos y sociales que, la razón, la
verdad y la justicia señalan como
única norma para la positiva feli-
cidad y engrandecimiento de los
hombres y de los pueblos.
De la Cruz emanó la libertad,
la democracia, la fraternidad, la
igualdad, la unión, la tolerancia,
la justicia, el perdón y sobre todo
el amor.
El génio y el ideal del cristia-
todos los hombres; día solemne y nismo demuestran hasta la evi-
augusto, en el que, el varón es dencia la divinidad de su funda
clarecido sobre todos los hijos de dor, porque ese génio columbró
Adán, el santo de los santos,ofre-
ciéndose voluntariamente como
víctima inocentísima al más ter
rible de los sacriflcios y derra-
mando su sangre preciosa sobre
basta más allá de escondidos y
remotos horizontes. Porque ese
ideal de justicia condenó los ex
cesos de la libertad que enjen-
dran la anarquía, la dislocación
el ara de la Cruz, marcó nuevos política de las sociedades.
rumbos á las aspiraciones huma
ñas, dignificó al hombre, conmo-
vió las sociedades, regeneró las
costumbres, exaltó la inteligen-
cia, condenó los errores, las ex
plotaciones y los vicios, y dió
nueva extructura á las institucio-
nes que gobiernan los pueblos.
En este grandioso día saluda
mos al Salvador con recogimien-
to, amor y veneración.sin que los
resj etos humanos ó la burla de
los escépticos pueda detener la
inmensidad de los afectos ú obli-
garnos á traicionar los sentimien-
tos naturales del alma cristiana,
que aún tiene la dicha de creer,
de esperar y de amar, porque aún
se siente hondamente conmovida
ante la Cruz! ¡Símbolo glorioso
que se levanta hoy á nuestra vis-
ta como trofeo bendito de la hu-
mana redención!
Amar el cristianismo es amar
la libertad qne de la cruz trajo su
origen, otorgándola á los pueblos
á medida que se hacen dignos de
ella por la conciencia de sus de-
rechos y el respeto á la ley, re-
conociendo el fiel cumplimiento
de éstos, conjuntamente con sus
deberes.
"La'nobleza del Libertador del
mundo ¿con quién podrá parango-
narse?
No se sació con el vano titulo
de una soberanía fraguada sobre
las libertades populares, sino so
bre los corazones. Buscó el único
campo y el único titulo capaz de
satisfacer la grandeza de sus an-
helos; quiso labrar la'felicidad
del úhiverso entero, redimiéndole
de 80 oprobio y sus miserias, con
el tfeiúendo sacrificio de su san-
gre y de su muerte, para merecer
la gratitud y el amor, para arran-
car de los asombrados labios de
todos, no el grito venal de las
La Cruz que simboliza la civi
lización, la luz. el progreso y el
bien general del mundo contiene
toda idea salvadora, toda idea de
autoridad, toda idea de amor y
de verdad; j>or ello el mundo en-
tero se prosterna hoy reverente
á sus piés.
Pero esa Cruz que á todos re-
cibe porque es el consuelo y es
peranza de la humanidad, repele
los ocultos fermentos de razas
apasionadas que tomándola por
bandera de luchas infecundas y
sangrientas, la hacen aparecer
como estandarte de fanáticos ca-
prichosos que favorecen los des-
bordes de la ambición, que ponen
triunfante al despotismo y que
dejándose llevar de quimeras, de
supersticiones y de errores, inu-
tilizan el influjo poderoso que solo
la libertad emanada de la Cruz
del Redentor del mundo sabe
ejercer con su influjo poderoso en
bien común de toda la humani-
dad.
Los hijos de la libertad ¿nos
avergonzaremos de confesarnos
soldados de la Cruz? Nunca!
Doblemos la rodilla reverentes,
y ofrezcamos nuestro pobre tri-
buto de afecto, de gratitud y de
veneración al Salvador, siquiera
con una lágrima humilde que se
deslice ardiente quemando nues-
tras mejillas,para pagaramor por
amor. ¿Hay defecto peor que la
ingratitud? No incurramos en ella.
Esa Cruz, símbolo precioso de
todo bien, será la única que un
día hará sombra y compañía á
nuestros tristes despojos. Salu-
démosla oon amor como nuestra
única esperanza, en este aniver-
sario de la Redención.
¡Oh Crux, tpe única!
Dr. J. A. de Escudero.
HIMNO.
1
para una escuela de nlsos
pobres.
En trono de diamante
Allá sobre los cielos.
Tras de brillantes velos
Está un sublime Sér;
Se cubren con sus alas
Ante él los serafines,
También los querubines
Que están bajo sus piés.
¿Y quién pensar podría
Que Dios desde esa altura
Mirara con ternura
A los hijos de Adán?
Nosotros somos polvo.
Mas Dios del polvo cuida,
Su polvo Dios no olvida,
Ni olvidará jamás.
El titte adelfa y junco
De púrpura brillante,
Y vé con rostro amante
La yerbecita vil.
Sustento de él reciben
Azules mariposas.
Crisálidas hermosas,
E insectos mil y mil.
El mira bondadoso
A la inmensa ballena,
Y en la mojada arena
La concha y caracol.
Sustenta á los leopardos
Y al camello paciente,
Al cisne de la fuente
Y al solitario alción.
Si Dios tiene cuidado
De flores y animales
¿Qué hará con los mortales
Que sus delicias son?
Los ama con ternura,
Y más al inocente;
Pero aún al delincuente
Le tiene compasión.
Dios cuida á los monarcas
Que llevan en las frentes
Coronas relucientes,
O glorioso laurel.
Cuida al triste leñero
Que suda en la montana,
Y cuida en la cabana
Al sembrador también.
Imite vuestro pecho
Tan paternal carino.
Os lo suplica un niño,
Un niño hijo de Dios.
Volved, Señor, los ojos,
Pero ojos muy humanos,
A todos mis hermanos
Tan pobres como yo.
M. Carpió.
EN LA MUERTE DEL REDENTOR.
Cuando Jesús, en mu última ogonía
Conmovió de la tierra el fuadaraento,
De su ignorada tamba soñoliento
Entre sombras y horror Adán salla.
Alzado en pié los ojos revolrfa
Lleno de admiración y sin aliento,
Preguntando ¿quién era el que i
quesan-
[griento
Del árbol de la crus así pendía?
Cuando lo supo, su cabello cano
Arrancallanto de amargura vierte:
Ultraja el rostro con su yerta mano;
A su mujer clamando se conrkftÉ
Con vos,que el mi ate ensordeció y si
[•sao
(Yo por ti hedadoámigefiorlaaraar-
* tel
J.J.
. i ' ■ .
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Cruz, Pablo. El Regidor. (San Antonio, Tex.), Vol. 9, No. 355, Ed. 1 Thursday, April 2, 1896, newspaper, April 2, 1896; San Antonio, Texas. (https://texashistory.unt.edu/ark:/67531/metapth193070/m1/1/: accessed June 19, 2024), University of North Texas Libraries, The Portal to Texas History, https://texashistory.unt.edu.; crediting UT San Antonio Libraries Special Collections.