El Regidor. (San Antonio, Tex.), Vol. 9, No. 355, Ed. 1 Thursday, April 2, 1896 Page: 2 of 4
four pages : ill. ; page 24 x 17 in. Digitized from 35 mm. microfilm.View a full description of this newspaper.
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Camino deI Go/gota.
Melancólico el sol con roja lumbre
Entiviaba las aguas del mar muerto.
Estaba ardiente el polvo del desierto
Y se abrasaba del Tavor la cumbre.
Flotan en Siria lánguidas las palmas,^
Y en Jericó desmáyanse las rosas;
Las horas pasan lentas y tediosas,
Y están inquietas en Salem las almas.
El Seflor entre tanto, sin consuelo
Y desangrando y con la cruz al hombro.
Iba llenando de estupor y asombro
Al pueblo y á los ángeles del cielo.
Caminaba con paso vacilante
Entre soldados de robustas cotas,
En medio de mil lanzas y garrotas
Y triste el Centurión iba delante.
Entre la grita y el tropel impío
Do la insolento guardia pretoriana.
Caminaba el Seflor esa mañana
Envuelto con el ]>olvo del gentío.
A solas repasaba tristemente
En medio de tan lúgubre aparato.
La amarga historia de su mundo ingrato.
Mundo á la par soberbio y delincuente.
Tal fué el calor y agitación del día,
Que va su cuerpo de sudor bafiado,
Y sin aliento va, y en tal estado
Su corazón perdona todavía.
De este modo la tórtola sencilla
De las desiertas rocas moradora,
En garras del halcón que la devora
Sufre inocente, y muere sin rencilla.
En medio de las olas de la gente
Puédese apenas descubrir el Verbo;
En sus ojos se vé pesar acerbo,
Grande congoja en su abatida frente.
Al cansancio rendido, y desvelado.
Falto de fuerza á la fatiga cede,
Y en languidez mortal seguir no puede
Los grandes pasos del brutal soldado.
La sangre de Jehová corre caliente
Por su cuerpo blanquísimo hasta el suelo,
Cubre sus ojos tenebroso velo.
Y poco á poco desmayarse siente.
Aparta ¡oh Padre! del Ungido aparta
La copa del dolor que está bebiendo:
Su alma se rinde en lance tan tremendo
Harta de tedio y de congojas harta.
En tan profunda y angustiosa pena
Inconsolable Dios lanzó un gemido.
Hasta que, al fin, á su dolor rendido.
Cayó y su rostro se estampó en la arena.
Entonces crece el popular muí mullo,
La burla entónces del gentil osado,
Entónces los insultos del soldado,
Y el triunfo vil del farisáieo orgullo.
Cayó el Verbo en la arena desangrado,
Y quedóse un instante sin aliento,
Pálido, sin color, sin movimiento,
Como la flor que deshojó el arado.
Ese que ves postrado y abatido.
Mojada en sangre y en sudor la ropa,
Hecho el ludibrio de insolente tropa
Y objeto de sacrilego alarido,
Es el mismo que estaba allá presente
Cuando el Padre los cielos extendía:
A los astros caminos prescribía
Y les daba la luz resplandeciente:
Es el mismo Creador, el Hijo mismo
Que si amenaza al mar, el mar se humilla.
Que pasar no le deja de su orilla.
O bien lo arroja de su inmenso abismo.
Aquí rindióse á un pálido desmayo;
Pero cuando su rostro centelléa,
La alta montaña formidable humea,
Y vuelan el relámpago y el rayo.
Se alzó por fin, y puesto á mil sonrojos
Bajaba el melancólico semblante,
Y sólo á veces j>or algún instante
Tornaba al cielo sus llorosos ojos.
Entre negro terror y sobresalto
Al deshonrado Gólgota camina
Y al grave peso de la Cruz se inclina,
Falto de sangre y de consuelo falto.
Cuando se acerca á tí la Virgen bella.
En sus ojos, Señor, tus ojos clavas;
Pero al mirarla, de dolor temblabas.
Y al mirarte temblaba también ella.
Y suda de amargura y de congoja.
Viendo el sudor de tu humillada frente,
Y sin consuelo llora la inocente
Al ver el llanto que tu rostro moja.
Huérfana ¡ay Dios! y atónita de espanto
Te acompafla tu madre desvalida.
Pasada el alma con terrible herida.
Suelto el cabello y descompuesto el manto.
Entretanto, la Roma de Tiberio
Dominada de lúbricas mujeres,
Al fausto se entregaba y los placeres
Con escándalo inmenso del imperio.
Allá las damas sus hermosos cuellos,
El pecho y piés descubren licenciosas.
Mientras que por venderse las esposas
Perfuman sus adúlteros cabellos.
Piadosas i tu lado unas judías
Tu deshonra y suplicio van llorando:
¿Por qué no muestra corazón tan blando
El pueblo todo que escogido hablas?
'•¡Ay, no lloréis por mi! dices gimiendo,
Por vosotras llorad, y vuestros hijos:
Tiene el grande Jehová loa ojos fijos
En Salem y en el Gólgota tremendo.
"Si esto que veis le posa al inocente.
Al Hijo mismo del Creador del cielo,
¿Qué esperanza le queda de consuelo,
¿Qué esperanza le queda al delincuente?
"Un enemigo irresistible y duro
Os cercará de foso y de trinchera.
Matanza sin piedad habrá por fuera,
Matanza sin piedad dentro del muro.
"Temblarán las doncellas delicadas
De las armas romanas al estruendo,
Y de Jerusalem saldrán huyendo,
¡Ay! huyendo como aves espantadas.
"El extranjero, de piedad ajeno.
Con el pueblo será tan inclemente,
Que cruces faltarán para la gente,
Y para cruces faltará terreno.
"Vendrá la peste y la hambre asoladora,
Seguiránse batallas á batallas
Y abrasará palacios y murallas
Y el templo ¡oh Dios! la llama vengadora.
"Sangre y más sangre correrá en el foso,
Y en esas calles que oarán espanto,
Y en esas plazas húmedas del llanto
Del nifio, de la esposa y del esposo."
Dijo, y los pretorianos sus vasallos
Lo impelen y urgen con terrible acento,
Y al tocar en el Gólgota sangriento,
Cayó en tierra á los piés de los caballos.
Manuel Carpió.
AL DIVINO SALVADOR.
plegaria en una fiesta de la montana.
DeuH, coiivrrvus vivifcnbit
non: et ¡ilebx ftui loetabitur in te.
1'r.alm LXXXV, r. 7.
¡Oh mártir del Calvario!.. ..sublime nazareno
Que escuchas del que sufre la tímida oración.
Que amparas y consuelas en su pesar al bueno.
Que alientas del que es débil el triste corazón.
Piedad para los hijos del pueblo.que inocentes
En la miseria yacen: protéjelos, Señor,
Tú ves cómo se muestran en sus tostadas frentes.
Que inclinan sollozando, las huellas del dolor.
En tiempos ¡ay! mejores con tierno y dulce acento
Vinieron á cantarte de tu madero al pié;
Mas hoy las agrias heces apuran del tormento
Y solo su llanto te expresarán su fé.
¡ Perdón! Hoy no pudimos en medio á los pesares
Que el pecho nos traspasan, venir á tributar.
Ni palmas en el atrio, ni frutas á millares.
Ni aromas en tu templo, ni flores en tu altar.
Las huertas sin cultivo perdieron su verdura.
Baluartes los (Híñaseos de la montaña son,
Cadáveres de hermanos tapizan la llanura.
Y en vez de los arados arrástrase el cañón.
En los maizales tiernos las cañas se doblegan
Que de la sangre hiriólas el hálito mortal.
Las linfas abrasadas del río ya no riegan
Sino calladas mustias y estéril bejucal.
Nosotros, desdichados, debajo la cabaña
Las lágrimas vertemos en nuestro amargo pan.
Temblando por la guerra que invade la montaña
Temblando por los hijos que á arrebatarnos van.
Conturban las congojas el alma del creyente.
De duelo está la patria, de duelo está el hogar.
Los brazos caen rendidos, y en la abatida frente
Descarga rudos golpes la mano del j>esar.
Sefior.cuando en un tiempo vagaban peregrinos
Los hijos de tu pueblo, tú fuiste su sostén:
Tus hijos también somos, llegamos afligidos
Al pié de tus altares; protéjenos también.
Tú que la paz quisiste, A] óstol de los cielos.
Si á México contemplas, ¡oh! sálvalo, Señor!
Aparta de sus hijos el cáliz de los duelos,
Aparta de sus hijos el bárbaro rencor.
¡Oh cual en tu presencia renace la esperanza:
¡Cuán bella entre las sombras empieza á relucir!
¡Ah, sí, la blanca aurora ya surge en lontananza
¡Gracias, Seflor, es ella!....¡la paz del porvenir!
Entónces quemaremos incienso en tus altares:
Y en vez de esas coronas de fúnebre saúz.
Tendremos frescas palmas y rutas á millares.
Y flores de los campos que adornarán tu cruz.
Lic. Iffiincio AI. Altamiraiio.
JESUS CON LA CRUZ A CUESTAS.
El Hijo del Inmenso, el Infinito,
Sale ya, de su Padre abandonado.
Hácia el Calvario, con la cruz cargado.
Gimiendo bajo el peso del delito.
Desde la eternidad estaba escrito
Muera el justo, libértese el culpado;
Sea inocente Jesús sacrificodo,
Y alcance redención Adán proscrito.
\¿Qué te espera, Seflor, sobre esa altura?
Los clavos y la muerte tormentosa.
La bebida de hiél y de amargura:
De tu madre la vista lastimosa:
La ingratitud del hombre ¿Y aun procura
Llegar alU tu planta presurosa?
Jo*é Joaquín Pemdo.
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Cruz, Pablo. El Regidor. (San Antonio, Tex.), Vol. 9, No. 355, Ed. 1 Thursday, April 2, 1896, newspaper, April 2, 1896; San Antonio, Texas. (https://texashistory.unt.edu/ark:/67531/metapth193070/m1/2/: accessed June 30, 2024), University of North Texas Libraries, The Portal to Texas History, https://texashistory.unt.edu.; crediting UT San Antonio Libraries Special Collections.